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El nuevo obispo de Santander, Arturo Pablo Ros, ha llegado con paso humilde pero con una hoja de ruta definida de lo que quiere hacer en la Diócesis de Santander. Si este sábado ya encandiló a sus fieles compartiendo parte de su dolor por el fallecimiento de su madre, abriendo su corazón ante cientos de desconocidos para él, ayer sorprendió de nuevo acercándose al santuario de la Bien Aparecida en Ampuero, donde ofició la misa. Su intención, según relatan los allegados, era «poner su ministerio bajo su manto», o lo que es lo mismo, mostrar respeto y solemnidad y la promesa ante la Patrona de todos los cántabros de que va a hacer todo lo posible por ayudar y unir a los feligreses. Un gesto que han hecho otros obispos cuando tocaba, pero Ros lo ha programado de inmediato, en su primera jornada en el cargo y en privado. No ha querido esperar.
«Es todo un detalle el que se haya querido acercar a la Bien Aparecida. Se puede hacer una similitud con el Papa, que siempre, antes y después de un viaje, va a Santa María la Mayor», reflejan a preguntas de El Diario Montañés fuentes del Obispado ante el desplazamiento del nuevo obispo, apenas 24 horas después de tomar posesión.
Al llegar a la misa de doce, los vecinos de Ampuero se vieron sorprendidos por la presencia del nuevo obispo para oficiar la ceremonia. Pero la voluntad del prelado parece ser la de entrar de lleno en la vida y el alma de los cántabros. De ahí que Ros se dejase fotografiar postrado ante la imagen de la Virgen en el Santuario de la Bien Aparecida.
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«Es un buen modo de conocer a los cántabros», valoraban ayer desde el Obispado, «acudir a donde están sus amores», destacaban algunos de sus miembros. «Es conocer la imagen de Nuestra Señora, ante la que cada 15 de septiembre nos reunimos como los hijos a quienes congrega la madre, en la misma mesa para celebrar su fiesta», subrayaban.
Lo que parece claro es que, en pocas horas, Ros -como el Papa Francisco- está impaciente por imprimir su propia marca, su hoja de ruta con los afligidos y los que sufren en nuestra región. Así lo trasladó este sábado también en su homilía de toma de posesión. Una ceremonia en la que se le vio más libre cuando bajó del púlpito y se fundió con los feligreses. «Que nos conozcan por ser amables y generosos», incidió.
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