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La prueba clara para atribuirle el delito fue la cámara fotográfica que portaba, que contenía decenas de vídeos recién grabados de menores desnudos, cambiándose de ropa en la arena o en las duchas de la segunda playa de El Sardinero. Al hombre que los guardaba, ... de 58 años, vecino de Santander, le sorprendieron a la una del mediodía de este martes cuando un agente de movilidad fuera de servicio le observó tomando esas imágenes desde los jardines de Piquío, frente al arenal santanderino. «Estaba escondido entre la zona arbolada, grabando vídeos sin pausa hacia la playa, sobre todo en la zona de las duchas», cuentan fuentes del cuerpo municipal.
El agente de movilidad, que se encontraba fuera de servicio, avisó a dos compañeros que se encontraban realizando labores de paisano por la ciudad; pero poco después de que lo hiciera, el sospechoso abandonó los jardines y tomó un autobús. Inmediatamente los agentes rectificaron y siguieron al vehículo público hasta que subieron en una de las paradas.
Una vez dentro, identificaron al sospechoso con la ayuda de la descripción que por teléfono continuaba detallando el agente de movilidad y se acercaron a él. «Hola, somos policías, estamos de paisano», le explicaron. «¿Puedes bajar en la siguiente parada?Queremos hablar contigo», le invitaron, a lo que el hombre reaccionó airado: «¡No me hagáis esto!».
Uno de los agentes se dirigió al frente del vehículo para pedir al conductor que se detuviera mientras el otro continuó hablando con el hombre, que cuando se vio descubierto, intentó por todos los medios de borrar el contenido pedófilo que guardaba en la tarjeta de memoria de la cámara. El agente que se encontraba con él le arrebató la cámara y entonces se produjo el forcejeo. «El sujeto propinó a los agentes manotazos y golpes. Ofreció mucha resistencia a ser detenido», cuentan fuentes policiales.
Los dos policías tuvieron que bajarle del autobús y en la calle, frente al número 3 de Calvo Sotelo, le inmovilizaron en el suelo a la espera de que llegasen refuerzos. Mucha gente, que no entendía lo que estaba sucediendo, confundió la situación con un robo y trató de ayudar al sospechoso. Al menos hasta que llegaron los agentes uniformados y apoyaron a sus compañeros de paisano. Les ofrecieron los grilletes y entre todos lograron detener al supuesto pedófilo.
Cuando los policías comprobaron la cámara, descubrieron que, efectivamente, guardaba decenas de vídeos de menores desnudos en la playa, en las duchas, o en el paseo, cambiándose de ropa.
Los agentes condujeron al calabozo para más tarde ponerle a disposición judicial. Se le imputan dos delitos: contra la libertad sexual y de atentado a agente de la autoridad. La investigación podría pedir una orden judicial para inspeccionar la vivienda del hombre en busca de más imágenes pedófilas.
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