El nuevo radar de tramo de Saltacaballo entrará en funcionamiento en agosto

El conocido más comúnmente como nuevo radar de tramo de Saltacaballo estará operativo por tanto en las primeras semanas de agosto. Será autónomo en materia de energía, porque funcionará con paneles solares, y una vez esté todo listo, le sucederá la fase de comprobación. Expertos del Instituto Nacional de Metrología (INM) se trasladarán a Cantabria para tomar medidas y comprobar que la instalación cumple con todos los requisitos. «Es, de alguna manera, la forma en que quedará homologado y certificado. Es la revisión indispensable que hay que superar antes de que entre en funcionamiento y sirva como prueba fehaciente para denunciar», asegura Tolosa. Aunque para que se formulen las primeras sanciones habrá que esperar a otoño.

«Lo lógico, como sucede siempre en estos casos, es que se conceda un margen de tiempo en que se envíen notificaciones que serán avisos para que el conductor termine de conocer el radar. Hay que recordar que todo esto no tiene afán recaudatorio, sino, como siempre, lo que se busca es reducir la siniestralidad y mejorar la seguridad en un tramo de la A-8 que ha resultado especialmente complicado en cuanto a accidentes», remarca Tolosa sobre un control que transcurrirá a lo largo de seis kilómetros. Si se conduce desde Santander hacia Vizcaya, dos tótems se ubicarán en ambos sentidos en el kilómetro 147, unos metros antes de la salida hacia el término municipal de Castro Urdiales;y los otros dos controlarán también ambas direcciones, en el kilómetro 140,5, tras el paso del viaducto de Ontón.

Será el segundo radar de tramo puesto en marcha en la comunidad después del ya existente en la carretera N-629, entre las localidades de Limpias y Ampuero. «Una carretera que presentaba en esa zona unas cifras de siniestralidad muy elevadas, y desde la instalación y señalización del citado radar de tramo en 2018, se ha producido una reducción significativa; de hecho, no ha habido que lamentar ninguna víctima en este periodo», aclara Tolosa. Para comprobar si el resultado es el mismo en esta nueva instalación de Saltacaballo aún habrá que esperar.

Por lo pronto, la medida ha llegado rodeada de cierta sorpresa por el cambio en el límite de velocidad. A muchos usuarios les ha llamado la atención el aumento del límite permitido en la zona. Concretamente pasará de 80 kilómetros por hora (km/h)a 100;pero todo tiene su razón de ser. «Entiendo que pueda resultar chocante, pero lo que hacemos con esto es buscar una velocidad más homogénea en todo el tráfico y evitar así esos cambios bruscos, esos frenazos que todos conocemos y que pueden resultar altamente peligrosos», señala el responsable de la DGT.

Son esas situaciones las que desencadenan mayor número de siniestros, donde los daños personales no son significativos pero sin embargo terminan causando graves trastornos al tráfico con siniestros muy aparatosos que causan largas retenciones, a veces en horas punta y en fechas clave donde los desplazamientos congestionan más la autovía. Por eso el cambio de señalización es fundamental antes de encender las cámaras que fotografiarán a los vehículos que superen la velocidad permitida.

«Todo el proceso de cambio de señalización me parece que es el más importante incluso, porque ha de hacerse bien de cara a que a nadie le quepa la mínima duda de cómo va a funcionar», insiste Tolosa. Las cámaras registrarán la velocidad a la entrada del tramo y también a la salida, en ambos sentidos –Santander-Vizcaya y viceversa– y calcularán la velocidad media en que cada automóvil ha tardado en recorrer esos seis kilómetros. «Todo el que supere los 100 km/h será fotografiado», advierte Tolosa.

Las primeras notificaciones llegarán a los buzones de los infractores durante un tiempo no especificado, «pero podríamos decir que prudencial, como se hace siempre»; esas misivas tendrán carácter de apercibimiento, pero no sancionador. «Siempre se conceden estos márgenes cuando se toman medidas de este tipo. Es de justicia que todo conductor conozca bien el cambio», insisten desde la DGT. Lo más probable es que las multas lleguen formalmente el próximo otoño.

La intención es frenar los siniestros causados por exceso de velocidad, que crecieron el pasado ejercicio en Cantabria. Algo que también ha contribuido a la peor cifra que se extrae de estas estadísticas que publica Tráfico cada ejercicio, la de las 21 personas fallecidas –tres más que en 2022–, que son el principal caballo de batalla de estas campañas. «Necesitamos regular la velocidad en aquellos lugares donde estamos notando más siniestros, y por eso este nuevo segundo radar de tramo se pondrá próximamente en marcha en Cantabria», anunció Pere Navarro, director general de la DGT, cuando el pasado marzo visitó Santander. Seis meses después, ese anuncio será una realidad en Saltacaballo.

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