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No hacen falta trucos ni tratos para sentir la magia del Palacio de La Magdalena. Anoche, subir la península hasta el emblemático edificio ya daba pistas del terror que habitaba en sus estancias en el particular homenaje a la noche de los difuntos que organizó ... el Ayuntamiento de Santander. Teñido de naranja calabaza, nadie dudaba de que algo maléfico esperaba en su interior al tratarse de Halloween. Las habituales visitas se convirtieron en terroríficas experiencias guiadas por el equipo de profesionales que conoce al dedillo la historia que esconde cada uno de sus rincones. Caracterizados para la ocasión con regueros de sangre, cicatrices y catrinas como auténticos seres del mal y con candiles, porque apenas unas velas iluminaban su recorrido.
La compañía 'Arte en Escena', dirigida por Marta López Mazorra, se encargó de teatralizar varias piezas vinculadas a la muerte. El recorrido empezaba viajando a México con su universo de calaveras y colores para honrar entre rezos y tequilas a los desaparecidos. «¡Tengo miedo!», decían algunos de los pequeños que se unieron a las comitivas, muchos vestidos para la ocasión.En total fueron cinco grupos, de la tarde a la noche, con algo más de medio centenar de espectadores por cada pase. Sus murmullos rompían el silencio sepulcral de los anchos pasillos y las históricas estancias. Los flases de los móviles contrastaban con la oscuridad de todo el recinto, apenas roto por alguna presencia espectral.
El clásico 'Don Juan Tenorio' ocupaba dos de los salones con la declaración y la muerte de Doña Inés como protagonistas, convirtiendo el icónico salón de baile en un cementerio. Otra estancia muy señalada, el comedor de gala, albergaba un banquete 'mortal' con la recreación a modo de 'flashback' de las curiosas muertes de un grupo de comensales, del que sólo salió viva una duquesa, de la que advertían «es muy peligrosa».
Las idas y venidas por palacio no hubieran sido lo mismo sin la personalidad de su anfitriona, Lola Saiz, responsable de todo el grupo de guías. Ella, bate en mano y con heridas de guerra, señalaba el ritmo a los asustadizos visitantes. Entre su equipo, varios alumnos en prácticas de Turismo, como Carlos Sáenz, quien se dejó llenar la cara de cristales y balas por arte de los efectos especiales. «Ha sido divertido guiar de una forma diferente, pero nosotros pasaremos miedo de verdad cuando se apaguen las luces y caminemos solos por el palacio, ya de madrugada», contaba.
El viaje incluía guiños al cine de terror, con varios personajes clásicos y malos, malísimos como el 'Joker' de la saga 'Batman', o estancias donde, de pronto, sorprendían un par de fantasmas revividos. Y es que la particular ruta por el singular inmueble iba del majestuoso hall, a la primera planta con su alcobas de camas deshechas por seres del mal o el sótano, donde lo tenebroso campaba a sus anchas.
«Como actores es un lujo absoluto trabajar en el Palacio de La Magdalena, porque tienes ya el marco. Nos hemos centrado en que los personajes cobrasen vida y que llegaran al público que estaba tan cerquita», explicaba Marta López Mazorra. Su objetivo era dar una vuelta de tuerca a la fiesta de Halloween: «Queríamos hacer algo más sofisticado y recuperar tradiciones más allá del miedo», añadía.A juzgar por algún grito que otro lo consiguieron, pero sin perdonar los sustos.
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