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Álvaro San Miguel, Daniel Martínez y Abel Verano
Santander | Castro Urdiales
Jueves, 1 de febrero 2018
La tragedia volvió a repetirse en un punto acostumbrado a convivir con ella. Dos personas murieron a última hora de la tarde de ayer a consecuencia de un accidente de tráfico que tuvo lugar en la N-629, la carretera nacional que une las ... localidades de Ramales de la Victoria y Colindres, el punto de mayor siniestralidad de toda la región. Los datos oficiales confirman que desde 1999 se han producido hasta 18 fallecidos en este mismo lugar. En el suceso se vieron implicados dos vehículos que iban en sentido opuesto y que protagonizaron una colisión frontolateral en la que también resultaron heridos otros cuatro ocupantes.
Según confirmó la Delegación del Gobierno en Cantabria, los hechos se produjeron pasadas las 19.00 horas frente a Magefesa, concretamente en el kilómetro 84,5, un punto en el que había seis ramos de flores de siniestros pasados. Al parecer, por causas que se desconocen, uno de los turismos invadió el carril contrario alrededor de las 19.15 horas, momento en el que se produjo el fatal accidente. Las dos personas que perdieron la vida eran dos varones, Francisco García e Iván Abascal. El primero tenía 36 años y vivía en Ampuero con su familia –tenía tres hijas menores– y su acompañante, de 21 años, residía en Voto. Ambos viajaban en el mismo coche, un Seat Ibiza que quedó totalmente destrozado y boca abajo a consecuencia del impacto. Cuando llegaron los servicios de emergencia se encontraron a los dos hombres sin vida en el interior del vehículo. Para excarcelarlos fue necesaria la intervención de los bomberos.
En el otro turismo, un Seat Córdoba que se dirigía hacia Colindres, iban cuatro personas. Los ocupantes eran una mujer de 46 años y una niña de seis, con heridas leves, y dos varones de 73 y 47 años con heridas que no revisten gravedad. De hecho, las dos primeras salieron del vehículo por su propio pie. A pesar de ello, todos fueron trasladados al Hospital de Laredo, donde fueron atendidos en urgencias y sometidos a pruebas médicas.
El Centro de Gestión de Emergencias del 112 del Gobierno de Cantabria recibió el aviso del accidente a las 19.14 horas y movilizó a los servicios de emergencias pertenecientes al Parque de Laredo, a la DYA, a agentes de la Guardia Civil, a mantenimiento de carreteras y a sanitarios del servicio 061. Asimismo, de forma preventiva se desplazaron los bomberos de Castro Urdiales como apoyo.
Aunque los responsables de Tráfico no se aventuraron a relacionar el accidente de circulación con el mal tiempo, los vecinos de Limpias confirman que en el momento del suceso se produjo en la localidad un importante chaparrón. Además, usuarios de la carretera señalaron que se habían creado balsas de agua a consecuencia de la lluvia. En este sentido, son varios los siniestros graves que han coincidido con días de fuertes precipitaciones en los últimos tiempos.
La carretera nacional entre Colindres y Limpias estuvo cortada durante media hora, mientras se despejaba y aseguraba la calzada, y el tráfico se desvió por Treto.
Con los dos fallecidos de esta tarde son ya 18 las personas que han perdido la vida en la carretera nacional N-629 desde 1999. El trayecto, de cerca de 20 kilómetros, es uno de los que presenta históricamente mayor siniestralidad de la comunidad autónoma. De hecho, era el único que figuraba en la lista de los 300 tramos más peligrosos de la red viaria española publicada en 2016.
La Dirección General de Tráfico y la Delegación del Gobierno en Cantabria anunciaron que para luchar contra esta lacra está prevista la puesta en funcionamiento de un radar de tramo que aún no se ha activado. El retraso en la instalación de ese esperado radar de tramo (anunciado en 2015) se produjo por «cuestiones económicas».En cambio, sí se han tomado otras medidas como la reducción del límite de velocidad en algunos puntos –en los túneles, por ejemplo, por su mayor peligrosidad–. Entre las acciones concretas que se han desarrollado destaca la reparación del firme por parte de la Demarcación de Carreteras o la sustitución en algunas zonas de las líneas discontinuas por las continuas para prohibir los adelantamientos. También se ha aumentado la presencia de los agentes de la Guardia Civil al ser calificado el tramo como de especial vigilancia, el único que existe actualmente en Cantabria.
«Los vecinos pueden confirmar que ahora es mucho más habitual y constante su presencia. También es uno de los lugares que suele frecuentar el Pegasus –el helicóptero de la DGT que se encarga del control de la velocidad– cuando viene a Cantabria», confirman desde la DGT, donde aseguran que con estas medidas ya se está consiguiendo que los conductores levanten el pie del acelerador.
Los alcaldes de la zona han manifestado en diversas ocasiones su preocupación por la alta siniestralidad en la carretera nacional N-629 que une Colindres y Ramales de la Victoria. En este sentido, y aunque el punto del accidente mortal de ayer se encuentra unos cientos de metros más adelante, han solicitado de manera repetida a la Delegación del Gobierno en Cantabria y a la Dirección General de Tráfico la colocación de un radar de tramo entre Ampuero y el túnel de Limpias para controlar que se cumplen los límites de velocidad. Aunque estaba previsto que estuviera disponible a comienzos de 2017, lleva ya un año de retraso.
«Fíjate qué mala suerte. Hace poco he estado hablando con el director de Tráfico en Cantabria y me comentaba que la reducción de la velocidad a 80 kilómetros por hora estaba siendo positiva porque hacía mucho que no había víctimas. Y hoy (por ayer) nos encontramos con esto», explicaba a este periódico la alcaldesa de Limpias, María del Mar Iglesias, visiblemente afectada por lo ocurrido.
Según Iglesias, la intención de la DGT es poner en funcionamiento este dispositivo a lo largo de las próximas semanas. De hecho, ya se han instalado las cámaras que realizarán el control y la cartelería informando a los conductores de las limitaciones y de este nuevo radar, el primero de este tipo en la región.
Según confirmó el pasado marzo a El Diario la Delegación del Gobierno, los retrasos se deben a motivos económicos. En concreto, a que los Presupuestos del Estado de 2017 no se aprobaron a tiempo, lo que hizo que, de rebote, también se retrasaran todos los trámites administrativos. En marzo del pasado año el plan ya estaba finalizado y la obra adjudicada, pero faltaba una partida presupuestaria en la que encajar el proyecto.
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