¿Está masificado el turismo en Cantabria?

«Comparado con otros destinos, no. No somos Benidorm o Magaluf. Pero tenemos que aspirar a un modelo turístico sostenible y de calidad. No debemos avanzar hacia modelos antiguos y superados. En todo caso, la posible masificación es heterogénea. La afluencia es más alta en la costa que en el interior. Sería bueno trabajar en el análisis de la capacidad de carga y derivarla a zonas menos saturadas. Por ejemplo, en Liébana, el eje Camaleño-Fuente Dé recibe muchos visitantes, pero los valles laterales, bastantes menos. Y hay que prestar mucha atención a los alojamientos turísticos no regulados. Por un lado, no es fácil tenerlos identificados. Y, además, incluso los regularizados, suponen un gran impacto porque infravaloran los números reales de visitantes al no estar controlados».

«El turismo lleva años masificado, pero Cantabria ha tenido la capacidad de absorber la llegada de esos turistas. Ha ido creciendo y adecuando los servicios y los alojamientos a ese número de visitantes. Ahora, además, se produce de forma más espaciada. Antes se concentraba en un periodo más corto, pero se ha sabido reconducir esa estacionalidad. Ahora viene más gente, pero en diferentes épocas y vamos cada vez más en esa dirección. De hecho, esa masificación concentrada en unas semanas muy concretas del verano era más evidente diez años atrás. Puede ser porque, con el cambio climático, el buen tiempo dura más ahora o porque lo hemos sabido hacer bien para atraer a los turistas, no sólo a la playa sino al resto de recursos que tiene Cantabria».

«El turismo es una actividad económica necesaria e importante. La masificación se da en espacios concretos por una mala gestión. Si la vía para llegar al turista se centra sólo en unos puntos estrella, se masifican (Cabárceno, por ejemplo). Se debe informar (que no se hace) sobre las alternativas de transporte público y ampliarlas. Cualquiera que llega a Santander ignora cómo ir a Altamira (turismo cultural que es clave) en transporte público. Nosotros apostamos por el turismo verde, que busca la sostenibilidad ambiental. Con cuidado en aspectos como el consumo de agua (básico en verano), la gestión de residuos (limpieza de playas) y el fomento de la promoción y empleo en torno a actividades vinculadas a espacios naturales (como los programas de Naturea)».

«En Cantabria, si acaso, puede haber una masificación de vehículos más que de gente en algunos puntos. Yo pongo Somo como ejemplo. Cuando la gente no tenía vehículo podían venir 20.000 o 25.000 personas y no te daba la sensación de ahora, que ves 3.000 coches (que pueden ser 9.000 personas) y te puede dar esa sensación de saturado. Yo, personalmente, masificación como tal no la veo. En alguna zona en concreto puede ser, pero en momentos puntuales en todo caso. ¿Cuánto tiempo? ¿Cuatro fines de semana en todo el año? ¿En Santander en Semana Grande? Yo no percibo esa masificación. ¿Que hay más gente en esta época del año? Sólo faltaría que en plena temporada alta, que es cuando todo el mundo quiere irse de vacaciones, no la hubiera».

«Sí. Está masificado. Cualquier día un poco fuerte en la región vemos que todo está lleno. Que viene mucha gente. Otra cosa es dónde se alojan, dónde gastan, qué rentabilidad dejan, qué dinero dejan en la economía regional. Ves en Santander terrazas llenas y personas que van y vienen con maletas. Necesitamos un Plan Estratégico para marcar lo que queremos. Vamos a estropear este destino. No es cuestión sólo de cantidad, es de calidad y rentabilidad. Hemos apostado por el todo vale. Que venga mucha gente está bien, pero hay que pensar en ofrecer servicios adecuados, en el cuidado medioambiental... No se tiene en cuenta. Y esto provoca también inseguridad. En los pisos turísticos no se registra quién está o cuántos son. Es un asunto muy serio».

«Nosotros lo tenemos claro. Ciertas zonas de Picos están masificadas. Fuente Dé (con el aliciente de la atracción turística), Poncebos (con la ruta del Cares) y Lagos de Covadonga. Otras empiezan a repuntar, con nuevos deportes de aventura, pero no estaríamos hablando aún de un problema. Es un debate del que hablamos mucho. De la posibilidad de poder diversificar los puntos de entrada al Parque y vender un turismo natural más sostenible. Pero también hay mucha gente que va, sube al teleférico, se hace una foto y baja (que están en su derecho). Buscar una alternativa a eso es difícil. Incluso te puedes plantear si vale más la pena que la masificación se quede en esos puntos o que se reparta y acabe siendo todo un desbarajuste. Es un debate complejo».

«Yo creo que Cantabria no tiene un turismo masificado. Hay ciertas fechas puntuales con bastante afluencia de personas, pero, en general, no es una comunidad autónoma con un turismo masificado. La mejor muestra de ello es la calidad de los servicios que se dan en restauración, hostelería... Yo creo que tú sales a la calle en la primera quincena de julio y se puede ir por ahí. No es (y lo digo con todo el respeto, por el tema de los rascacielos) un Benidorm. Hay buenas comunicaciones interiores y buenos servicios que dan la posibilidad de que la gente que viene esté repartida por el territorio de toda la región. ¿Hay bastante gente en determinadas fechas durante el verano? Sí. Pero es que son fechas en las que tiene que haber gente. Lo raro sería lo contrario».