Secciones
Servicios
Destacamos
Para explicar el escenario autonómico a los de fuera y poner en valor el hecho de que la presidencia del Gobierno de la comunidad esté en manos de una formación regionalista, Miguel Ángel Revilla suele repetir en sus intervenciones en medios nacionales que en ... Cantabria, si el Partido Popular presenta como cabeza de lista a una vaca, la vaca sale presidenta. Y es verdad que en los últimos 30 años, desde que el 'felipismo' comenzó su decadencia, los conservadores se han llevado de calle la victoria. Llegaran o no a La Moncloa, en Cantabria eran los primeros en las elecciones generales. Pudieran entrar en Peña Herbosa o fueran apartados por los pactos, aquí nadie les podía superar en las elecciones autonómicas. Así ha sido, por lo menos hasta ahora.
La celebrada victoria en los comicios del pasado domingo supone la recuperación por parte del PP de algunos de sus feudos históricos, que en el mes de abril habían cambiado al rojo. El caso paradigmático es Santander, pero también pasó en Camargo, Piélagos, Santa Cruz de Bezana, Santoña... Más motivos para una fiesta que también tiene algunas sombras. La primera, la que los mismos dirigentes populares ponían de manifiesto antes de irse a la cama durante el seguimiento del escrutinio, la nacional. Y en clave regional también hay argumentos agridulces. Por ejemplo, que esta victoria es la más ajustada desde hace tres décadas. Nunca desde 1993, ni en generales ni en autonómicas, el triunfo había sido por un margen tan estrecho como este: 2,6 puntos y 8.600 votos.
Eso, y que los populares están aún muy lejos de sus mejores datos históricos en Cantabria con las 84.032 papeletas de esta cita con las urnas. La mayoría absoluta de Mariano Rajoy que aquí se tradujo en cuatro escaños de cinco posibles se logró con más del doble de apoyos. Concretamente, 183.244. O el triunfo que desbancó a Revilla e hizo presidente autonómico a Ignacio Diego -ambas en 2011-, cuando 156.499 personas confiaron en estas siglas. Incluso fue mejor el escrutinio de las generales de 2015, con los populares ya acusando el desgaste de gobernar y los casos de corrupción y sacaron 129.216 papeletas. Si pírrico ha sido el triunfo de Pedro Sánchez en toda España, un adjetivo similar se puede utilizar para la de Cantabria.
Es más, entre el primero y el tercero -los regionalistas con José María Mazón a la cabeza- tan solo hubo 4,7 puntos de distancia. Eso, en apoyos populares, son otras 15.500 papeletas. En una circunscripción pequeña como la cántabra no es que sean pocas, pero tampoco una barbaridad. Sólo las altísimas expectativas que se había creado el PRC, que aspiraba a lograr hasta dos diputados y un senador con una segunda plaza mediante, relativizan un tanto el espectacular ascenso de casi siete puntos. Por crecimiento, y aunque no alcanzaron esa meta, fue el gran ganador del 10-N. Todo, además, con el aliciente de que ha conseguido romper barreras en algunos grandes municipios donde hasta ahora han tenido datos discretos.
De nuevo lo de Santander vuelve a ser paradigmático, donde pasa de quinta fuerza tercera con siete puntos más en seis meses. En Torrelavega se llevó la medalla de plata con otro crecimiento espectacular y en Laredo (con uno de cada cuatro votos con una oferta política muy fragmentada), incluso, un municipio con alcaldesa socialista, Mazón fue el que más convenció entre los pejinos. Así, el PRC mantiene la fortaleza en muchas de las zonas rurales que ya controlaba y confirma que la penetración en los grandes ayuntamientos cada vez es más sólida. Más del 20% en Piélagos, Los Corrales de Buelna, Camargo, El Astillero y hasta el 23% en Cabezón de la Sal y la capital del Besaya.
A pesar de los matices, ellos son la cara de la jornada. Una de las cruces se la colocó el PSOE. El ambiente en Bonifaz no fue especialmente alegre pese a la victoria de Sánchez por la pérdida de uno de sus dos diputados por Cantabria y dos puntos. Sin ser un desastre, Pedro Casares, un nombre con más perfil público que el de su predecesor, Luis Santos Clemente, no consiguió igualar los resultados de hace seis meses y el balance no es para nada satisfactorio.
La prueba es que sus primeras palabras durante su intervención ante los militantes y simpatizantes fueron en clave nacional y para culpar a PP y Cs de un bloqueo que ha propiciado el «preocupante auge de la extrema derecha». Objetivamente, la caída de los socialistas cántabros es la segunda más dura de todo el país, sólo superada por la del PSC en Cataluña. Se quedan ahora incluso por debajo de los registros de 2016. Alegrías, la de Torrelavega pese a perder más de un millar de votos, la de Los Corrales de Buelna donde siguen dominando o la de Castro Urdiales, la única gran plaza donde pasan del 30% con claridad. Pasan de llevarse 39 municipios a sólo 15.
El tercer gran vencedor de la jornada fue Vox. Si los números generales no son suficientes para confirmarlo, el análisis de los detalles por localidades sí lo hace. La lista que encabezaba Emilio del Valle superó a la del PSOE de Cantabria hasta en 30 municipios. No logró imponerse en ninguno, pero sí la segunda plaza en siete. Son Argoños, Lamasón y Hermandad de Campoo de Suso, además de cuatro de la comarca lebaniega (Pesaguero, Potes, Cillorigo y Vega de Liébana), donde se ha enraizado con fuerza.
La debacle de Ciudadanos, que se deja por el camino en menos de medio año 39.000 votos, puede trazarse con el dibujo de sus hipotéticas fugas. Esa cantidad encaja con la suma de los 7.000 que gana el PP, los 8.000 de Vox y los 12.000 del PRC, además de 10.000 que previsiblemente no se han ido a ninguna formación de la izquierda, sino a la abstención. De esta forma, el regionalismo, que se declara «progresista» pero que entre sus votantes tiene a personas de muchas tendencias políticas, habría sido el más beneficiado de la caída de los liberales.
La lista que encabezaba Rubén Gómez, que no logra revalidar su escaño, tiene golpes especialmente duros como el de El Astillero, donde tiene el poder municipal por méritos propios. Pasa de 2.006 votos a 721 y de segundos tras el PSOE a sextos después de Unidas Podemos. A la marca de Pablo Iglesias en Cantabria no le dolían prendas en decir que el suyo era «un mal resultado». Se alejaron más del diputado, pero en cambio superaron a Cs y pueden presumir de los apoyos cosechados en Castro Urdiales, del 18,3%. La gran excepción a nivel municipal.
¿Y los que no votaron? ¿Los que decidieron quedarse en casa ya sea por hartazgo o convencimiento? Pues las cuentas -teóricamente lógicas- también son verosímiles. Respecto a abril, fueron 35.000 cántabros más los que no se acercaron a la urna. Además de esos 10.000 de Cs, la cifra se explica casi a la perfección sumando los 24.000 que se fugan de la izquierda (15.000 del PSOE y 9.000 de Unidas Podemos).
Noticia Relacionada
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.