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Los Presupuestos Generales del Estado recogen muchas de las reivindicaciones de la región al Estado y casi todos los puntos previstos por el Ejecutivo regional. La mayor sorpresa, para mal, es la ausencia de partidas para los proyectos de integración ferroviaria que están ... en fase de despachos en la comunidad autónoma: los de Santander, Torrelavega y Camargo. No hay ni un euro para la capital, algo lógico teniendo en cuenta que aún el Ayuntamiento no ha dicho al Ministerio cuál es la solución técnica que prefiere, pero más curioso es lo que ocurre con Torrelavega, donde aparecen 10.290 euros para la realización de estudios y nada para la obra.
Un dinero que no encaja con lo que esperaba el Ayuntamiento de la ciudad, que daba por hecho que habría ya partida para la actuación. La promesa del alcalde, el regionalista Javier López Estrada, era que la actuación para el soterramiento de las vías del tren comenzara esta misma legislatura. Antes de mayo de 2023, algo que si no hay cambios ahora se presenta muy complicado. «Pediremos al Ministerio que nos lo explique», apuntaba ayer a este periódico el concejal de Hacienda de la capital del Besaya, Pedro Pérez Noriega, que espera que se trate de un error en la elaboración del borrador de las Cuentas y se pueda corregir durante la tramitación parlamentaria a través de enmiendas. De lo contrario, acabará 2022 y no se moverá ni una piedra en relación al soterramiento de Torrelavega, porque el Ministerio de Hacienda tiene la norma de no incluir en el documento ninguna partida de la que tenga seguridad que no se va a poder ejecutar.
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Pérez Noriega confía en que se trate de un error porque las Cuentas estiman el coste total de los estudios del proyecto –desde que se elaboraron los primeros planos– en 2,9 millones de euros y con los 10.290 que llegarán ahora –los últimos previstos– no se alcanza ni con mucho esa cantidad. El concejal se felicita de que, en cambio, dentro del Fondo de Compensación, sí está el dinero que se esperaba para que el Gobierno de Cantabria active el nuevo ramal Ganzo-Duález, «fundamental»para la ciudad.
Tampoco se habla del caso de Camargo. Y en Santander la integración ferroviaria está paralizada por la falta de entendimiento del equipo de Gobierno. Cuando el PP y Cs pactaron en 2019, los naranjas asumieron la Concejalía de Urbanismo y decidieron parar el proyecto de Adif porque no les parecía la mejor opción para la zona de Castilla-Hermida. Su intención era desarrollar un concurso de ideas para buscar otras opciones, algo que todavía podría prolongarse más allá de 2022. Por eso, los populares urgen que se retomen las negociaciones por miedo a perder las partidas presupuestarias comprometidas para esta obra.
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Para intentar desatascar la situación, la propia Adif presentó este verano un nuevo proyecto de integración ferroviaria más amable con el entorno, aunque Ciudadanos no cede y sigue adelante con la participación ciudadana mientras el PP está abierto a retomar las negociaciones entre administraciones.
A la espera de que la Comisión Europea decida si acepta la propuesta del Gobierno de España de incluir a Cantabria en su mapa ferroviario dentro del Corredor Atlántico, que supondría que las infraestructuras de alta velocidad optarían al dinero de Bruselas, el Ministerio de Transportes continúa con la redacción del proyecto de tren rápido a Bilbao, llamado a comunicar las capitales de Cantabria y Vizcaya en menos de una hora con paradas en las zonas de Laredo y Castro Urdiales. Un proyecto que está elaborando la UTE WSP Spain-Apia-Sener Ingeniería y Sistemas y que terminará de pagarse con los 462.000 euros que se incluyen en los Presupuestos Generales del Estado, dentro del apartado de inversiones reales para la región.
El Gobierno de Cantabria espera tener este mismo mes un primer informe sobre las distintas alternativas de trazado. A partir de ahí, lo que tendrá que hacer el Gobierno de España es tomar la decisión y, en un plazo indeterminado, sacar a licitación la obra, estudiar las ofertas y posteriormente adjudicarlas para que se inicien los trabajos. El calendario es todavía incierto, pero parece difícil pensar que la línea funcione en la próxima década.
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