Aunque se dediquen a cosas totalmente distintas, Sara Fernández y Pablo Zuloaga advierten algunas similitudes en lo que les exigen sus ocupaciones: concentración, sacrificio, búsqueda de objetivos... y la sensación de no poder parar un minuto ni para saborear los éxitos. Sara es copiloto de ... rallies y dos veces campeona de Europa, y resume en una frase su relación con Pablo: «Además de político le considero un amigo». Él, vicepresidente regional y candidato a dirigir el próximo Gobierno por el PSOE, ha elegido a Sara para esta conversación porque «simboliza la mejor parte del deporte femenino de Cantabria, una mujer que rompe moldes, que siempre está dispuesta a echar una mano a un amigo y también a poner voz a tantas demandas sociales como hay en la región».
La campeona acaba de llegar de Canarias, donde ha estado compitiendo, con buenos resultados. «Estamos supercontentos. Después de haber ganado el año pasado y el anterior se presenta una temporada difícil. También es cierto que hay mucho nivel en el campeonato, pero al final eso es lo que nos motiva».
«Pues te podría decir lo mismo, porque mi temporada está movidita-movidita: elecciones, todo el barullo... y la verdad es que también hay tensión en el 'campeonato'. Están siendo días verdaderamente chungos. Intento estar en casa lo más que puedo por estar con Bea –su mujer–, por estar con los niños. Por las mañanas, hasta las nueve, es lo que más fuerzo para no tener nada que hacer para organizar siempre el rato de salir de la cama, duchas, desayunos, llegar al cole... A partir de ahí ya todo lo demás por teléfono. Llegas a casa a las mil y tantas porque te toca seguir gestionando parte del Gobierno, direcciones generales, y luego la exposición pública de esta campaña, que te obliga a estar en veinte sitios a la vez».
Pablo confiesa que no le resulta fácil pasar tanto tiempo fuera de casa. «No sé si llevo desde enero sin pasar a comer un día entre semana por casa». «Hay momentos muy duros, cada vez que te tienes que ir un sábado o un domingo a las seis o a las siete de la tarde, que estás con los niños –Pablo, Valentina y Carmen–, igual estamos viendo una peli o estamos jugando a los lego, y de repente te llaman, que ya es la hora, que te tienes que ir, y sales a la puerta de casa con un niño enganchado a una pierna».
¿Que cómo se organizan? Pues con «el complejo de abuelos y abuelas, que les tengo 'full time' trabajando con Bea y conmigo en echarnos una mano; mis hermanos, los hermanos de Bea...».
Alegrías y sinsabores
Bueno, Pablo no niega que ser político también da satisfacciones. «Claro, siempre te quedas con las partes de las cosas que salen bien, y es verdad que todo tiene un esfuerzo tan grande... Ir a Madrid a conseguir fondos para que en Cantabria se hagan inversiones, o para conseguir que en Valdecilla se hagan nuevos tratamientos, para conseguir que pongamos en marcha el Mupac o La Pasiega... todo esto es un curro increíble, que yo cada vez que subo a un avión para ir a Madrid no sé con qué resultado voy a volver de la reunión que tengo, de la negociación que tengo: secretaría de Estado, ministerios, Moncloa... Pero en política la hoja no está escrita: tienes que seguir tu instinto, aprovechar cada oportunidad. De repente el presidente Sánchez habla de vivienda y pone a disposición terrenos o fondos; tú tienes que coger esa información, traducirla en Cantabria a cómo puedo aprovechar ese ofrecimiento del Gobierno de España». ¿Y si sale bien? «Cuando lo consigues es... ¡tomaaa!».
Lo que sucede es que no hay mucho tiempo para las alegrías, y eso también le pasa a Sara. «Al final es un no parar: no te da tiempo a celebrar las cosas porque yo ahora mismo he venido de Canarias, he tenido un podio en el Europeo, hemos quedado primeros en el Campeonato de España, pero realmente ya estoy focalizada en la siguiente carrera. Entonces no tengo un momento para disfrutar, como que estoy pendiente ya trabajando a tope para la siguiente carrera».
«Pues esto es un poco lo mismo –responde él–. El día que ponemos la primera piedra lo celebramos. Es que igual la celebración ha durado media hora, que es lo que dura la foto en un podio, porque hay que seguir, porque esto no acaba aquí, porque ahora hay que mover el centro 24 horas contra la violencia de género: la agenda de Gobierno de Cantabria es imparable».
Lo irritante es que, en ocasiones, se llegue a criticar tanta actividad, el estar en todas partes. «A mí esa parte, que te lo critiquen todo, a veces me vuelve loco», admite. «Yo podría vivir de otra manera, y estoy dedicando este tiempo porque estoy convencido de que debo hacerlo, aprovechar el tiempo que estoy en el Gobierno para resolver problemas. ¿Por qué critican que esté buscando soluciones? Lo que sería criticable sería perder el tiempo en buscar culpables... por qué no se ha hecho antes... Es que ahora estás tú: hazlo».
«Esto es un curro increíble: cada vez que subo a un avión para ir a Madrid no sé con qué resultado voy a volver»
En cualquier caso, quien peor lleva «los palos» es la familia. «Los sufren más ellos que yo, porque es verdad que cuando veo una mala noticia en algún medio de comunicación la tengo más o menos asumida, pero para ellos el golpe es mucho mayor. '¡Mira lo que están diciendo!'. 'Bueno, papá, mañana hablarán de otra cosa'». «A veces me dice mi madre: 'No, si ya te veo por ahí que te estás quedando muy delgado'. Esa es la frase más dura, porque cuando tu madre te dice que te estás quedando chupado eso es que no comes o estás mal. La verdad es que estamos delgados porque estamos todo el día por ahí».
Pero, para etapas duras, la del covid, que si pudiera borraría. «Era portavoz del Gobierno y me tocaba venir a dar explicaciones de lo que decidíamos». «Esos días yo lloraba muchísimo, antes o después de dar una rueda de prensa, sabiendo que lo que yo decía generaba una incertidumbre, un desasosiego en la gente». «Era una ecuación imposible porque sabías que no contentabas a nadie. En realidad era gestionar el enfado de una situación que para todos era muy dura».
«Yo creo que al final la pandemia nos ha hecho más fuertes; creo que hay cuestiones que ahora no se discuten, y a mí eso me gusta, saber que todo el mundo entiende que a la ciencia hay que apoyarla, igual que apoyamos la cultura, el deporte o la industria. Ahora, en la gestión de la ciencia hay que poner recursos, y Cantabria no se puede quedar fuera de esto. Esto es así».
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.