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La lucha ecologista del último medio siglo no se entiende sin su nombre. El cántabro Jesús 'Suso' Garzón, padre del movimiento conservacionista y resucitador de la trashumancia en España, falleció ayer a los 78 años tras una vida entera dedicada a la defensa del mundo ... rural.
Residente en Sopeña de Cabuérniga, pero con un pie siempre en la Extremadura con la que guardaba profundos lazos familiares, el curriculum vital de 'Suso' está lleno de todas sus luchas e intentos por proteger su pasión, la naturaleza. Ya siendo joven se escapaba con su amigo Félix Rodríguez de la Fuente a los páramos de Guadalajara para soltar a Durandal, el halcón peregrino de Félix, a la caza de tórtolas y perdices. Y desde entonces su mirada siempre estuvo más en el campo que en el asfalto de la ciudad.
Hubo dos momentos clave que colocaron su nombre en los telediarios de todo el país. El primero, su batalla casi quijotesca hace 50 años para salvar Monfragüe de la devastación. A mediados de los 70, este bosque mediterráneo, ahora parque natural nacional con la máxima protección, estuvo a punto de desaparecer por las plantaciones artificiales de eucaliptos. 'Suso' Garzón paró las máquinas excavadoras gracias a las colectas que dirigió para arrendar él mismo las fincas. Y logró salvar lo que hoy es un símbolo natural de Extremadura.
El segundo momento llegó a mediados de los noventa, cuando logró que miles de cabezas de ganado atravesaran el centro de Madrid reivindicando la trashumancia medio siglo después de que esta práctica hubiera casi desaparecido de la península. Su gesta, la de los pastores 'invadiendo' una capital europea para reclamar sus derechos, ocupó páginas de periódicos de todo el mundo. Solo unos meses después se aprobó la ley que protege las cañadas, caminos y veredas, y que permite la trashumancia por toda España.
Su lucha más reciente ha sido contra los incendios que asolan los montes del país. Pero antes de eso, 'Suso' lo había sido todo en el mundo conservacionista. Hizo los primeros censos de especies como la cigüeña negra y, precisamente, el lobo. Y además de promotor e impulsor del Parque Nacional de Monfragüe, fue director de Medio Ambiente de la Junta de Extremadura, además de presidente de multitud de asociaciones naturalistas. En Cantabria, sin ir más lejos, estaba al frente del Concejo de la Mesta, centrada en la recuperación de la trashumancia y en conservar la red de vías pecuarias. También ha publicado cientos de libros, miles de artículos, ha pronunciado conferencias por todo el mundo y tiene más de 30 premios nacionales e internacionales por su trabajo en defensa de la naturaleza.
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