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Este no es un texto para montañeros expertos. Es para personas que preguntan antes de subir al teleférico si arriba hay un McDonald's o un centro comercial. Para la gente que se queda a medio camino de Cabaña Verónica por ir en ... tacones o para los que llegan y se pasean con sandalias entre piedras calizas como cuchillas. Ni siquiera tanto como eso (aunque no sean, ni mucho menos, exageraciones -las historias las cuentan los propietarios de un centro multiaventura en Fuente Dé-). Dejémoslo en para los que quieren disfrutar de la montaña sin valorar lo suficiente «que es un medio que puede ser hostil». Sin formación, sin material... En la época en la que pueden darse más estas estampas. Empieza el buen tiempo, las vacaciones, los planes... «Ha habido un 'boom' de deportes de montaña en unos últimos años que han sido exageradamente escasos de nieve. Y este año, aunque no sea algo tan excepcional, sí que hay nieve todavía. Una ascensión a Peña Vieja en verano, por ejemplo, sólo es andar. Pero estos días necesitas crampones», explica Fernando Zamora, guía de alta montaña. «Sube tanta gente que va de todo», añaden los propietarios de 'El portal de Picos', que hablan de neveros «de hasta ocho metros» que aún se mantienen. Y eso es un riesgo si no se sabe. 'La llamada Decathlon', lo define con ironía un experimentado rescatador. Hay que tener cuidado.
«Esta semana había compañeros que estaban haciendo esquí de travesía por Picos», apunta Alfonso Meng, del Club Alpino Tajahierro. Después de años 'pelados', el verano ha entrado aún con nieve en las alturas. «A partir de los 1.900 o 2.000 metros casi todos los senderos tienen nieve de seguido. Ha caído bastante y el viento lo va retirando y lo acumula en pozos, grietas... Donde más se acumula, más tarda en irse», explican los hermanos Campo -Hugo y Enrique-, de 'El portal de Picos'. Es, sobre todo, contraste con respecto a las últimas primaveras. «El año pasado hacía ya un par de meses que no quedaba nada. Por eso hemos pasado de un extremo a otro». Y ahora, con buenas previsiones de tiempo a la vista, el número de visitantes se multiplica. «Como no se esperan encontrar tanta nieve, no han previsto bien lo que tienen que llevar. Ves gente sin agua, sin crema solar, en mocasines...». Ellos son los que cuentan lo del McDonald's o los tacones. «Son pequeñas negligencias del turista. Cuando viajas a alguna parte te gusta saber qué necesitas llevar, pero eso aquí muchas veces no se hace». El teleférico pone al visitante sin dificultad en las alturas, de 1.100 a 1.900 metros en cuatro minutos (redondeando todas las cifras). «Y aparentemente es tan fácil todo...».
Consultar el pronóstico meteorológico en la zona que se va a visitar. Lo que más recomiendan es la web de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). No salir en caso de dudas.
Saber qué es necesario llevar. Más allá de prendas y calzado adecuado, no escatimar con lo que se porta (agua, comida, GPS, ropa de repuesto...).
Conocer bien el camino que se va a seguir, que puede variar según sea verano o invierno.
Acudir a los centros de recepción de visitantes para que te aconsejen una ruta adaptada a tu nivel, contratar a un guía experto o unirte a un grupo.
Si es posible, no subir solo y, en todo caso, avisar de los planes y de la ruta.
Salirse de la ruta y pisar la nieve sin saber qué hay debajo, riesgo de pequeñas avalanchas porque la nieve se acumula en zonas con mucha inclinación, nieblas repentinas que cambian radicalmente el panorama en minutos por la cercanía con el mar... «Por ejemplo, en el camino a Cabaña Verónica, la señalética a veces no se ve porque está sepultada. Normalmente la 'marcada' es la senda correcta, pero hay gente que ha podido ir de los primeros y, por desconocimiento, marcar el camino que no es». Por eso ellos hablan de llevar crampones y piolets en cualquier ruta por encima de 2.000 metros «aunque no se lleguen a utilizar», de consultar los boletines de aludes, de no ir solo o de bajarse aplicaciones que permiten estar localizables al menos por otra persona en caso de problemas... «A la montaña hay que guardarle respeto y los rescates iban a mermar mucho», coinciden -hace unos años se publicó un estudio que concluía que el 70% de los accidentes en Picos se debía a un inadecuado equipamiento-.
Eso o contratar un guía. Fernando Zamora lo es. A él no le parece tan excepcional la presencia de nieve a estas alturas del calendario. Llama la atención porque en los últimos cuatro o cinco años no hubo. Pero para los habituales no es sorprendente. Lo que ha cambiado es «que ahora hay mucha más gente». Y muchos, precisamente, se han aficionado a la montaña en estos tiempos de escasez. «Sí que pueden darse algunas situaciones peligrosas porque hay que ir más preparado. A una ascensión que vas normalmente sin nieve, ahora, a partir de 2.000 metros, no puedes ir sin crampones y piolets y sin conocer las técnicas. Y claro, pantalón largo y esas cosas...». Unas necesidades que se combinan con un día de calor.
Este miércoles, por ejemplo. A eso de las doce, en Santander la temperatura era de 21 grados. Pero en la webcam del pico Tres Mares, en la estación de Alto Campoo, se veía una cantidad curiosa de nieve y la sensación térmica era de 0,1 grados. «Además -añade el experto- las situaciones son muy cambiantes según la hora del día. A las ocho de la mañana estás en un sitio y la nieve está muy dura y por la tarde en ese mismo lugar está muy blanda». Zamora cree también que hay un cambio de tendencia entre los que acuden. Frente al montañero clásico, por ejemplo, de curso en un club, con formación previa, «ahora hay un modelo más autodidacta».
Hugo Campo 'El Portal de Picos'
Alfonso Meng Club Alpino Tajahierro
Fernando Zamora Guía de alta montaña
En esto entran también los deportistas que suben a correr a las alturas. Y los debates. «Está el modelo clásico de una mochila grande como era toda la vida y hacer una ruta en seis horas y otros que piensan que es más seguro hacerla más ligero, estando bien preparado físicamente, en una hora».
Se habla de esto últimamente. «Está el clásico turista despistado de siempre que sube al teleférico y quiere ver el Naranjo y ahora hay también un advenimiento de corredores. Hay mucha gente corriendo por Picos. Es gente que físicamente está muy bien, pero que si las cosas se le ponen complicadas, les puede pillar un problema en pantalón corto y zapatillas», opina Alfonso Meng, del Club Alpino Tajahierro. Es «gente bien preparada, pero en ocasiones no montañera», que puede encontrarse con una lesión, con problemas por la nieve o la niebla, «y más en estos días después de una primavera tan inestable». «El problema puede ser el meterse en una actividad sin ser muy consciente de lo que se hace. El que se trae a la montaña un 'track' -una ruta con sus datos, que se incorporan a un mapa y se sigue en el teléfono o el móvil- que se ha descargado de internet y va mirando las indicaciones más que al monte. Puede ocurrir un problema en el reloj o el móvil o el hecho de que esos 'tracks' tienen oscilaciones de cinco metros arriba o abajo... Eso puede ser un problema. Picos es un sistema cárstico con grietas. Te caes en un hoyo de tres metros y no sales».
Más allá de detalles, tal vez la mejor frase para entender a quién va destinado este texto es una del guía: «Se ha dejado de considerar la montaña como un medio que puede ser hostil. Tú no te metes al agua si no sabes nadar y hay bandera roja».
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