Locura por las cenas de empresa y los cotillones con reservas casi al completo

Para muestra, los porcentajes de ocupación en algunos restaurantes para días señalados. «Estamos casi completando agenda para Navidad y Nochevieja y las últimas semanas de noviembre y primeras de diciembre ya rondan el 80-90%», dice Manuel Blanco, propietario de El Refugio de Tanos y El Rincón de la Coral en Torrelavega, quien explica que ya desde este mes tienen mucha demanda para cenas de empresa: «Anda la gente como nerviosa por reservar».

En Santander también tienen esa sensación. En el restaurante Maremondo, el teléfono empezó a sonar hace más de cuatro semanas para asegurar un hueco. «Los clientes se han movilizado antes que otras veces, para la cena de Nochevieja tenemos ya más de un centenar de reservas», explica Paloma Marcos, directora general del restaurante, que calcula que para algunos días el restaurante ya está al 80% de su capacidad.

En la Taberna del Herrero, con locales en la S-20 y Peñacastillo, tienen «expectativas muy buenas». Recibieron las primeras peticiones en octubre y aseguran que «se están llenando» mesas de hasta 40 y 50 personas para todo el mes de diciembre. «Esperamos alcanzar el lleno absoluto más pronto que tarde», cuenta el propietario, Ramón López.

Y no son casos aislados. Desde la Asociación de Hostelería de Cantabria confirman que las reservas están siendo superiores a las de 2019, un año que fue «muy bueno». Ángel Cuevas, presidente de la asociación, prevé que las reservas sean entre un 10 y un 15% superiores a las de ese año.

«Todo parece indicar que se va a trabajar más que en 2019. Tenemos constancia de las primeras reservas y hay un repunte, sin duda, todavía falta recorrido, pero las previsiones son muy buenas, con locales que incluso han completado las jornadas claves», apunta Cuevas, quien asegura que para los días 18 y 19 de diciembre ya «hay dificultades» para encontrar sitio por la alta demanda de cenas de empresa y reuniones de amigos.

Estas «buenas sensaciones» se reparten por toda la geografía cántabra. El Gran Hotel Balneario de Puente Viesgo ya tiene la mitad de su comedor completo para Navidad y fechas señaladas. «Siempre llenamos, pero otras veces recibimos las peticiones a última hora y ahora vemos que las reservas se han acelerado», cuenta el jefe de restauración, David Arias, quien apunta a que la mayoría de citas provienen de celebraciones familiares.

También están al 50% de ocupación en La Dársena de Suances, donde esperan «alcanzar o superar las cifras de 2019», según cuenta el responsable de comunicación, Juancho Inguanzo.

¿ Y qué pasa con las fiestas y cotillones de Nochevieja? Tras un 2020 en el que no hubo cabida para celebraciones rimbombantes, con una despedida de año marcada por el toque de queda y el cierre del ocio nocturno, el sector advierte que «la gente está ansiosa por celebrar». En el Hotel Bahía Santander tienen «prácticamente cerrado» el cotillón y el Gran Hotel Sardinero ha completado las primeras citas para la cena de gala con fiesta incluida.

Pero no solo eso. Algunas discotecas incluso ya han agotado entradas. Es el caso de la New Times de Torrelavega, que cerró la venta para despedir el año a finales de octubre. «No me dio tiempo ni a lanzar la publicidad para el cotillón, en cuanto quitaron las restricciones al ocio nocturno, empezaron a llamar, y para el 25 de octubre ya vendimos las 125 entradas», explica el propietario de la sala, Ramón Gómez.

En el pub Coppola de Santander publicaron la oferta para la fiesta de fin de año a comienzos de noviembre y ya tienen la agenda al 70%. Un porcentaje «muy alto» para estas fechas. « En 2019, a estas alturas estábamos a poco más del 50%, este año la demanda ha llegado antes», apunta Ángel Suárez, responsable del pub.

A pesar de las buenas previsiones de las discotecas consultadas por este periódico, Tomás Sánchez, portavoz del ocio nocturno en Cantabria, prefiere ser «prudente» y asegura que la confirmación de reservas está «costando un poco más de lo esperado», sobre todo en el público más adulto. «La gente joven es más accesible y las fiestas para ellos están funcionando mejor, pero vemos que todavía hay cierta reticencia a entrar a espacios cerrados, creemos que muchos lo están dejando para el último momento».