«Me da muchísima pena irme de esta casa, aunque nos estén construyendo una nueva y más moderna»

Con 50 años decidió que era un buen momento para hacerse con una propiedad en Cantabria. «Yo compré la casa pensando que era completamente legal. Nos enteramos casi por casualidad de que pesaba sobre ella una sentencia de derribo», afirma. Recuerda que pagó 10 millones de pesetas -en euros, 60.000-. «Esta costaba un millón más porque tenía una pequeña parcela», explica. En su caso, la Administración sí que se ha hecho cargo del problema. «Nos están construyendo una de sustitución en el barrio de Cerecedas, a quinientos metros del Ayuntamiento. Si no hubiéramos querido, nos habrían indemnizado con 128.000 euros», relata. «Antes, por decirlo de alguna manera, estábamos en el extrarradio y ahora nos llevan al Paseo de Pereda. Pero a mí lo que me gustaría es continuar aquí, desde donde veo un trocito de mar», subraya. «Para conseguir que se hagan cargo ha habido mucho trabajo, mucha lucha. Es el fruto de esfuerzo de muchísima gente», recalca.

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Su mujer Pilar está más contenta. «Ya ha ido incluso a verla, aunque, de momento, sólo son columnas. Gesvicán nos invitó primero a que viéramos los planos y alucinamos. Pensábamos que se habían equivocado. Los materiales y demás son mejores que los de nuestra época», añade. «El año que viene, en teoría, nos la tienen que dar», concluye.