Los nuevos trenes de Cercanías estarán operativos en 2026, tres años después de lo previsto antes del escándalo

El escándalo de los trenes que no cabían por los túneles, encargados por la empresa pública Renfe y cuyo fallo en la toma de medidas se detectó antes de que comenzara su diseño en la factoría, ha tenido como principal consecuencia el retraso de tres años en los plazos previstos. Una circunstancia sobre la que no hizo mención durante el acto que ha tenido lugar este lunes en Beasain el secretario de Estado de Transportes, José Antonio Santano, que se ha limitado a poner en valor que este es el mayor contrato de material rodante de España y que, en su opinión, pone de manifiesto el compromiso del Gobierno de España con los ferrocarriles de los dos territorios afectados. Además, Santano tampoco ha dado explicaciones más allá de la referencia a los problemas de agenda para justificar la ausencia del ministro de Transportes.

Sin Óscar Puente, la presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, que estuvo en la cita junto a su homólogo asturiano, Adrián Barbón, se quedó sin la oportunidad de cerrar la fecha de la visita del ministro a Santander para exponerle la agenda reivindicativa en materia de inversiones del Ejecutivo regional. En principio, será en marzo, pero aún no hay fecha cerrada. Eso es lo que quiere Buruaga, precisamente, respecto al desarrollo del Plan de Cercanías de Cantabria, que asciende a 1.257 millones de euros.

Lo que ha pedido la presidenta al secretario de Estado es un cronograma cerrado con hitos fijos y conocidos para la llegada de los trenes y también para la licitación, adjudicación y ejecución de las obras comprometidas para mejorar la vía. Porque aunque la líder popular ha reconocido un cambio de tendencia tras el abandono de años de este servicio, la presidenta insiste en que los usuarios siguen sufriendo diariamente los problemas y en que el Ministerio de Transportes no está siendo tan diligente como debiera a la hora de llevar a cabo los distintos pasos administrativos de los contrato.

De hecho, esta concreción de los plazos fue uno de los acuerdos que aparecía en el Acuerdo de la Castellana, la reunión que celebraron el 20 de febrero de 2023, hace justo un año, los entonces presidentes Revilla y Barbón con la ministra Raquel Sánchez en la sede del Ministerio en Madrid. El único que sigue 'vivo' en la primera línea política de aquel encuentro, Barbón, ha recordado la dureza de aquella negociación, pero también los buenos resultados obtenidos. Además de la actualización al alza de de sendos planes de Cercanías de Asturias y Cantabria, también la gratuidad del servicio hasta que lleguen los nuevos trenes. Físicamente, las primeras unidades llegarán en el primer semestre de 2026, pero lo harán en periodo de pruebas. Hasta la segunda parte de ese año no estarán funcionando con el objetivo de mejorar un servicio que ahora se caracteriza por las continuas averías y retrasos.

Se pasará de los actuales trenes -algunos de hasta 50 años, «piezas casi de museo», como dijo el secretario de Estado- a unas máquinas modernas y con la tecnología más avanzada de la red de Cercanías del país. Tendrán capacidad para hasta 200 personas y podrán alcanzar velocidades de hasta 100 kilómetros, aunque dadas las características de las vías cántabras será difícil que alcancen ese pico. Además, tendrán Wifi, conexión USB en todos los asientos, información detallada para los pasajeros y espacios para viajar con bicicleta o carrito.

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