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L. Fonquernie / V. Soto
Santander
Domingo, 20 de agosto 2023, 02:00
Primero fue la pandemia del covid. Después, la subida del precio de los carburantes. La suma de ambos factores, además de algún otro, se tradujo en un aumento de la venta de patinetes eléctricos. Un hecho que, más allá de verse en la calle, ... lo reconocen también las principales superficies que los comercializan. Así que desde hace unos meses este nuevo Vehículo de Movilidad Personal (VMP) -según lo define la Dirección General de Tráfico (DGT)- se ha convertido en uno más de la vía pública, en la que también ha provocado alguna que otra colisión y más de un conductor se ha llevado una sanción. Por ejemplo, en Santander, a lo largo del pasado año, la Policía denunció en la capital a 228 usuarios de patinete por dar un mal uso al vehículo. Por eso, la regulación avanza y trata de ponerse a la altura cuando un elemento irrumpe así y urge una normativa. La última serie de medidas entrará en vigor el 22 de enero del próximo 2024, cuando todos los modelos que se comercialicen deberán estar homologados por la DGT. Este trámite, además de obligar a unas determinadas condiciones técnicas y de velocidad, también conllevará un equipamiento obligatorio.
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Así, todos los patinetes anteriores a esta regulación y que no cumplan con ella tendrán un período de cadencia hasta enero de 2027. A partir de ese momento no podrán circular. La principal exigencia pasará por que los VMP cuenten con una placa de certificación visible en la que se registre la marca, modelo, serie, año de fabricación y certificado oficial. Además, no podrán superar los 25 kilómetros por hora (el mínimo serán 6 km/h), deberán contar con dos frenos independientes y con una patilla para sostenerlo (si el vehículo cuenta con tres ruedas no será obligatorio).
También el tamaño de las ruedas tendrá que ser de, al menos, ocho pulgadas, y los patinetes contarán con un sistema de iluminación delantero y trasero, luz de freno y reflectantes (sistemas catadióptricos) tanto en la parte delantera como en la trasera y en los laterales, entre otras normas.
Toda esta legislación se completa y amplía para los casos en que el patinete se utilice para transporte de mercancías u otros trabajos, cuando el mínimo de ruedas deberá de ser tres, por ejemplo. Las medidas se suman a las ya promulgadas por la DGT y las ordenanzas municipales, como la existente en Logroño, aunque aún quedan puntos polémicos. Uno de ellos es la obligatoriedad de contar con un seguro (de momento no lo es) y otra es el uso del casco. En teoría, es obligatorio (y sancionable circular sin él) pero se halla en un limbo legal hasta que la DGT modifique un artículo de su reglamento. En Logroño, por ejemplo, si se usa el VMP para una actividad económica (caso de un repartidor) la cabeza debe ir protegida, pero el resto de usuarios puede ampararse en esa nebulosa legislativa.
Lo que sí está terminantemente prohibido es circular por la aceras, circular con dos personas a bordo, salir de las vías urbanas, conducir con auriculares, hacerlo hablando por teléfono móvil o bajo los efectos de las drogas o el alcohol (los límites son los mismos que para cualquier otro vehículo).
Las obligaciones podrían suponer un freno para muchas personas que decidan pasarse a la movilidad eléctrica, aunque el sector continúa viviendo momentos de auge.
«Cada vez más gente se interesa por los patinetes eléctricos. Circular por la ciudad resulta más difícil para los vehículos tradicionales y los VMP ganan terreno», explica Ángel, de Patinetes Rioja, una tienda que se inauguró en la calle Pérez Galdós de Logroño hace poco más de un mes y que en este corto período de tiempo ha encontrado su nicho en un mercado en imparable aumento. Los precios de los carburantes tradicionales o las dificultades de aparcamiento han empujado a muchos a interesarse por estos modelos eléctricos, especialmente en los municipios más poblados.
Pero el incremento de su utilización también conlleva el malestar de numerosos ciudadanos, especialmente cuando circulan por las aceras, o de otros tantos conductores, que ven a patinetes y bicicletas como extraños compañeros de asfalto.
Y conforme avanza el uso de los patinetes eléctricos, también aumenta su implicación en accidentes y colisiones que se dan en la vía pública. Por poner un ejemplo. A lo largo del pasado año la Policía denunció en Santander a 228 usuarios de patinete por darles mal uso. Además, según los informes que remite la Policía Local con las actuaciones de la jornada, entre 2022 y 2023 (hasta el 31 de julio), han registrado 85 intervenciones con patinetes involucrados. La mayoría son por conducir bajos los efectos del alcohol (19) y por chocarse (otros 19). Pero también hay positivos en drogas (14), caídas (12) y, en menor medida, atropellos (4), infracciones de circulación (16) y hurto de patinete (1).
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