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En sus más de 110 años de vida, el penal santoñés de El Dueso ha acumulado mucha historia y multitud de historias personales. Las de internos que se hicieron tremendamente populares por la magnitud de sus crímenes o el impacto de sus acciones delictivas en ... la opinión pública, pero también otros que forjaron una destacaba carrera artística, cultural o política y que estuvieron entre rejas en una época convulsa de España por sus ideas. Entre los nombres propios que han ocupado las celdas se encuentra Rafi Escobedo, único condenado por el mediático crimen de los marqueses de Urquijo, y que se quitó la vida allí mismo ahorcándose con unas sábanas en 1988. O el que durante los últimos años del franquismo fue el prototipo de delincuente español por excelencia, Eleuterio Sánchez 'El Lute', que llegó a decir que en El Dueso «se tiene la ilusión de sentirse a ratos libre».
Como en su época, el entorno natural en el que está situada, con una vista privilegiada del monte Buciero y la playa de Berria o el clima social que se vive en su interior -la mayoría de presos son no conflictivos, y en algunos casos a los más problemáticos se les ha enviado a otro lugar menos amable para no romper esa convivencia- hacen de la cárcel cántabra un centro algo diferente a las demás. Es referencia en programas de reinserción, como el que puso en marcha tras la Guerra Civil el dramaturgo Cipriano Rivas Cherif, cuñado del presidente de la II República Manuel Azaña. Rivas Cherif, preso político condenado a muerte y después conmutada la pena a 30 años de prisión por «adhesión a la rebelión», puso en marcha un grupo de teatro que las autoridades de la dictadura enseguida cortaron de raíz. Ese mismo 'delito' fue el que cometió el dramaturgo Antonio Buero Vallejo, que mucho antes de ganar el Premio Cervantes tuvo que pagar por su afiliación al bando republicano. También el socialista vasco Ramón Rubial, que llegó a ser presidente del PSOE durante los gobiernos de Felipe González.
Antes que ellos, estuvo en Santoña el general Sanjurjo, personaje clave en la historia española del siglo XX, uno de los impulsores del golpe de Estado de 1936 y líder del fallido de 1932, por el que fue condenado. Y después llegaron etarras o personas del entorno de la banda terrorista, como Rafael Díez Usabiaga, exsecretario general del sindicato nacionalista vasco LAB, que fue juzgado por el intento de reconstruir la antigua Batasuna; cuando salió en libertad en 2017 había en la puerta para recibirle 150 simpatizantes y destacados dirigentes de la izquierda abertzale como Arnaldo Otegui.
La relación de El Dueso y ETA desapareció entonces hasta que a finales de 2018 llegaran dos nuevos terroristas por decisión de Instituciones Penitenciarias y dentro de la política de acercamiento al País Vasco como 'premio' a condenados que aceptaran la legalidad y reprobaran los actos violentos: Emilio Salaberría y Gorka Fraile. Ambos habían cumplido ya tres cuartas partes de su condena y, a pesar de que se les relaciona con algunos atentados, no está probada su participación directa en asesinatos.
Allí se han encontrado a otros de esos nombres propios de El Dueso que, a día de hoy, continúan en Santoña por actos cometidos dentro o fuera de Cantabria. Por ejemplo, Santiago Mainar, responsable del mediático asesinato del alcalde de Fago (Huesca), o Luciano José Simón -el hombre que se atrincheró en su casa de Turieno- que sigue a la espera de juicio.
El asesinato del alcalde de Fago, un pequeño pueblo de Huesca, fue el crimen más mediático de 2007. El caso ocupó cientos de horas de televisión, especialmente desde la detención de Santiago Mainar, un ganadero enfrentado con el regidor por problemas vecinales. Tras su condena, fue trasladado a El Dueso en 2011, donde es común verle leyendo o en medio de alguna conversación en el patio. Ha tenido algún problema de salud y en 2018 disfrutó en Santander de su primer permiso.
Luciano José Simón, cuyo nombre se hizo popular en toda España el verano pasado después de atrincherarse en su casa de Turieno, disparar contra los agentes y huir al monte antes de ser detenido, está en El Dueso a la espera de juicio. Allí le tienen como un interno tranquilo y discreto que sólo se relaciona con un pequeño grupo de amigos. Participa en todos los programas que le han asignado, con especial predilección por el taller de jardinería, una de sus pasiones.
Emilio Salaberria, condenado en 2005 por formar parte de diversos comandos de ETA con delitos de sangre a sus espaldas, llegó a Santoña en noviembre de 2018, cuando no había ningún miembro de la banda en la prisión. Instituciones Penitenciarias decidió el traslado para que estuviera más cerca de su familia, después de que el etarra cumpliera tres cuartas partes de su condena y aceptara la legalidad penitenciaria, algo que se interpreta como una desvinculación de ETA.
Como su excompañero en ETA, Gorka Fraile llegó a finales de 2018 y también por una decisión de Instituciones Penitenciarias, que dio el visto bueno al traslado para que esté más próximo a su familia después de que manifestara su rechazo a la violencia. Cumple 25 años por colaboración con banda armada, tenencia de explosivos y daños. Se le consideraba miembro de un comando que cometió ocho atentados con explosivos e ideólogo del asesinato de un concejal del PP.
La Justicia condenó a 20 años a cada una de las dos autores de un crimen ocurrido en Castro Urdiales en 2014 en el que resultó fallecida una anciana de 80 años a la que pretendían robar. Aunque en un principio ambas estuvieron en prisión provisional en el módulo de mujeres El Dueso y mantenían su relación de amistad, todo cambió durante el juicio por las versiones contradictorias que expusieron. Natalie Botha sigue en Santoña, pero Juncal González pidió el traslado.
En marzo de 2017, se escuchó en la Audiencia de Cantabria uno de los testimonios más estremecedores de los últimos años en una sede judicial, el de la mujer que dos años antes había quedado tetrapléjica después de saltar por la ventana para huir de la brutal agresión que le estaba propinando su marido. Rosendo Muñiz atendió sin parpadear, desde el banquillo de los acusados, el relato de su esposa. El tribunal le condenó a 19 años por aquellos hechos ocurridos en Polanco.
A pesar de que la Justicia consideró a Juan Carlos Cimiano autor en 2009 de los disparos que acabaron con la vida del conocido preso 'Tomasín' cuando regresaba precisamente a El Dueso de un permiso y de sus dos acompañantes, este siempre negó la autoría. Se declaró inocente y su defensa dijo que las pruebas no eran concluyentes y que se había vulnerado su presunción de inocencia. Fue condenado a 51 años y lleva una década:está bien integrado y tiene un comportamiento positivo.
Los responsables de delitos tan graves como los abusos sexuales a menores suelen ser internos que huyen de cualquier conflicto cuando entran en prisión. Casi ejemplares, como ocurre en El Dueso con Raúl Arce, el profesor que fue condenado a tres décadas de cárcel por realizar tocamientos con intenciones sexuales a diez alumnas de entre seis y 11 años del colegio público Simón Cabarga de Santander en 2010. Sumó otra condena por un episodio similar en Valdeolea.
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