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El próximo jueves, 8 de septiembre, arranca en Cantabria el curso escolar más caro de la historia como consecuencia de una inflación desbocada que en agosto se mantuvo por encima del diez por ciento (10,4%), unida a la escasez e incremento del precio de ... las materias primas por la guerra de Ucrania, que ha tenido un impacto importante en el precio final de la gran mayoría de bienes y servicios.
Con este panorama, las familias cántabras encaran una cuesta de septiembre muy empinada, que les va a suponer un encarecimiento del 30% en los gastos de la vuelta el cole respecto al año pasado, según los datos que maneja la Unión de Consumidores de Cantabria, tras consultar varios estudios particulares realizados en España. Así, el gasto medio por alumno cántabro ascenderá este año a los 419 euros, 95 más que en 2021.
Aunque muchas familias aún desconocen todos los gastos que tendrán que asumir en este curso, algunos ya han podido comprobar que el material escolar, la ropa o las actividades extraescolares han sufrido un incremento importante sobre el pasado año.
Según los datos aportados por la Librería Gil de Santander, el papel se ha encarecido un 25%; los libros de texto, entre el 12% y el 15%; las mochilas, entre un 10% y un 15%; y las carpetas de plástico, sobre un 20%. «En general, el gasto de material escolar ha subido entre un 15% y un 20%», ilustra el propietario de esta librería, Ángel Gil, que recuerda que tienen una campaña especial de precios, entre otras razones, «para poder competir con las grandes superficies».
Desde la Unión de Consumidores de Cantabria apuntan a la subida de la luz, «que en un año se ha disparado casi un 50%, y del combustible (más del 20% en gasóleo y el 30% en gasolina)», como algunas de las causas del encarecimiento tanto del material escolar, como del transporte, la ropa, la alimentación (comedores) y las extraescolares.
«No es de recibo los constantes cambios en planes de estudio que conllevan la renovación de los libros. Por eso consideramos que la gratuidad del libro de texto es para el consumidor español una reivindicación insoslayable, que jamás se ha llegado a implementar del todo, o al menos correctamente, pues se ve sustituida por medidas caritativas como concesión de subvenciones. O de iniciativa cuasi-privada, como los bancos de libros, que tratan, noblemente, de paliar un problema evidente», apunta el coordinador de este colectivo, Francisco Bautista, que considera la educación como un «derecho-deber».
Como es lógico, entre las familias hay cierta preocupación por este impacto económico en sus ya maltrechos bolsillos. Mónica Haro, presidenta de Concapa (Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y padres de Alumnos), traslada esa inquietud por el incremento general de los costes de la vida y, en concreto, el de aquellas familias que van a tener que comprar libros nuevos en los cursos impares (Primaria, Secundaria y Bachillerato) debido a la nueva Ley de Educación (Lomloe). Según sus cálculos, el coste medio por alumno estará por encima de los 400 euros, «una cifra bastante superior a la del curso pasado».
Tal es el impacto de esta vuelta al cole que Haro apunta que «muchas familias han tenido que renunciar a parte de sus vacaciones». Y por eso coincide en que la Administración «debería echar una mano» en forma de subvenciones. «Todos queremos que la gratuidad de la enseñanza sea real y no solo un deseo, y que todos puedan acceder a ella en igualdad de condiciones».
En su opinión, el banco de recursos (o de libros) funciona «muy bien», pero a las familias cántabras que van a tener que comprar libros nuevos este año y el próximo (en el caso de los cursos pares) hay que ayudarlas. «El Gobierno tenía que haber prorrogado un año la entrada en vigor de esta ley que lleva aparejada un retraso en los decretos y los currículos educativos, además de que hay presentados varios recursos en los tribunales». La presidenta de
Concapa critica que cada gobierno apruebe una nueva ley educativa y unos nuevos textos. «Ya que no se ponen de acuerdo todos los partidos para dar una estabilidad, que al menos asuman todos los gastos en lugar de las familias».
Igual de «preocupado» se muestra Chema Torre, presidente de la Federación de Asociación de Padres y Madres de Cantabria (FAPA). «Todavía no sabemos cuánto nos va a costar la vuelta al cole, pero damos por hecho que más que en 2021».
Atendiendo a las dificultades de las familias, la Consejería de Educación hará este año un «esfuerzo adicional» en el caso de los comedores escolares –que tienen 10.200 comensales, de los que 5.000 tienen derecho a la gratuidad total o parcial del servicio– y asumirá el aumento que puedan repercutir en el servicio las empresas adjudicatarias.
Así, en el acuerdo marco de comedores que entrará en servicio en las próximas semanas, el Gobierno fija el precio máximo que las empresas adjudicatarias pueden cobrar por comensal. Es una cifra que varía en función de tres variables: el número de comensales, si la comida se elabora en el propio centro y si el servicio cuenta o no con vigilancia. Así, va de los 4,40 euros que pueden cobrar como máximo en un comedor escolar de más de 200 alumnos sin vigilancia, a los 7,20 de tope en comedores de menos de 30 comensales, con vigilancia y con servicio in situ de elaboración de comidas. Estos precios pueden verse incrementados en un euro para los usuarios esporádicos de comedor.
Educación publicará una resolución para que ninguna familia pague más de 5,5 euros diarios, y se hará cargo de la cantidad que pudiera superar esa cifra. «Con esta medida tendremos, además del 50% del alumnado con ayudas totales o parciales, al resto con un precio topado, de modo que en ningún caso el servicio de comedor supere los 110 euros mensuales, sino que sea, siempre, menor a esa cifra. En la práctica, supone que la casi todas las familias pagarán este curso lo mismo o menos que el pasado», explican desde la Consejería.
El transporte escolar será gratuito para el alumnado de FP y Bachillerato de 31 núcleos rurales de once nuevos municipios, a los que hay que sumar otros 38. Y para el banco de recursos, Educación aportará a los centros públicos y a los concertados que lo solicitan 100 euros por cada alumno de 1º y 2º de Primaria y 30 por el resto, salvo en FP básica, donde se otorgan 50 euros por estudiante, y otras excepciones. Esa cantidad se verá complementada con aportaciones municipales (hay 29 ayuntamientos con convenios de colaboración).
Familia López San Millán - Castro Urdiales
Muchas familias de Cantabria aún no conocen con detalle todos los gastos a los que tienen que hacer frente de cara al nuevo curso escolar y, por tanto, no saben cuánto más les va a costar la educación de sus hijos.
La familia López San Millán, de Castro Urdiales, se encuentra en esta situación. De momento sólo sabe que tendrá que pagar este mes de septiembre 4,80 euros diarios de comedor por cada uno de sus dos hijos (Raúl, de 6 años, y Mario, de 9). La cuantía del resto de meses la desconocen, ya que no será hasta mañana, lunes, cuando asistan a una reunión informativa en su centro escolar, el CEIP Riomar.
«Este primer mes nos cobran lo mismo que el año pasado, no sabemos si los siguientes meses subirán o no», apunta Alberto López, padre de esta familia. Este es el gasto más importante para ellos a lo largo del curso escolar, puesto que sus dos hijos recurren cada año al banco de libros (tiene un coste de 30 euros que no ha variado y que ya abonaron el pasado mes de junio).
56euros al mes pagarán por la academia de inglés a la que asistirá su hijo mayor.
A la espera de esa reunión informativa, «que no entendemos por qué no se ha celebrado antes», ya disponen del listado de material escolar que tienen que comprar para su hijo pequeño, que este año cursará 1º de Primaria. «Tenemos que comprarle un cuaderno, lápices, pinturas, rotuladores... Pero aún no sabemos lo que nos costará», señala Laura San Millán, la madre. «El papel ha subido bastante así que nos saldrá más caro todo», advierte su marido.
Lo que sí tienen ya controlado es el gasto en ropa, chándales y playeras, «que en el caso del mayor me han costado sobre cinco euros más», y el de alguna de las extraescolares, como las clases de inglés. «Al mayor le vamos a llevar a otra academia y el precio es más alto, nos vamos a gastar seis euros más al mes: de 50 que pagábamos el año pasado a 56 este año». En el caso del resto de extraescolares, esta familia desconoce aún los precios. «En el colegio hacen una par de ellas hasta las cinco de la tarde, y no podemos descartarlas porque nos vienen bien para conciliar con nuestro trabajo. Pero suelen ser más baratas que las que se realizan fuera», apunta Laura, que calcula que estas actividades suponen sobre 15 euros en el caso de las que son una hora a la semana, y 20 cuando son dos horas. «En otros centros saben desde el curso pasado los precios de este año», se queja.
En cualquier caso, tienen claro que no van a renunciar a ninguna actividad «aunque suba el precio». De hecho, esta familia está adoptando otra serie de iniciativas para reducir sus gastos mensuales por otro lado. Como, por ejemplo, cambiar la tarifa de su compañía telefónica. «Hemos rebajado la factura doce euros, aunque hemos tenido que renunciar a la televisión por cable». También han pensado en recortar los gastos en alimentación, «que es lo que más ha subido», «aunque eso supondría comparar precios de todos los supermercados y no tenemos tiempo».
Familia Diego Cosgaya - Barreda
Uno de los problemas a los que se enfrentan algunas familias es la dificultad para acceder a subvenciones cuando superan el tope fijado de 14.000 euros de renta anual. Por encima de ese umbral, en muchos hogares tampoco salen las cuentas. Y si se trata de una familia numerosa con los padres separados, la dificultad es aún mayor. Es el caso de los Diego Cosgaya, de Barreda. Almudena, la madre, es la encargada de hacer encaje de bolillos para que el coste de la escolarización de sus tres hijos (dos gemelas de 9 años, que cursan este año 5º de Primaria en el CEIP Manuel Liaño Beristain, y otro de 15 años, que empieza 4º de ESO en el IES Miguel Herrero Pereda) sea el menor posible.
El problema con el que se ha encontrado es que el cambio de libros de texto para este curso le ha supuesto un incremento de 80 euros: 35 en el caso de cada niña, por las que el pasado curso abonó 10 euros, respectivamente, y 30 euros por el mayor, por el que en 2021 no pagó nada. «Encima no nos han dado ninguna ayuda», se queja Almudena, que todavía está a la espera de conocer el material escolar que tiene que comprar para saber cuánto subirán sus gastos este curso.
100euros ha pagado esta familia por los libros de sus dos hijas y de su hijo mayor.
Lo que no ha subido es el transporte escolar de su hijo, por el que paga 15 euros al trimestre. Mientras que en el caso de las actividades extraescolares, «aún no sé, pero el año pasado ya me subió de 22 a 28 euros el precio de las clases de patinaje» que sus hijas reciben dos días a la semana en el mismo colegio. «A ellas siempre les digo que cojan una actividad, mientras que el mayor va a clases particulares para reforzar alguna asignatura».
Otro de los gastos que más va a notar esta familia tiene que ver con la comida. Y no porque haya subido el precio del comedor, ya que ninguno de los tres hace uso de él, sino porque «al comer todos en casa nos sale menos rentable por el incremento de la cesta de la compra». «Hace años tuvimos beca del 50% y el 75%, dependiendo del año, por ser familia numerosa y la renta de entonces. Pero las niñas son diabéticas y ya no pueden ir, y el mayor va al instituto, con lo que no tiene opción. Pero me saldría más rentable que al menos ellas fueran al comedor. Además, es más cómodo para mí porque trabajo a turno partido», analiza Almudena, que aún no conoce otro de los gastos habituales del inicio escolar, la ropa.
Con este panorama, esta madre de familia considera que «los gastos escolares no los puedes evitar por ningún lado». «Y lo que no puedo es reducir mi jornada laboral para no llegar a esos 14.000 euros anuales y acogerme a alguna subvención porque no te da. De que me sirve que me quiten 70 euros de los libros si durante todo el año no llego ni a cambiar dinero, porque ahora es lo que estoy haciendo», lamenta Almudena, que recibe una pensión de alimentos de su exmarido, pero considera que «hoy en día tener trabajo no te da la garantía de vivir bien».
Familia Díez Rivera - Santander
La familia Díez Rivera, de Santander, va conociendo poco a poco los gastos a los que va a tener que hacer frente este año con motivo de la vuelta al colegio de sus dos hijos (Valeria, de 8 años, que cursará 3º de Primaria, y Jaime, de 12, que lo hará en 1º de ESO, ambos en el colegio concertado de los Salesianos). Por el momento, ya ha tenido que desembolsar 265 euros en libros de texto y las licencias de las materias que dan por ordenador, lo que supone 145 euros más respecto al pasado curso, y 37 euros en cuadernos, «10 euros más». Este aumento de gasto no solo tiene que ver con la escalada de precios, sino con que, a medida que se supera un curso escolar, los gastos van creciendo al requerirse más libros y material.
10euros más ha pagado esteaño esta familia por laadquisición de cuadernos.
«Este año he tenido que pagar 110 euros para un proyecto de Lengua y Matemáticas en el que va a trabajar Valeria y he tenido que comprar un libro de Francés para Jaime que me ha costado 19 euros», explica Cristina Rivera, la madre de la familia, que cuenta que en este centro trabajan con portátil (cuesta 400 euros) a partir de 5º de Primaria. A estos gastos habrá que sumar –cuando les informen desde el centro educativo– los del material escolar, «aunque hay cosas que valen del niño mayor para la pequeña como las carpetas, reglas, compases... Pero aún así habrá que comprar cosas nuevas como pinturas, rotuladores, estuche, mochila...», asume.
Otro de los gastos que tendrá que afrontar esta familia tiene que ver con la ropa, en concreto con el uniforme. Al menos en el caso del niño, ya que la pequeña aprovecha la vestimenta de su hermano. El chándal cuesta este año 54,99 euros, la camiseta 22,99 y las bermudas, 20,99. «El año pasado la ropa corta no llegaba a 20 euros», apunta Cristina, que aún no sabe lo que desembolsará por la ropa de Jaime.
Aunque sus dos hijos no utilizan el transporte escolar, ella recorre cada día 18 kilómetros –tres viajes desde su casa al colegio–, con el gasto en gasolina que eso conlleva «y teniendo en cuenta la subida de los últimos meses». «Los niños comen donde sus abuelos, con lo que ahí nos ahorramos 300 euros al mes en el comedor (150 por cada niño), pero tengo que hacer el recorrido de casa al colegio tres veces», comenta esta madre, que no sabe si en algún momento tendrá que recurrir a la guardería de mañana (cuesta 30 euros al mes) porque su hija entra media hora más tarde que su hijo y tiene que esperar en el patio.
Las extraescolares: 300 euros
A la hora de calcular el gasto por familia de la vuelta al cole hay que tener en cuenta las clases extraescolares y en el caso de esta familia el desembolso mensual, el año pasado, era de casi 300 euros. «Este año aún no sabemos cuánto vamos a pagar de más». En unos días, podrán hacer las cuentas. De entrada, las clases de inglés les suponen 110 euros al mes entre los dos niños, el ballet de Valeria cuesta 69 euros (el curso pasado ya subieron dos euros) y la gimnasia rítmica, que subvenciona la AMPA, otros 23 euros mensuales, a los que hay que añadir los 100 euros del balonmano.
En el caso del niño, entre los 158 euros (cuatro más que el año pasado) que pagan sus padres a la Federación Cántabra de Fútbol por la ficha y la mutualidad, y otros 200 que abona al club, salen 358 euros al año. Cantidad a la que hay que sumar el gasto en botas, que este año han salido a 110 euros frente a los 50 de 2021, «por el cambio de número», entre otras razones. Además, Jaime también juega al pádel, una actividad por la que sus padres pagan 90 euros al año.
Tanto Cristina como su marido, Fernando, han decidido que sus hijos realicen todas estas extraescolares «para que hagan deporte y porque no podemos dejarlos con sus abuelos todas las tardes de dos a cinco».
«Los dos trabajamos y podemos asumir todos estos gastos. Preferimos renunciar a tomar unas cervezas que a la educación de los niños», explica Cristina, que no oculta que esta cuesta de septiembre, más empinada que otros años, «esta siendo horrorosa».
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