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Antes de que se pusiera en marcha el Plan de Recuperación a través de los fondos europeos, Bruselas y España activaron un primer plan de choque centrado en proyectos de interés social, el React-UE. A Cantabria le correspondían 96 millones de euros que dividió ... entre distintos proyectos, pero el fundamental era el de la instalación de la protonterapia en el Hospital Valdecilla. Esta avanzada técnica de radioterapia, específica para tratamientos oncológicos de niños y frente a los tumores más escondidos de adultos, se quedó con la mitad del importe de la comunidad autónoma. De rebote, gracias a la pandemia, la terapia que el Servicio Cántabro de Salud (SCS) tenía en mente desde la anterior legislatura estaba más cerca de ser realidad.
De hecho, el pasado verano el consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, y el vicepresidente regional, Pablo Zuloaga, anunciaron la inmediata licitación para que la máquina pudiera empezar a recibir pacientes a finales de 2023 o principios de 2024. Justo en los plazos que marca los fondos React-UE, que sólo cubren con financiación de Bruselas las actuaciones que estén finalizadas a 31 de diciembre de 2023. Desde que se produjo el anuncio, esa licitación tardó todavía varias semanas.
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Cuatro empresas manifestaron su intención de optar a un concurso que quedó desierto. Un contratiempo que, más allá del retraso puntual, puede tener consecuencias más importantes. «Tal y como está el expediente, la viabilidad de la protonterapia está seriamente comprometida», advierte la consejera de Economía, María Sánchez. Al contrario de lo que ocurre con el grueso de los fondos europeos del Plan de Recuperación, su departamento sí tiene encomendado el control del dinero React-UE. Los 96 millones.
En el peor escenario, si los plazos de ejecución no se cumplen, el SCS tendría que pagar de su bolsillo la máquina y la obra que tiene que acometerse en los sótanos del hospital (entre las Tres Torres y la Facultad de Enfermería) para proceder a la instalación de la protonterapia. El proyecto estrella de legislatura del Gobierno de Cantabria en materia sanitaria, planificado para convertir a la región en la primera de España con esta técnica en el sistema público –en Navarra y Madrid ya funciona en el ámbito privado–, volvió a la casilla de salida el pasado 30 de noviembre, cuando se comprobó que ninguna empresa había presentado oferta económica para hacerse con el contrato.
Además de que apenas tuvieron tiempo para estudiar con detenimiento las condiciones, las compañías echaron en falta «no tener un interlocutor para consultar dudas». Aunque el mayor inconveniente vino por la exigencia de formar una UTE entre el fabricante y la constructora que asumirá la obra, al impedir expresamente la subcontratación. Un cambio que se introdujo «a última hora» y que contribuyó a que esta fase del concurso se quedara en blanco. Economía reconoce entre los motivos que frenaron a las empresas el hecho de que no se permitiera la subcontratación, además de que el presupuesto era demasiado ajustado. Es decir, que el SCS «quería tener una máquina puntera –y cara– al precio de una barata».
Cuando se consumó el «fracaso» del primer intento de licitación, Rodríguez aseguró que la intención era «sacarlo lo antes posible» y que «no se demore más de unos meses». Ya van dos. Tras revisar el pliego, Sanidad tiene intención de iniciar por segunda vez el proceso de forma inminente. De hecho, se han retomado las conversaciones con las empresas y al menos dos de ellas siguen en el barco siempre y cuando se corrijan todos los aspectos conflictivos de la última vez. Habrá que ver si los cambios recientes en la estructura del SCS, incluido el del subdirector de Gestión Económica, que tiene mucho que decir en este asunto, no dilatan aún más el expediente.
Además de los protones, dentro del Plan React-UE hay otros proyectos, como la creación por parte de la Consejería de Educación de cuatro centros integrados –con 12 millones de euros, es la segunda acción más importante por presupuesto– de FP especializados en diferentes ámbitos (industrial, energía y agua, marítimo-pesquero y agrario) o los planes de ayuda a la industria y al turismo. Economía y la Dirección de Fondos Europeos reunirá la próxima semana a todas las consejerías involucradas para ver cómo avanzan los trabajos a mitad del periodo de ejecución del React-UE.
En caso de que alguno de ellos no esté lo suficientemente maduro, Bruselas aquí sí permite reprogramar los proyectos. Se puede cambiar uno por otro que tenga más viabilidad para no perder ni un euro de los 96 millones disponibles. «Tenemos muchos proyectos en el cajón para evitar eso y también algunos pequeños para aprovechar incluso las pequeñas partidas que sobren de los que sí salgan adelante, concluye Paz Díaz, responsable de la supervisión del React-UE en Cantabria.
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