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Iberdrola anunció el pasado mes de febrero que en el plazo de un año el parque eólico que proyecta en la sierra de El Escudo y que se prolongará al noroeste del embalse del Alsa podría estar ya en funcionamiento. Una previsión que entonces parecía ... optimista, pero que puede convertirse en realidad. El Ministerio para la Transición Ecológica ha firmado esta semana la autorización administrativa, el último trámite ambiental que estaba pendiente antes de empezar la construcción. En la práctica, este paso del Gobierno central deja el camino despejado y abre la puerta directamente a la fase urbanística. Ahora serán los cuatro ayuntamientos involucrados (San Miguel de Aguayo, Luena, Molledo y Campoo de Yuso) los que tengan que dar la licencia de obra para que las máquinas puedan empezar a trabajar.
«Es un proyecto fundamental para Cantabria», defiende el consejero de Industria, Javier López Marcano, que recuerda que en este momento la comunidad autónoma tan solo produce el 0,1% de la electricidad de origen eólico de todo el país gracias al único parque en funcionamiento, el que se inauguró hace más de una década en Soba. Aunque con esta autorización administrativa ni el Ministerio ni el Gobierno regional tienen ya nada que decir sobre el expediente, el consejero espera que las licencias municipales para iniciar la actuación no se retrasen y las obras arranquen este mismo año.
Pese a que durante la tramitación ambiental el número de aerogeneradores autorizados ha pasado de los 36 que aparecían en el proyecto inicial a los 25 que se levantarán finalmente -de 151 a 105 megavatios-, el de El Escudo seguirá siendo uno de los parques de mayor potencia instalada del norte de España.
Marcano se daría por satisfecho con la entrada en funcionamiento de este proyecto y de «uno o dos de los que se encuentran en tramitación». Porque el Ejecutivo insiste en que, aunque son muchas las iniciativas que han iniciado los trámites, la mayoría morirán en el intento. De hecho, el Plan Energético se marcha un máximo de 700 megavatios y El Escudo y Cañoneras (el parque de Soba que está produciendo electricidad) suman ya alrededor de 140 megavatios.
«La tarea de interlocución con el Ministerio ha sido muy importante», subraya el consejero, que recuerda que la Administración cántabra apoyó desde el inicio esta iniciativa al entender que, frente a otras actuaciones con mayor contestación social, el impacto ambiental que conlleva El Escudo es asumible. De hecho, Transición Ecológica ha transmitido a la región que se trata de uno de los proyectos «mejor argumentados» y «más lógicos» de los que ha tramitado Madrid.
Los mayores inconvenientes con los que se ha topado la empresa han sido ambientales, ya que la zona por donde se repartirán los 25 aerogeneradores -con palas de 75 metros de longitud y torres de 86 metros de altura- cuenta con varias zonas sensibles para la fauna y la flora con diversas figuras de protección. Existen en el lugar varios tipos de hábitats de interés comunitario (brezales secos europeos) y numerosas turberas. Además, quince tipos diferentes de aves protegidas sobrevuelan la zona (desde buitres a alimoches) y otros tantos de murciélagos. Para solventar estos inconvenientes, la empresa Biocantaber, la filial de la eléctrica que promueve la obra, ha tenido que introducir distintas medidas correctoras.
Biocantaber, que ha sumado a Banco Santander como socio para poder asumir la inversión de 114 millones de euros, no empezó con buen pie su relación con los vecinos. Hace tres meses, los ayuntamientos de Aguayo y Molledo paralizaron un sondeo «ilegal» iniciado en el futuro emplazamiento del parque y denunciaron que se estaban realizando trabajos «sin tener autorización». Para paliar la contestación que ha generado en la zona, la compañía ya ha adelantado que buscará «soluciones» para reducir la factura eléctrica a los vecinos. De hecho, ha puesto varias alternativas sobre la mesa.
El proyecto de El Escudo se encuentra dentro del 6% del territorio de Cantabria en el que, por considerar que los impactos de la instalación de molinos son asumibles -hay 19 municipios en los que sí hay zonas susceptibles de acogerlos-, se permitirán los aerogeneradores. Así figura en el mapa de exclusión eólica que presentó hace unas semanas la Consejería de Obras Públicas.
Se trata de un adelanto del futuro Plan Regional de Ordenación Territorial (PROT) que se ha desgranado del documento general y que durante este mes debería ir al Consejo de Gobierno para su entrada en vigor. A partir de ese momento, no se tramitarán licencias en el 94% del suelo de la región.
El Ministerio para la Transición Ecológica está empeñado en cambiar el modelo de producción eléctrica y potenciar las energías limpias. Entre las distintas iniciativas que tiene en marcha está un plan aún en fase de estudio para instalar parques solares flotantes en embalses de todo el país. Entiende que estas instalaciones tendrían ventajas competitivas frente a los huertos fotovoltaicos que hay en tierra firme y también podrían beneficiar a la dinámica de los pantanos, ya que reducirían la evaporación de agua por la sombra de las placas y la floración de algas de agua dulce.En una primera estimación, calcula que el pantano del Ebro, en Campoo, podría albergar el segundo mayor parque de estas características de España, con una superficie de 215 hectáreas que supondrían el 5% del espacio que ocupa el embalse. El Gobierno de Cantabria no se opone al desarrollo de esta tecnología innovadora, pero considera que muy difícilmente este proyecto concreto puede salir adelante. El Ejecutivo cree que no habrá interés empresarial porque las horas de luz de Campoo no harán viable su rentabilidad. Es decir, que el Ministerio no ha afinado al hacer las estimaciones sobre la capacidad del lugar para generar energía solar.
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