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NACHO GONZÁLEZ UCELAY
Santander
Lunes, 15 de octubre 2018
La imparable escalada del precio de los carburantes como consecuencia del encarecimiento del coste del barril Brent, que ha tocado los valores más altos vistos en los últimos cuatro años, está provocando inusuales alteraciones en los paneles informativos de las estaciones de servicio españolas y, ... por ende, de las cántabras. Sobre todo en los indicadores específicos del gasóleo de automoción. Impensable hace sólo unos meses, el precio que cobran algunas gasolineras por un litro de diésel es ya superior al que cobran otras por un litro de gasolina.
Llamativo, porque no es el habitual ni aún vinculándolo al régimen de la libertad de precios que impera en el mercado de los carburantes, ese dato no es sino un anticipo del porvenir que le aguarda al diésel a partir del próximo día 1 de enero, que es cuando el Gobierno central tiene previsto equiparar al alza los impuestos especiales que se pagan por el diésel y la gasolina.
420.783 vehículos hay matriculados actualmente en la comunidad autónoma de Cantabria.
37.102 nuevos vehículos se han incorporado al parque móvil regional en la última década.
14 céntimos/litro podría subir el precio del diésel con la equiparación de los impuestos.
1,339 euros llegó a costar esta semana el litro de diésel en una gasolinera de la región.
1,269 euros costaba esta semana el litro de gasolina en una estación de servicio de la capital.
Entonces sí, el presidente de la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEEES), Jorge de Benito, que desde que comenzó a trabajar en el sector, «en la época de la liberación del monopolio, allá por el año 1992», nunca había visto el precio del diésel más alto que el de la gasolina en una misma estación de servicio, lo verá en cualquiera en la que se pare a repostar.
Jorge de Benito | Estaciones de Servicio
«El diésel siempre ha sido más caro que la gasolina antes de impuestos, de modo que, sí, en el momento en que esa medida se haga efectiva, en las estaciones de servicio veremos que el valor de los carburantes se invierte», dice de Benito, que ya ha hecho algunos cálculos. «En el caso de que llegue a producirse esa equiparación de los impuestos especiales de ambos productos, el precio final del diésel subiría alrededor de los 14 céntimos/litro. Si esta medida se hubiera aplicado el pasado mes de septiembre, la gasolina hubiera sido aproximadamente entre 18 y 22 céntimos/litro más barata que el diésel».
Manu Andoni Ruiz | Sector del taxi
De Benito, que recuerda que durante los últimos doce meses el precio del diésel ha aumentado un 16% frente a un 14,5% del de la gasolina, reconoce que este incremento del coste del gasóleo de automoción se está viendo reflejado en las estaciones de servicio del mismo modo que en los concesionarios de coches: «Las ventas de diésel están bajando y, al revés, las ventas de gasolina están subiendo».
Daniel Álvarez | Sector del autobús
También está influyendo en la normal actividad de otros sectores, sobre todo aquellos vinculados directamente con el transporte de viajeros o de mercancías.
Por ejemplo, el del taxi, que ya sopesa la posibilidad de solicitar una revisión de sus tarifas al alza para amortiguar los daños económicos que le causará la subida del precio del diésel prevista en enero.
José Vicente González | Sector del camión
De acuerdo con las cifras del presidente de la Federación Cántabra del Taxi, Manu Andoni Ruiz, actualmente hay en la región 512 taxis. El 75% se desplazan con gasóleo A, carburante del que se sirve en su propio surtidor.
«Nosotros le compramos el diésel directamente a una refinería, así que lo adquirimos a un precio por debajo del mercado», explica. «Pero eso no significa que la subida no nos afecte. Claro que nos afecta. En la misma proporción en que afecta a los demás», aclara.
Ruiz recuerda que el encarecimiento del precio de los carburantes, y del diésel más en concreto, «conllevará un incremento de los costes de explotación de actividad que repercutirá en los usuarios» porque la revisión de las tarifas se realiza en base a los gastos que genera el propio taxi, que en el caso de los combustibles y lubricantes supera el 20%.
Sin haberse sentado aún a negociar, el presidente del colectivo cree que la subida del precio del diésel podría traer consigo el próximo año un incremento de 10 céntimos en la bajada de bandera.
La subida de los precios de los carburantes también está empezando a dejar una honda huella en el sector dedicado al transporte de viajeros, bien de los servicios urbanos, que dependen de los ayuntamientos, bien de los de líneas regulares, que dependen de las comunidades autónomas.
Según explica el presidente de la Unión Patronal de Autotransporte de Viajeros de Cantabria, Daniel Álvarez, en ambos casos las tarifas que pagan los viajeros por desplazarse «vienen impuestas por los contratos firmados con los ayuntamientos o las comunidades autónomas», así que, a diferencia de los taxistas, «nosotros no podemos repercutir en los viajeros el aumento del precio del combustible».
La subida, por lo tanto, no va a afectar a los usuarios pero sí lo har áal equilibrio económico de las empresas de transporte de viajeros, «que vamos a tener que asumir íntegramente ese coste».
Al gremio le queda la esperanza de que el Gobierno de Pedro Sánchez cumpla con su compromiso de habilitar una línea de ayudas específica a través de la cual se pueda canalizar la devolución de los sobrecostes que va a generarle el incremento de los precios de los carburantes, pero eso, dice el presidente, es harina de otro costal.
Hasta que eso ocurra, o no, Álvarez seguirá mirando de reojo al precio del diésel calculadora en mano. «Es que si esa medida entra en vigor, el trayecto Bilbao/Barcelona, por poner un ejemplo, nos costaría 40 euros más».
No es el único que ha empezado a aplicarse en eso de las matemáticas. Náufrago en un mar de problemas -«este sólo es uno más», asegura- el presidente de la Asociación de Empresarios del Transporte de Cantabria, José Vicente González, calcula que a un transportista que recorra 100.000 kilómetros al año «el aumento del precio del diésel le va a suponer un desembolso de entre 500 y 600 euros más al mes» a partir de enero.
Eso son entre 6.000 y 7.200 euros anuales, un dinero que, afirma, «no vamos a poder repercutir en nadie porque en nuestro sector la competencia es feroz y algunos están dispuestos a asumir esa cantidad si con ello no ven afectada su cartera de clientes».
González, que insiste en que la subida del precio del diésel, principal surtidor de los transportistas, «no va a afectar en ningún caso ni a los cargadores ni a los consumidores, sino que va a afectar a los beneficios de las empresas del sector», también está pendiente de las maniobras del Gobierno al respecto, «porque, ya sabe, hoy te cuentan una cosa y mañana otra diferente». Y ante el panorama que se avecina, y que ya se puede contemplar en los paneles de las estaciones de servicio, «estaría bien que encontraran una solución».
El parque automovilístico de Cantabria ha crecido un 9,6% entre los años 2008 y 2018, década en la que el número de vehículos matriculados en la provincia ha pasado de 383.681 a 420.783 para incrementar la flota regional en 37.102 unidades.
Buceando en los datos facilitados por la Dirección General de Tráfico no se observan alteraciones significativas en el tipo de carburantes que tanto camiones y furgonetas como autobuses y motocicletas han venido usando estos diez años. En todos estos casos, sin excepción, las cifras al respecto se han sostenido casi invariables.
Camiones y furgonetas (56.593) y autobuses (626) continúan desplazándose movidos por el diésel (52.180 y 622 respectivamente) mientras que las motocicletas (38.898) siguen rodando propulsadas por la gasolina (38.727).
Sí se aprecian, y de forma clara, en el sector concreto del turismo, donde el 'subidón' de los diésel es muy llamativo.
En el año 2008 había matriculados en Cantabria 280.382 turismos: 152.828 diésel, 127.448 gasolina y 106 impulsados con otras energías. Ahora, en el año 2018, hay 305.235: 186.826 diésel, 117.992 gasolina y 417 movidos por otros combustibles. Es decir, que en esta última década el parque móvil de los diésel ha aumentado en 34.000 unidades mientras que el de los gasolina ha disminuido en 10.000.
Ese llamativo aumento producido en el segmento de los turismos –un 22,2% nada menos– ha agigantado las diferencias existentes entre los vehículos diésel y los gasolina en la comunidad de Cantabria, donde si en 2008 eran considerables (213.478 diésel, 162.757 gasolina y 7.446 alternativos) en este 2018 son ya ciertamente abrumadoras en favor del gasóleo de automoción: 247.678 diésel, 162.969 gasolina y 10.136 alternativos.
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