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Un complicado arranque de verano ha puesto a prueba la capacidad de respuesta de los hospitales cántabros. Al crecimiento de la demanda de atención por el acostumbrado aumento de población durante la temporada estival, derivado de la condición de destino turístico de Cantabria, se ha ... añadido un repunte de infecciones por covid en una octava ola con incidencia disparada, que también ha afectado a las plantillas de sanitarios, siempre justas en esta época de vacaciones.
El compromiso del personal y la capacidad de reorganizar el trabajo han sido las claves para soportar unas semanas críticas, una situación que se ha ido normalizando conforme la última arremetida de la pandemia iba perdiendo fuerza.
El coronavirus sigue entorpeciendo el trabajo de los profesionales en los hospitales cántabros, como también lo hace en los distintos centros de salud, que soportan más directamente la sobrecarga de trabajo del verano. A pesar de ello, los hospitales han conseguido mantener la actividad programada sin apenas cambios, de modo que el covid no condiciona ya el normal funcionamiento, aunque sí exija un esfuerzo añadido.
La llegada de turistas a la región se traduce habitualmente en un aumento de casos atendidos en Urgencias y, también, en Intensivos y Traumatología. Ciertamente, esta mayor presión asistencial se deja notar con más fuerza en Valdecilla, donde el servicio de Urgencias ha batido récords, con un 10% de pacientes por encima de los esperados. También Laredo ve crecer cada verano su número de usuarios, al atender a toda la población flotante que se asienta sobre la zona oriental.
Pero este mes de julio ha resultado aún más exigente de lo habitual por un inesperado repunte de los contagios de covid, por un virus que esquiva las vacunas y la inmunización natural de infecciones previas. La hospitalización de enfermos de coronavirus siempre resulta compleja: aunque Sanidad distinga entre ingresados 'por' y 'con' covid para ajustar las estadísticas, lo cierto es que la atención a cualquiera de esos pacientes obliga a seguir un protocolo especial en los centros hospitalarios.
Otra de las particularidades de este mes de julio que ahora termina es la ola de calor que afectó a Cantabria, como al resto de España, y que dejó temperaturas nunca vistas en la región. Golpes de calor, descompensaciones y problemas entre los ancianos y la población más vulnerable fueron sus principales consecuencias.
Si todos los veranos se afrontan con escaso personal por las vacaciones en las plantillas, durante el mes de julio este problema se ha acentuado por los contagios por covid entre los sanitarios. La propia pérdida de fuerza de la pandemia ha contribuido a la normalización de la situación.
Según Carlos Ateca, secretario de Negociación Colectiva de la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CC OO en Cantabria, a estos problemas coyunturales se añade una escasez de efectivos en el área de Enfermería que afecta a todos los hospitales de la región. Según Ateca, la dificultad que el Servicio Cántabro de Salud se encuentra para cubrir los puestos podría ser menor. «Lo que nosotros pedimos es que se paguen los excesos de jornada como horas extras, no como lo hace la Administración, por debajo de la hora ordinaria. Desde hace dos años venimos pidiendo un acuerdo para los excesos de jornada, para que los trabajadores que quieran hacer una jornada que no les corresponde la realicen de forma voluntaria y bien retribuida».
Para el representante de CC OO, mientras no cambie el enfoque de Sanidad será complicado encontrar una solución. «Entre las enfermeras hay renuncias y más bajas de la cuenta debidas al cansancio y el estrés: el empeoramiento de las condiciones laborales y los cambios en las carteleras que impiden que exista una verdadera conciliación son generalizados, y agudizados por la situación que tenemos. Quienes renuncian se marchan a otros sitios donde se respeten más su trabajo y sus horarios».
Urgencias concentra el aumento de atención en los hospitales cántabros, de ahí que sus responsables realicen un llamamiento a la población para que usen de forma adecuada este servicio, y solo en las ocasiones que resulte verdaderamente necesario.
Valdecilla, Sierrallana, Laredo y Tres Mares prevén un agosto más tranquilo, por la actual progresión de la pandemia, con una menor circulación del virus, en la línea habitual de otros veranos.
Hospital Marques de Valdecilla
Aunque el covid ya no representa el gran problema que sí fue meses atrás, sigue entorpeciendo el desarrollo normal de la actividad en el Hospital Valdecilla, y lo hace en el momento más inoportuno, coincidiendo con el periódico aumento de la demanda que se produce en verano. Después de un julio con algunas semanas complicadas, agosto se presenta algo más tranquilo en comparación, según explica el director gerente, Rafael Tejido.
«Parece que el mes de julio ha tenido dos partes. En la primera, durante quince o veinte días, coincidiendo con una alta incidencia de covid, hemos tenido mucha actividad en Urgencias, muchos ingresos: hemos llegado hasta los 124 pacientes covid –el 12 de julio–. Después, con el descenso de esta última ola, en los últimos ocho o nueve días, hemos notado un menor impacto en la hospitalización y menor concentración de urgencias, y también menos personas covid ingresadas, por debajo del centenar. El punto de inflexión se ha producido hace una semana, cuando también se ha reconducido la situación en lo que respecta a las bajas de profesionales por covid».
En los momentos más difíciles del mes, en cuanto a la incidencia del coronavirus en la plantilla, ha habido más de cien trabajadores de baja, y ahora no llegan a la treintena. La falta de esos profesionales ha resultado muy inoportuna en una temporada en que la presión asistencial se incrementa. «En Urgencias, hemos experimentado un aumento del 10% frente a máximos históricos registrados en 2017: si, habitualmente, el número de casos atendidos en verano oscila entre los 350 y los 370, este julio hemos estado por encima de los 400, llegando casi a los 450. Entre la población infantil, se ha pasado de 70-90 casos a estar entre 100 y 120».
El aumento de población que se produce en verano, como consecuencia de la llegada de turistas, y la influencia del covid y de otras infecciones respiratorias, han sido las causas principales que han provocado ese incremento de demanda, a las que se han sumado las derivadas de la intensa ola de calor que afectó a la región. «Ha sido el mes de julio con mayor número de ingresos de la historia del hospital», destaca Tejido.
«Valdecilla está sometido a mucha presión que afecta a varias áreas en verano, debido al carácter turístico de Santander y de Cantabria. La demanda de atención más habitual está relacionada con accidentes –con un impacto importante en Trauma, Intensivos y Urgencias–. Y este año estamos viendo en el perfil de los ingresados más personas mayores con patologías crónicas descompensadas, algo que antes resultaba más habitual durante el invierno, debido a los catarros y las gripes».
El covid ha dejado de condicionar el trabajo en el hospital y, en este momento de la pandemia, puede considerarse como un factor que exige más esfuerzo y organización al personal, algo que se está asumiendo, evitando que afecte a la normal actividad.
«El efecto del covid en Valdecilla ha cambiado totalmente respecto a otros momentos de la pandemia –valora el gerente del hospital–. La presencia del virus nos está complicando, pero lo estamos asumiendo sin tener que modificar la actividad normal. Es cierto que hemos mantenido una serie de estructuras para seguir haciéndole frente: contamos con 28 camas de hospitalización reservadas para estos pacientes, así como con una unidad de Intensivos, una sala de Urgencias... pero todo el resto funciona con absoluta normalidad, no como en otras ocasiones anteriores, cuando nos veíamos obligados a desplazar equipos y asistencia a otras unidades».
«El covid dificulta la actividad, y seguimos teniendo pacientes; como hacemos pruebas antes de cualquier ingreso, el virus también obliga a veces a suspender alguna intervención programada, pero no nos está impidiendo trabajar con normalidad».
Tejido defiende que la plantilla del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla está «bastante bien dotada, en general». «Lógicamente, cuando hemos sufrido bajas concatenadas lo hemos notado, pero no puede hablarse de un problema de cobertura de plantilla, sino de algo coyuntural. Quizás en el ámbito de Enfermería nos encontremos más justos, pero todo está dentro de lo razonable».
El verano siempre supone una disminución de la actividad quirúrgica en el hospital Valdecilla: a la reducción propia de la época estival por el menor número de trabajadores disponibles por las vacaciones, se han añadido este año las bajas entre el personal por el covid. Todo ello afecta a las listas de espera.
«Siempre hay disminución de las actividades programadas, que se pueden diferir por las vacaciones, y también ha influido el aumento de bajas. No obstante, las listas de espera, en el último corte de junio, habían disminuido desde marzo. Empeoraron durante la sexta ola, que forzó el desplazamiento de bastante actividad quirúrgica, pero desde abril hasta junio hemos tenido una tendencia de descenso, tanto en número de pacientes como en demora. En verano, inevitablemente, siempre aumentan algo».
Agosto se presenta «mejor que julio». «Seguiremos con este aumento de población y el covid que, aunque ha bajado, sigue presente, pero creemos que será mejor mes que julio, en el que la mayor demanda en Urgencias se traduce en demoras. Es muy importante que la gente sea consciente de que solo se debe acudir a este servicio cuando sea necesario», concluye Tejido.
Hospital Comarcal de Laredo
La incidencia de la última ola de covid, ahora en plena retirada, ha marcado la incertidumbre durante la primera parte del verano en el Hospital Comarcal de Laredo. Una preocupación añadida a la que representa la elevada afluencia turística que registran los municipios de la zona oriental a los que da cobertura. Mónica Hernández, gerente del centro hospitalario, respira con cierto alivio al ver cómo la curva de incidencia parece entrar en su fase de declive. «Estamos resistiendo», resume de forma gráfica, aunque reconoce que hasta el 31 de agosto no podrán bajar la guardia. Como cuestión específica, el centro pejino se sumergió en el verano con once nuevas contrataciones y la itinerancia de anestesistas entre el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (HUMV) y el Hospital Comarcal de Laredo para dar cobertura a las guardias. Fue el famoso 'parche' articulado por la Consejería de Sanidad ante la falta de profesionales, del que la gerente hace una valoración muy positiva. Sobre los nuevos fichajes, destaca que «son excelentes profesionales, se están adaptando al hospital muy bien». Y en cuanto a los que comparten con el HUMV, su balance es prácticamente calcado. «La integración ha resultado excepcional, están colaborando todos, son unos excelentes profesionales», reitera. De cara a la reversión de esta medida a finales de agosto, la gerente se muestra confiada en que podrán salir airosos.
«El problema con los anestesistas era las coberturas de las guardias. En agosto dos personas que tenían exención de guardias por atender al cuidado de sus hijos se incorporarán como disponibles. Si a ello le sumamos el anestesista contratado en plantilla, entendemos que la cobertura de guardias la podríamos afrontar, salvo que surjan circunstancias imprevistas», matiza.
De vuelta al análisis del verano, Mónica Hernández señala que «en Urgencias hemos tenido un número similar a la época prepandémica, con días muy puntuales en los que se han doblado las atenciones. Ahí lo que notamos es que los pacientes que vienen son un poco más complejos –con enfermedades crónicas– que antes de la pandemia». En cuanto a hospitalización, explica que «a mediados de julio llegamos a tener 33 pacientes hospitalizados entre 'por covid' y 'con covid', lo que equivale a casi tener una planta de Medicina Interna llena». Superado ese momento crítico, reconoce que «ahora estamos un poquito mejor. Nos quedan camas de hospitalización libres, pero mantenemos aún abierto el hospital de día, al que tuvimos que recurrir días atrás y que tiene ocho pacientes». En este diagnóstico, añade otra buena noticia. «Hemos mejorado en que el número de profesionales de baja por covid ha disminuido ostensiblemente, y eso también facilita la actividad».
Más allá de lo imputable a la pandemia, la gerente señala que el alivio de su impacto «no significa que no tengamos ingresos, porque estamos en una zona muy turística y siempre ha habido hospitalizaciones». En este sentido reconoce que «sí que notamos muchísima afluencia turística y muchísimos pacientes de otras comunidades autónomas que ingresan en el hospital, pero eso no es algo distinto a lo que ocurre otros veranos en Laredo». Es aquí cuando desliza un dato que puede ser leído más allá de lo anecdótico. «A veces ofrecemos a los pacientes de otras comunidades, sobre todo del País Vasco, trasladarles a su lugar de origen y prefieren quedarse en nuestro hospital». De cara a lo que queda por delante, insiste en que si la presión del covid remite, la situación será más llevadera. Pero recela de las confianzas. Finalmente, celebra que, en lo que va de verano, no se hayan registrado episodios graves por rescates o ahogamientos. «Ojalá que siga así», concluye.
Hospital de Sierrallana y Hospital Tres Mares
«La situación ha sido compleja», reconoce el gerente de los hospitales Sierrallana, de Torrelavega, y Tres Mares, en Reinosa, Pedro Herce. Como en el resto de centros hospitalarios de Cantabria, estos se han visto obligados a hacer frente a las exigencias de la pandemia y a los efectos de la ola de calor entre la población más vulnerable en una temporada del año en que no disponen de los mismos efectivos por las vacaciones del personal y la merma de efectivos por contagios de covid. Tras un difícil arranque de julio, la colaboración del personal y la reorganización de la actividad han evitado que el trabajo programado en los hospitales se resintiera.
«Al inicio del mes de julio fue preciso mantener abiertas todas las unidades de hospitalización como si estuviéramos en un escenario de otoño-invierno, pero en un periodo vacacional en el que no se dispone de los mismos efectivos que el resto del año, una circunstancia que es especialmente manifiesta en el caso de los profesionales de enfermería y personal médico, al que se suma que las bolsas de contratación están agotadas y que se ha producido un porcentaje de contagios de covid-19 en profesionales sanitarios proporcional al de la población general».
El pico de hospitalizaciones por covid se produjo al final de la primera semana de julio, aunque la situación se mantuvo «muy tensionada» durante la segunda semana por la ola de calor, que provocó ingresos por descompensaciones y reagudizaciones en pacientes ancianos y vulnerables. «En cualquier caso, los hospitales no han tenido que suspender actividad programada por falta de camas ni derivar a ningún centro de referencia y esto ha sido debido, una vez más, fundamentalmente, a la colaboración del personal y la intensa labor de gestión realizada desde los servicios para replanificar la actividad y reasignar efectivos haciendo en su caso turnos extra».
En lo que se refiere a las Urgencias, Herce señala que se ha observado un aumento en comparación con el mismo periodo del año pasado.
La planificación establecida en Sierrallana y Tres Mares para agosto «mantiene un escenario continuista respecto a la realizada en veranos anteriores», contando con un descenso de la incidencia por covid.
«De nuevo, desde esta gerencia se apela a la responsabilidad individual para hacer un uso responsable de las Urgencias hospitalarias, porque consideramos relevante, con los datos observados en julio, la necesidad de disminuir la presión sobre las Urgencias hospitalarias en agosto, debido a la falta de personal disponible para la contratación estival en estas fechas y al incremento de visitantes este año en Cantabria. Recordar, una vez más, que las Urgencias hospitalarias deben dedicarse a la atención de casos más graves y no saturarse con patología no urgente, leve o demorable».
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