La jueza deja en libertad con cargos al presunto pedófilo detenido en Santander

Este hombre de 58 años y vecino del barrio Castilla-Hermida fue detenido tras un forcejeo con dos policías locales que querían revisar la máquina con la que supuestamente había estado grabando a niños desnudos en la playa, en las duchas y en el paseo, cambiándose de ropa. El individuo se mostró muy nervioso desde el primer momento y una de las cosas que más le preocupaba era que se enteraran en la empresa en la que trabaja y que le despidieran. «¡Nadie lo sabe!», gritaba como si fuera un atenuante. Pero la Policía Local consiguió reducirle para comprobar que, efectivamente, tenía decenas de vídeos de menores desnudos.

Aunque no tiene antecedentes relacionados con la pedofilia, los agentes trasladaron el caso a la Policía Nacional para que el grupo especializado que aborda estos temas se encargara del asunto. Desde que fue detenido y hasta la mañana de ayer, el presunto pedófilo ha permanecido detenido en comandancias policiales hasta que pasó a disposición judicial. Pocas horas después salió por la puerta.

El hecho de que haya quedado en libertad con cargos significa que no hay riesgo de fuga o de destrucción de pruebas. Desde este periódico se ha intentado hablar, sin éxito, con fuentes del Juzgado de Instrucción Número 3, que es el que lleva el caso al estar de guardia el pasado martes.

Fuentes de la Policía Local y Nacional piden colaboración ciudadana siempre que vean a alguien 'sospechoso' grabando o haciendo fotos a menores como el caso de este presunto pedófilo en El Sardinero.

«Cuando estas cosas ocurren se habla también con los padres de los pequeños fotografiados por si se han sentido agredidos de alguna forma», comentan desde el Cuerpo. Además y solo si el juez lo pide, se registra su domicilio para saber si tiene más material sensible y si lo distribuye por internet. En el caso de este vecino de Santander no ha trascendido si ha habido alguna actuación al respecto.

«Lo pornográfico es aquello que desborda los límites de lo estético, lo erótico y lo ético con finalidad de provocación sexual y ausencia de valor literario, artístico o educativo». En cualquier caso, la frontera entre unos y otros tipos es siempre difícil de establecer y quedará a la libre apreciación del tribunal al que le toque valorar este caso. Pero estar en posesión de material pornográfico de menores es, de por sí, un delito.

Un estudio científico internacional sobre la materia asegura que la mitad de los consumidores de pornografía infantil desearían dejar de consumirla, un tercio ha intentado pedir ayuda y menos del 5% recibe tratamiento.

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