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Ángela Casado
Santander
Lunes, 20 de agosto 2018, 08:00
La educación es la base para terminar con el maltrato animal. «Todo empieza en la infancia. Debemos enseñar a los niños a sentir empatía hacia las mascotas», asegura el presidente del Colegio de Veterinarios de Cantabria, Juan José Sánchez (Zaragoza, 1962). Es la ... solución a largo plazo. Hoy, lo es la identificación. El uso del microchip es obligatorio en perros, pero sólo un 25% de los que encuentran por la calle lo tienen. De ellos, la mayoría estaban extraviados y regresan con sus dueños. «Si las administraciones se ponen duras con el tema, los abandonos bajarán drásticamente», asegura.
–¿Aumentan los abandonos de animales domésticos año a año?
–No. De hecho, llevan años disminuyendo. Desde 2008 a 2016, la cifra de abandono de perros y gatos ha descendido un 12%. El número ha aumentado ligeramente en 2017, pero se debe a que ha ascendido el censo de animales domésticos en España. Cada vez hay más gente que tiene mascota y por eso el valor absoluto de abandonos es mayor, pero no la proporción. Además, es importante recalcar que se producen durante todo el año. En verano se incrementa ligeramente, pero es una práctica muy estable durante todas las estaciones.
–¿Qué medidas se pueden llevar a cabo para evitar los abandonos?
–En Cantabria, está en fase de borrador la ley de protección animal y esperamos que pronto llegue al Parlamento. Con su puesta en marcha, se regularán las acogidas y las colonias y habrá un control mayor sobre el abandono. Sólo un 25% de los perros que se encuentran en la calle están identificados –tienen microchip–. De ellos, la mayoría estaban perdidos y se devuelven a sus dueños. Por tanto, está claro que el método fundamental para acabar con el abandono es el cumplimiento de la norma de identificación, pero la Administración no la está vigilando lo suficiente. En el Colegio de Veterinarios contamos con un programa de tenencia responsable de animales de compañía que desarrollamos en centros educativos, con niños de entre nueve y doce años. Así, los niños desarrollan empatía y respeto hacia los animales desde pequeños.
–Una medida para evitar el abandono durante las vacaciones son los alojamientos para mascotas, en los que pueden pernoctar el tiempo necesario mientras son supervisados por profesionales. ¿Hay alguno en Cantabria?
–Hay once establecimientos autorizados, pero hay muchos más funcionando. La Administración debería asegurarse que todos estén dados de alta, porque es necesario que pasen unos controles y cuenten con personal sanitario. Además, un veterinario debe vigilar y revisar que se cumplan las normas y que los animales estén documentados, vigilados y protegidos. Es una actividad que está creciendo mucho en los últimos años y es preocupante que haya algunos negocios al margen de la legalidad.
–Otra opción es viajar con las mascotas, ¿qué consejos le daría a quienes tengan intención de realizar largos trayectos con animales?
–Los animales mamíferos resisten mejor el frío que el calor. Los perros se refrigeran mediante el jadeo, no tienen glándulas sudoríparas, por lo que su termoregulación es más complicada. Si lo dejamos dentro de un coche al sol, en pocos minutos se dobla la temperatura del exterior. Es inconcebible dejar a un mascota en esas condiciones, es un caso claro de maltrato. La gente tiene que ser consciente, entiendo que pueda haber situaciones de olvido pero hay que concienciarse al 100%. Para viajar con ellos en transporte público es importante conocer cómo funciona cada empresa y qué legislaciones hay en el lugar de destino.
–Respecto al sacrificio cero en perreras, ¿qué normativas hay? ¿Se alcanzará próximamente en Cantabria?
–Sólo el 2% de los animales recogidos se sacrifican. Llegar al cero es posible, pero no mediante una norma que, en muchas ocasiones, no se cumplirá. Para evitar el sacrificio, hay que evitar el abandono mediante la concienciación, la educación y la identificación. Hay ocasiones en las que no queda otro remedio que el sacrificio, como en el caso de animales que tengan alguna enfermedad incurable que provoque su sufrimiento. Es una competencia autonómica y hay Ayuntamientos que ya cuentan con ordenanzas, como Madrid y Zaragoza. Eso sobre el papel. En la práctica, muchas veces, faltan instalaciones adecuadas y dotación económica. En Cantabria se alcanzará igual que en el resto de España, aunque es difícil determinar cuándo.
–¿Cuáles son las sentencias más novedosas sobre dignidad animal?
–Hay dos cuestiones fundamentales que se han aprobado en los últimos años: la modificación en el Código Civil para que los animales dejen de ser considerados bienes y pasen a ser seres vivos y que cada maltrato se considere un delito. Es decir, si una persona tiene seis perros y hace daño a todos, se consideran seis delitos. Esto aumenta sensiblemente la gravedad del asunto. Se está dejando todo el peso de dignidad animal en manos de las protectoras, que lo hacen con buena fe, pero son las Administraciones las que deben marcar el camino. El bienestar animal es una ciencia que linda con el sentimiento. En la Facultad se estudia cómo interpretar su actitud sin caer en la humanización de las mascotas, para saber cómo se sienten desde su punto de vista y no desde el nuestro.
–La semana pasada, un hombre lanzó a un perro por encima de la verja de una protectora, provocándole la muerte.
–La solución, una vez más, está en la identificación. Si ese animal hubiera tenido microchip, se hubiera encontrado al culpable en cuestión de minutos. Para prevenirlo, la persona que lo hizo debería haber recibido una educación en el respeto hacia los demás seres vivos, esa es la parte más costosa.
–¿Cuál debe ser el proceder si, en una ruta por el monte, alguien se cruza con un animal salvaje?
–Si el paseo se realiza sin mascotas, el ruido que se provoca al andar es suficiente para asustar a los animales. Por lo general, tienen más miedo que nosotros. Hay que tomar más medidas cuando llevamos perros. Está bien que estén sueltos en lugares con amplia visibilidad donde podamos verlos en todo momento. El resto del tiempo es recomendable llevarlos atados para evitar que ataque a algún animal y también que el otro se defienda y haga daño a nuestra mascota.
–¿Qué situación atraviesa la profesión?
–España es el país en el que más veterinarios se gradúan de Europa. Esto da lugar a mucho subempleo que, por lo general, está muy mal pagado. Además, llevamos años lidiando con el problema de que somos profesión sanitaria pero no se nos reconoce. Eso conlleva que nos hayan quitado el IVA sanitario –4%– y que tener una mascota se haya convertido en un lujo.
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