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Pedro Alvarez
Los mejor situados para la desescalada

Los mejor situados para la desescalada

34 de los 102 municipios de Cantabria no registran casos activos, lo que les deja en un excelente lugar para cuando se relaje el confinamiento

Rafa Torre Poo

Santander

Lunes, 20 de abril 2020, 07:06

Son los que mejor posición ocupan en la parrilla de salida, pero tampoco quieren relajarse. 34 de los 102 municipios de Cantabria -un 33%- no registran ningún caso activo de coronavirus (consultar en este enlace) . Treinta de ellos ni siquiera han sumado hasta ahora un positivo. Eso les ubica en una posición inmejorable una vez que el Gobierno central, como anunció el sábado el presidente Pedro Sánchez, comience la relajación de las medidas de confinamiento.

La desescalada será «cautelosa, gradual y progresiva», explicó Sánchez. Y, lo que es más importante, no se hará a nivel general. Si la declaración del estado de alarma fue universal, su levantamiento no lo será, y podrá aplicarse en una comarca, en un municipio o en varios.

«Aun así, lo que debe imperar es la prudencia», advierte Javier Gómez, alcalde de Potes. «A nuestro favor ha jugado el ejemplar comportamiento de todos los vecinos y el aislamiento que ya de por sí tenemos», añade. En esta ocasión, la abrupta orografía donde se sitúa el municipio lebaniego ha hecho de barrera natural. Sólo se puede acceder por el desfiladero de La Hermida o por los puertos de San Glorio y Piedrasluengas. «Ahora no tenemos que tener prisa por ser los primeros en salir de todo esto», insiste, porque se enfrentan con otro problema. «Para nosotros la vuelta a la normalidad se producirá cuando puedan volver los visitantes, porque somos un municipio turístico. Aquí casi todo, la industria cárnica, la hostelería, el sector de la miel o el orujo, gira en torno al turismo. La apertura no será masiva», explica desde su despacho.

«Ahora no tenemos que tener prisa en ser los primeros», asegura Javier Gómez, alcalde de Potes

«Me parecería bien que salieran niños y mayores», explica Barruetabeña, primer edil de Argoños

«Que unos pocos no echen abajo el trabajo de todos», recela el alcalde de Las Rozas de Valdearroyo

Los ayuntamientos costeros lo han tenido más difícil para contener el avance de la pandemia. «Yo le digo a los vecinos, en bromas, que en Argoños hemos puesto una carcasa invisible para aislarnos», cuenta Juan José Barruetabeña. «Estoy muy orgulloso de mirar las cifras y ver que no tenemos ni positivos ni fallecidos -reconoce-. Pero no debemos bajar los brazos». Argoños tiene una población censada de 1.740 personas, pero en verano puede llegar tranquilamente a superar los 7.000. Muchas familias del País Vasco tienen ahí su segunda residencia y el municipio no cuenta con Policía Local. «Gracias a la Guardia Civil y a los medios de comunicación hemos evitado que vengan en masa. Eso también ha ayudado», insiste Barruetabeña.

Al regidor le parece bien que «poco a poco» se vaya levantando el confinamiento, aunque es consciente de que las competencias en esta materia son estatales. «En aquellos lugares, como Argoños, donde el riesgo es menor, podrían comenzara a salir los niños y los mayores, pero de manera totalmente controlada», afirma. «Por ejemplo, a una hora, con todos los medios de seguridad, los niños y luego, a otra distinta, los mayores», argumenta. «Y sólo por un tiempo limitado», recalca.

El riesgo exterior

La rápida expansión del coronavirus también se ha detenido en seco en los núcleos rurales. Muchos de los 32 municipios que no registran positivos se encuentran en lo que se ha venido a denominar la España vaciada. Pero eso no quiere decir que no les haya costado poner freno a la expansión. Las Rozas de Valdearroyo, junto al embalse del Ebro, es un buen ejemplo. Su alcalde, Raúl Calderón, explica que «la mayoría de la gente, sobre todo los empadronados, han hecho las cosas bien y un puñado del resto, los que tienen aquí una segunda casa, no».

Las Rozas cuenta con 280 habitantes censados. Aunque el inicio de las medidas de relajación del confinamiento pudieran parecer aquí más fáciles que en otros puntos, Calderón no se fía. «Es un arma de doble filo. Si se abre la mano y se deja venir a mucha gente de otras zonas afectadas, es un riesgo. La apertura del movimiento, si es en el ámbito municipal, me parece bien. Pero si es total, sería un peligro», admite. «A esto hay que sumar que nuestra población es de edad muy avanzada. Ya hemos visto lo que ha sucedido en otros municipios. En el momento en el que se registra un positivo, los casos se disparan y la gente cae como las fichas del dominó», relata. «Espero que unos pocos no echen abajo el gran trabajo de todos», concluye.

Para evitar este riesgo, el Gobierno central, que de momento no ha dado muchas pistas, utilizará «dos marcadores territoriales» para evaluar la situación: el nivel de propagación del virus y el estado de salud de la población. «Si vemos avances o retrocesos, revisaremos las medidas en términos positivos o negativos», recalcó Pedro Sánchez en la rueda de prensa del sábado.

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