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Milagros Ferreyros, hija del pescador desaparecido en el hundimiento del Vilaboa Uno, y la familia de Francisco Sampedro Faleato, uno de los dos fallecidos en el trágico suceso del pasado 3 de abril, están inmersas en una encrucijada burocrática y judicial que sigue ... sin responder a sus reivindicaciones, que pasan por recuperar el cuerpo de Walter Jhon Ferreyros y conocer las causas del naufragio. «Todavía no he podido procesar el duelo porque sueño que mi padre llama a la puerta de casa. Y mi madre sigue sin poder dormir», relata Milagros.
No puede contener las lágrimas cuando relata la situación que está atravesando su familia. «Estamos totalmente abandonados. No tenemos información de nada. No sabemos qué tramites se están haciendo, si se sigue buscando o no... La sensación que tenemos es que se han olvidado de nosotros. Al principio todo eran buenas palabras, todos nos prometieron que harían lo imposible para encontrar a mi padre, pero la realidad es muy distinta».
Tanto la hija de Walter como los familiares de Sampedro Faleato se han dirigido a la Consejería de Pesca en busca de respuestas. «Pero no nos han dado una solución, simplemente han trasladado nuestra petición a la ministra de Transportes». A la espera de una contestación, que no creen que responda a su reivindicación, ayer remitieron un escrito a la delegada del Gobierno en Cantabria, Ainoa Quiñones, en el que reclaman el «reflotamiento del barco» o, en su caso, poder desplazarlo a una zona con menos profundidad para que pueda ser posible su reflotamiento y poder llevar a cabo una investigación completa que esclarezca las causas del accidente y así dar descanso a las familias afectadas. Pero no solo para eso, sino para encontrar el cuerpo de Walter, quien, según las declaraciones realizadas por uno de los siete supervivientes del naufragio -en concreto el último que salió del barco-, se quedó dentro sin posibilidad de salvar su vida.
Lorena Loma, hijastra de Francisco Sampedro Faleato (El Fali), señala que cuando tuvo lugar el accidente las autoridades descartaron el reflotamiento «porque no hay empresas en España que puedan realizarlo». «Sin embargo, nos consta que esta maniobra ya se hizo cuando se hundió el Nuevo Pepita Aurora cerca de Algeciras». Fue la denominada operación 'Wolf Jaw', que permitió recuperar los restos de ese barco a 140 metros de profundidad (el Vilaboa Uno se encuentra a unos 120 metros) y transportarlos a un área poco profunda para permitir el acceso a los buzos. «Nos han llamado buzos de toda España y nos dicen que sí se puede bajar para proceder al rescate, pero las autoridades se niegan por una cuestión económica, a pesar de que pagamos impuestos para ello», lamenta Milagros.
La impotencia es mayor al comprobar, a través de las imágenes que captó un robot, que el Vilaboa Uno se encuentra posado sobre el fondo marino sin que aparentemente se aprecie daño alguno. «Además, la puerta por la que se accede al parque de pesca, que es donde se cree que puede estar Walter, está abierta», apunta Lorena.
«Mi madre no está bien psicológicamente. Y es duro vivirlo día a día y no tener un cuerpo. Los rescatadores dicen que se dedican a salvar vidas humanas. Pero me gustaría tener el cuerpo de mi padre, saber dónde está para llevarle unas flores. Ahora mismo lo único que tengo de él es un cuadro en mi casa», asegura, entre sollozos, Milagros, que hará todo lo que esté en su mano para encontrar a su padre.
Por eso, en caso de no ser posible el reflotamiento del barco, han solicitado que bajen los buzos, ya que, según la información que han recabado, «sí es posible el acceso», y, según el pliego de condiciones de Salvamento Marítimo, pueden bajar hasta 200 metros de profundidad.
«Queremos que se utilicen todos los medios necesarios y disponibles para esclarecer la causa de este hundimiento, ya que las condiciones eran óptimas para que no ocurriese este accidente que ha dejado sin vida a tres personas y unas familias desconsoladas a las que no se les está facilitando información por ningún medio, ni tan siquiera una ayuda en el momento de gestionar los papeles que por ley se deben tramitar», afirma Lorena. La hijastra de Sampedro Faleato reclama que «no se escatime en gastos para esclarecer este insólito accidente, ya que el barco se encontraba sin carga, no estaban faenando, las condiciones meteorológicas era favorables y la imágenes del robot muestran que, a simple vista, la embarcación se encuentra en buen estado, lo que nos deja sorprendidos ya que no se aprecia daño aparente».
Otra de las reivindicaciones que ha trasladado Milagros a la delegada del Gobierno es que se le facilite cuanto antes el certificado de defunción de su padre para poder realizar todos los trámites necesarios, ya que a día de hoy no he podido arreglar nada burocráticamente. «Lo que están haciendo es tomarme el pelo. Porque a mi dolor y a mi falta de información le tengo que sumar que me tengo que movilizar para tramitar todo. No tengo ese certificado -y por la huelga en Justicia puede tardar más- para solicitar las prestaciones que por ley le pertenecen a mi madre. No es una ayuda lo que estoy pidiendo. Estoy atada de pies y manos y yo tengo que comer; mi madre tiene que comer, hay facturas que pagar: luz, agua, casa... ¿De dónde sale? Del aire no y yo tengo que trabajar», lamenta.
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