«Hay mucha necesidad, este año más»

Llevan un uniforme muy sencillo: todos lucen un peto blanco con letras azules. Pero no necesitan nada más porque lo importante no es su vestimenta, sino el mensaje que trasladan a quien cruza la puerta del supermercado. «Esta campaña es una manera de mentalizar a la gente de lo que necesita la sociedad», contaba ayer Leticia Zaldibar, una de las voluntarias que participa en La Gran Recogida del Banco de Alimentos de Cantabria que se desarrolla en 150 supermercados repartidos por la comunidad autónoma y que se prolongará hasta el próximo jueves. Ella colabora con la organización regional desde hace 25 años y reconoce estar «entusiasmada» con la iniciativa y la tarea de este año.

Lo cierto es que la solidaridad no entiende de fechas, pero campañas como esta son la oportunidad perfecta para «ser generosos con los demás», añadía ayer a las puertas del Lupa ubicado en la calle Rualasal de Santander. Porque hace falta ayuda: «Hay mucha necesidad, este año más que otros», reconocía su compañera Ana Isabel Gómez, con quien compartía el primer turno de la mañana. Ese es justo el mensaje que subrayan a los clientes: hay muchas personas que urgen ayuda y que son «gente cercana». Porque no es necesario irse muy lejos para toparse con alguien que atraviesa dificultades. Ellas lo saben bien al formar parte de la red de voluntarios del Banco de Alimentos durante todo el año.

Aquí también se ha dejado notar la crisis sanitaria, que ha cambiado la forma de colaborar. Al igual que el año pasado, la donación es económica y se hace al pasar por caja en lugar de entregar a los voluntarios alimentos no perecederos como solía ser habitual. Eso sí, vale todo. El único requisito es que el importe sea superior a un euro. No hay más. «Lo de recoger alimentos suele gustar más, pero la pandemia obliga a hacerlo de esta forma», resume Leticia Zaldibar. Aún así, destaca que «es muy fácil»: «Se puede pagar en caja», insiste la voluntaria para animar a la gente.

En la recogida participa gente de todas las edades, aunque ayer por la mañana casi todas las personas eran mayores porque a los más jóvenes les tocaba ir a clase. Precisamente a Seily Godinez y a Sulay Tulcanazo les propusieron en su escuela colaborar en la campaña y no lo dudaron, así que se pasaron la mañana en el Carrefour Market de la calle Jesús de Monasterio. A sus 20 y 18 años, para ambas era la primera vez colaborando en la iniciativa. «Nos hemos apuntado para ayudar e intentar recolectar algo. De momento parece que va bien», contaba Seily después de dos horas de turno. Su tarea no es otra que informar de cómo se debe hacer la donación para evitar despistes. «Un señor ha llenado un carro de comida, pero no podemos recogerlo. Lo ha cambiado para dar dinero», relataba.

«Lo que haces por los demás redunda en ti», contaba por su parte Mari Carmen, voluntaria en el BM de San Fernando, también en la capital cántabra. Tras 15 años colaborando con el Banco de Alimentos, empieza la campaña «con muchas ganas». Sobre todo consciente de la necesidad que hay en la calle. «Tenemos que dar respuesta a lo que demanda la sociedad, este año es más que otros», reconocía. Para ella, ayudar es un gesto «gratificante y muy bonito». En concreto, de esta campaña lo que más disfruta es poder entablar una conversación con la gente e incluso «sensibilizar a los más pequeños» cuando acompañan a sus familias al supermercado. Siempre con la idea en la cabeza de que «dar a los demás sólo reporta beneficios».

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