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La ansiada reunión de la Mesa del Ferrocarril, que las Mesas de Movilidad de Cantabria venían reclamando desde el pasado verano, se ha cerrado este miércoles, tras casi tres horas de diálogo, «sin ninguna solución» para los usuarios –según el colectivo de viajeros–, al menos ... en el corto plazo. Adif ni siquiera ha acudido a la cita –tampoco ha excusado su ausencia–, Renfe ha achacado «a las inclemencias meteorológicas recientes» el reguero de cancelaciones, atascos y retrasos de estas últimas semanas y el Gobierno regional, a través del director general de Transportes, Felipe Piña, ha pedido a ambos organismos «mayor coordinación y celeridad para mejorar el servicio de Cercanías».
El encuentro ha acabado sin grandes acuerdos, ya que, en gran medida, ha girado en torno al relato de los hechos ya conocidos. Eso sí, la Mesa se ha comprometido a reunirse al menos tres veces al año –no lo hacía desde enero de 2020– y que la próxima cita se celebre antes de marzo de 2022.
Lo que más ha molestado a este grupo de trabajo –que fue creado en 2017 por mandato del Parlamento de Cantabria– ha sido la ausencia sin ningún tipo de explicación de Adif, la empresa dependiente del Ministerio de Transportes que se ocupa de la construcción, gestión y explotación de las líneas de ferrocarril de todo el país. Si lo ha hecho, en cambio, Renfe.
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Javier González Villoria, gerente de Cercanías en Cantabria, ha radiografiado dos problemas diferentes. Por un lado, las condiciones climáticas de estas semanas que han multiplicado las incidencias y han propiciado el caos actual –de hecho, este miércoles se ha suprimido el servicio de la línea Santander-Bilbao y ha habido retrasos de hasta 20 minutos en la línea Santander-Cabezón de la Sal-. Aunque ha ratificado el compromiso de la compañía de invertir 138 millones en la renovación de la flota de trenes de FEVE. Este contrato, que se adjudicó a principios de 2020, supondrá la llegada de veinte nuevas unidades dentro de «dos o tres años». Una promesa que el colectivo de viajeros pone un duda «puesto que hace dos años ya nos dieron exactamente ese mismo plazo».
El segundo escollo en el que se escuda Renfe para justificar el mal funcionamiento de las Cercanías es la implantación del famoso ASFA. El sistema de Anuncio de Señales y Frenado Automático está ralentizado el tiempo de los viajes. En concreto, según ha explicado González Villoria, «sólo» ocho minutos en la línea entre Santander y Cabezón de la Sal –cuatro hasta Torrelavega–. Este problema deberá estar solucionado el 1 de julio del año que viene, ya que terminará el plazo para que todos los trenes tengan instalado el dispositivo y, por tanto, la compañía disponga para su uso de la flota al completo.
«Lo que no puede ser es que, si no encuentran soluciones para tantos retrasos, cancelaciones, supresiones de trenes y averías, la propuesta que nos trasladen sea reducir las frecuencias», explica Sergio Peña, portavoz de la Mesa de Movilidad de Cantabria que engloba a las plataformas del Besaya y del arco de la bahía de Santander. «Nosotros les hemos propuesto eliminar el ASFA por completo y volver al sistema de antes, al menos hasta que mejoren la versión actual o saquen una nueva», añade.
No es la única queja del colectivo. «Renfe nos tilda de catastrofistas, pero la realidad es que la gente se sigue quedando tirada en las estaciones sin saber si el tren llegará porque no hay paneles de información ni megafonía en todas», subraya Peña. «Los usuarios hemos tenido que crear grupos de WhatsApp para avisarnos cuando un tren no pasa o se retrasa», añade Teresa Ribera, miembro de la Mesa de Movilidad asistente a la reunión.
Las competencias de las Cercanías en Cantabria corresponden al Gobierno central –este miércoles ha habido representación de la Delegación del Gobierno–, pero el colectivo de afectados pide más implicación al Ejecutivo regional. «Lo que no puede hacer el director general de Transportes es echar balones fuera. Alguien tendrá que hacer de enlace para protestar, forzar, llamar o lo que sea a a Madrid», explican desde las Mesas de Movilidad. «Estamos viendo morir el tren y lo único que se hace es seguir mareando la perdiz».
Felipe Piña, por su parte, pide a Adif y Renfe que resuelvan «urgentemente los problema y al Ministerio que siga avanzando en los compromisos en la media y larga distancia, además de las mercancías».
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