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Tres familias y dos especialistas explican su posición ante las nuevas medidas para los niños

Tres familias y dos especialistas explican su posición ante las nuevas medidas para los niños

Miércoles, 22 de abril 2020, 07:07

Los niños de hasta 14 años podrán salir a partir del 26 de abril a dar paseos. El Gobierno rectifica a las ocho de la tarde de ayer la medida aprobada esa misma mañana en la que solo permitía las salidas de los menores para acompañar a un adulto en actividades como ir al supermercado, a la farmacia o al banco.

La medida, aprobada este martes por el Consejo de Ministros, que afecta a un total de 6,8 millones de niños entre 0 y 14 años, causó revuelo en organizaciones sanitarias, comunidades autónomas y partidos políticos, incluido Podemos, socio del Gobierno, a favor de que los niños pudieran salir a pasear y no meterse en establecimientos cerrados.

Familia Delgado-Santiuste / Borja (16 años) Beatriz (11 años)

«Deberían dejar salir a todos los menores de 18 años sin distinciones»

Borja y su hermana Beatriz, junto a sus padres, Mario y Maite, en su domicilio de Colindres.

Se han organizado jornadas completas de tareas, con las obligaciones académicas a primera hora del día para dejar paso a la diversión por las tardes. Tal vez por eso el confinamiento está siendo más liviano para los hermanos Delgado;aunque las cinco semanas de encierro ya comienzan a hacer mella. «Te pide el cuerpo salir a la calle, que te dé el sol y el aire un poco. Notas que necesitas encontrarte con los amigos, hablar de tú a tú. Esto es un poco complicado, pero lo estamos llevando bastante bien», confiesa Borja, el hermano mayor, de 16 años.

Al contrario que su hermana Beatriz (11 años), él no podrá salir a la calle a partir del día 26. «No me parece normal. Está bien que salga la gente, los menores, pero deberían incluir a todos los de menos de 18 años sin distinciones. No sé a qué viene que fijen esa edad de 14 años como límite», razona. Y es que a fin de cuentas, sus necesidades de socialización son parecidas a las de su hermana.

Ambos realizan las labores escolares por la mañana. «En mi caso son un poco más detalladas porque ya estoy en cuarto curso de la ESO y nos tienen más controlados. Nos mandan tareas semanales y otras diarias», desvela él. Beatriz también tiene obligaciones, pero en menor grado.

Tras la hora de la comida llega el rato en familia. «Jugamos todos al parchís, a la antigua usanza, como se hizo toda la vida», cuenta la madre, Maite Santiuste. Es un buen momento para conversar y valorar el día. «Después, por la tarde, hacia las cinco, les doy libertad para que se conecten a las máquinas», explica.

Beatriz se pone en contacto con las amigas. «Enciendo la tableta y hacemos videoconferencias colectivas. También jugamos de cuando en cuando al parchís, pero en este caso de manera virtual». Ella siempre ha hecho mucho deporte, como su hermano. El atletismo es su pasión. «Por eso estoy deseando que nos dejen salir para poder echar unas carreras;aunque sé que a partir del 26 sólo voy a poder acompañar a mis padres y dar un paseo. Pero bueno, algo es algo».

Borja tendrá que esperar más. «Todos los compañeros bromeamos sobre el día en que podamos pisar de nuevo un campo de fútbol para echar un partido. Al ser todos un poco más mayores no vamos a poder salir pero es lo que hay». «Me da rabia no poder salir un poco a partir del 26 porque estar en casa un rato vale, pero no poder salir es un poco agobiante. A ver cuando volvemos a la normalidad, porque esto se lleva bien pero son ya muchos días y encima estas distinciones por edades no son justas», zanja el hermano mayor.

Familia Pelayo-Cobo / Sara (11 años) Lucía (10 años)

«Nunca llevaría a mis hijas a la compra porque es un riesgo innecesario»

De izquierda a derecha, Luis Carlos, Lucía, Sara y Pilar, en su casa de Suances. L. Palomeque

Antes de la rectificación del ministro de Sanidad, Salvador Illa, Luis Carlos Pelayo, padre de Sara (11 años) y Lucía (10 años), no entendía muy bien la nueva medida anunciada ayer para el relajo del confinamiento de los menores a partir del próximo día 26. «No creo que sea muy sensato dejar que los más pequeños acompañen a los adultos a los lugares de especial riesgo de contagio. Un supermercado o una farmacia son espacios peligrosos. Mis hijas no me van a acompañar a ninguno de esos lugares porque es un riesgo innecesario», aseguró.

Desde que el Gobierno rectificara ayer, primero al subir la edad de 12 a 14 años para permitir las salidas, y después para reinstaurar la posibilidad del paseo, muchas familias recuperaron los planes que habían hecho. «Tenía mayor sentido que pudiéramos salir a entornos naturales cercanos a casa, en horarios restringidos y a dar paseos cortos, evitando en la medida de lo posible los contactos con otras personas;porque de lo contrario lo único que se puede conseguir es empeorar las cosas», completa la madre, Pilar Cobo.

La familia vive en Suances, en un entorno natural donde ya habían hecho planes para dar paseos en medio de la naturaleza, minimizando los encuentros con otros vecinos. «Creo que lo que vamos a hacer es ir a andar cerca de casa», cuenta Lucía. Por las mañanas las pequeñas ocupan el tiempo con la tarea escolar y por las tardes pueden invertirlo en jugar y pasarlo bien. «Nos gusta hacer ejercicio y yo me estoy acostumbrando a hacerlo en casa porque en el colegio mi hermana hacía ballet y yo baile moderno», explica.

Cada una tiene un plan diferente para cuando acabe el confinamiento. «Me encantaría poder volver a salir de compras con mis amigas», señala Sara. Lucía, que rebosa energía, echa en falta hacer ejercicio al aire libre con su madre y tiene una espina clavada: el coronavirus le ha robado una fiesta de cumpleaños junto a sus amigas y un viaje a un albergue. «El próximo 11 de mayo es la fiesta de cumpleaños de una amiga y vamos a tener que celebrarlo por videollamada. Es una faena pero a ver si podemos celebrarlo bien cuando todo esto pase». «Y el 25 y 26 de este mes iba a ir a un albergue y no va a poder ser. Es una faena pero no se puede hacer nada», explica resignada.

Vivir en un chalet con jardín les ayuda a pasar mejor este encierro. Las pequeñas aprovechan para jugar, tomar el sol y hacer algo de deporte en el jardín. «Nos hemos especializado en jugar a la pelota con palas de pádel, porque yo lo practico y las estoy animando a que hagan deporte conmigo», cuenta la madre. Pero aún con todo la necesidad de recuperar lo que era la rutina normal de actividades al aire libre es un deseo que todas comparten. Por ahora, todo ello tendrá que esperar. «Lo que no podía ser es que un padre lleve a un niño pequeño, imaginemos de unos 7 años, a hacer la compra a un supermercado. Porque es imposible que ese padre esté pendiente de lo que pueda tocar ese niño, por ejemplo. Hacerlo sería un peligro para los propios pequeños y para el resto de la gente. Es mucho más seguro un paseo cerca de casa», zanja Luis Carlos.

Familia Valle-De la Riva / Carolina (14 años)

«Algo es algo. Podré airearme dando un paseo con mi padre»

Juan Valle junto a su hija, Carolina. Roberto Ruiz

Me parece injusto quedarme sin salir. Me alegro por los niños más pequeños, pero creo que deberían pensar también en los jóvenes de 12 años para arriba porque nos vendría bien salir a la calle». Así opinaba Carolina Valle ayer por la mañana, antes de que el Gobierno anunciase la salida de menores hasta 14 años –previamente se había limitado únicamente hasta los 12– acompañados de un adulto para acudir a la compra, a la farmacia, al banco y a dar pequeños paseos. Horas más tarde, Carolina estaba mucho más risueña y contenta por esta nueva medida que, ahora sí, la permite acompañar a su padre o a su madre a algún recado. «Por lo menos es algo y podré airearme un poco cuando acompañe a mi padre».

Sobre el cambio de parecer del Gobierno, ella cree que «los políticos se han dado cuenta de que una parte de los niños nos habíamos quejado porque no estaban pensando en todos nosotros».

Carolina, estudiosa y responsable en lo académico, es muy consciente de lo que provoca el coronavirus y está muy atenta a todas medidas de seguridad para las próximas salidas que hará a partir del domingo. «Tendré muchísima precaución. Tengo claro que si salgo y acompaño a mi padre o a mi madre al supermercado, llevaré mascarillas, guantes y de todo».

Su padre, Juan Valle, también reitera que respetarán todas las medidas y distancias de seguridad que marcan los expertos y agradece las rectificaciones del Gobierno. «Pienso que menos es nada y, por lo menos, va a poder darle un poco de aire a Carol». Tras matizar las normas con las que se relajará el confinamiento de los niños, Juan señaló: «Aplaudo la medida y que, al final del día, también se permitieran los pequeños paseos porque los supermercados igual no son los lugares más idóneos».

Aunque ya se está preparando para esta pequeña salida, Carolina se siente muy «afortunada» por tener un pequeño jardín al que salir a despejarse. «Tomo el sol y juego con mi perro, que es algo que mucha gente no puede hacer, pero también necesito salir a la calle y no estar rodeada todo el rato de cuatro paredes y de los mismos arbustos de siempre». Asegura también que esta problemática la ha debatido con sus amigas del colegio y que todas ellas comparten su opinión. «Todas pensábamos que, al principio, era muy injusto que nos dejaran fuera de las salidas por tan sólo dos años de diferencia, pero ahora estamos muy contentas, de verdad», indica la joven.

Su padre también cree que tienen mucha suerte por ello. «Jugamos en el jardín con el perro y nos da el aire. Además, yo también le saco a pasear a la calle», apunta Juan. Por eso, cree que este permiso para que los menores de 14 años puedan acompañar a sus padres a algunos recados puede ayudar y ser beneficioso a familias que viven en casas o pisos más pequeños. «Tiene que ser mucho más duro para ellos y me alegro de que puedan disfrutar de un poco de aire a partir de ahora».

Baltasar Rodero Psiquiatra

«Los niños no tienen necesidad real de salir y, sin embargo, los más mayores sí»

Para el psiquiatra Baltasar Rodero no existe explicación médica que justifique la necesidad de que los pequeños salgan a la calle:«Los niños no tienen esa necesidad de salir. Son muy plásticos y se adaptan a todo. Son los padres los que necesitan descansar de ellos y de la energía a raudales que derrochan en las casas», concreta el psiquiatra. Sin embargo, es una medida que sí debería contemplarse para otros rangos de edad, como el de los más mayores. «Los ancianos son los que necesitan hacer ejercicio para prevenir la osteoporosis, la atrofia muscular... precisan de los estímulos de la calle para que sus sentidos no se vayan apagando», razona el experto.

Lo primero que le llamó la atención ayer al escuchar las medidas anunciadas por el Gobierno para aliviar el confinamiento de los más pequeños fue el límite de edad. «Es algo completamente arbitrario. No obedece a ninguna razón psicológica, antropológica. Podría haber sido los ocho años o los dieciséis». De hecho, son los más pequeños los que en mayor medida están comprendiendo lo que está sucediendo en esta batalla contra el virus. «El niño, por norma general, entiende las cosas incluso mejor que los adultos», remarca el psiquiatra. «Jamás los escuchamos de igual a igual, nunca tenemos una conversación horizontal con ellos porque los tratamos como si no tuvieran conciencia de la realidad, como si no supieran deducir, ni razonar, y nada más lejos de la realidad».

Por eso precisamente resulta complicado comprender que son ellos, los más pequeños, los que mejor están llevando este encierro porque son los más adaptativos de la sociedad. «El adulto tiene su personalidad formada, su forma de pensamiento consolidado y si esto no encaja con sus esquemas, lo sufre en mayor medida. En el caso de los pequeños tienen la plasticidad de un junco. Se adaptan a todo, aceptan todo, participan en todo... No estoy en contra de que salgan, pero creo que no es una necesidad tanto de ellos como de los padres que se ven en la necesidad de descansar un poco en casa».

El exdirector del servicio de Salud Mental del Gobierno de Cantabria y ex director adjunto del Hospital Valdecilla desmiente los argumentos de quienes creen que los pequeños pagarán un peaje a nivel mental por este confinamiento. «No lo harán porque lo pasarán sin mayor problema siempre y cuando se les explique bien y comprendan lo que está pasando. Hay que hablar con ellos y detallarlos por qué no se puede salir, por qué hay que lavarse bien las manos antes de comer y por qué hay que ir al balcón a aplaudir. Siempre que sea así, no quedará secuela de ningún tipo».

Melba Maestro de la Calera Pediatra

«La medida inicial era un despropósito. Metían a los niños en la boca del lobo»

La medida era inicial era un despropósito. Estaban metiendo a los niños en la boca del lobo. Están diciendo los expertos desde el principio que la gente sea responsable, que salga sólo a lo imprescindible y que intente fusionar todos los recados en un día y pretendían favorecer el ir a la compra acompañados de un menor». Esa es la opinión de Melba Maestro de la Calera, pediatra en el centro de salud Covadonga, de Torrelavega, y miembro de la junta directiva de la Sociedad de Pediatría Extrahospitalaria de Cantabria.

Maestro destaca que ella y sus compañeros siempre han defendido la idea de una desescalada «responsable y con sentido común» de los niños a la calle, basada en paseos cortos y acompañados de un adulto cerca del domicilio familiar. «La idea de que los niños salieran a la calle era beneficiarles con un paseo, un poco de ejercicio, de sol, todo ello con seguridad, pero que sólo pudieran ir a un supermercado o a una farmacia era un sinsentido», explica la doctora.

Para Maestro, la idea de meter a un menor en un supermercado era «todo lo contrario a lo que estábamos buscando». Y es que la pediatra no cree que los padres puedan hacer la compra y, a la vez, vigilar al niño para evitar que se acerque a la gente o toque algún producto. «Además, no es una obligación que lleven mascarilla, si no una recomendación». Asegura que ella y sus compañeros de la Sociedad de Pediatría Extrahospitalaria estaban «descolocados» con este anuncio. «Llevarlos al supermercado en su primera salida después de seis semanas encerrados en casa no era recomendable. No están acostumbrados a ver a gente con mascarillas, algunos estantes vacíos... Puede descolocarles».

Como profesional sanitaria, Maestro ha continuado su trabajo en el centro de salud Covadonga, aunque muchas de las consultas han sido telefónicas. «Cuando hemos hablado con las familias, hemos notado que tienen miedo. Incluso la semana que viene que iban a dejar salir a los niños, había padres y madres que no pensaban salir». Sin embargo, también augura que «los padres van a tener mucho más sentido común que las personas que están dando las pautas y no van a sacar a los niños al supermercado». «Van a preferir dejarles en casa».

Precisamente, y durante todo el estado de alarma, Maestro cree que las familias se están comportando de una manera «responsable». «La desescalada de los menores quizá pueda darse en pequeños pueblos en los que ir con el niño a por el pan no suponga una odisea, pero en las ciudades más grandes no lo veo viable con las pautas actuales».

A pesar de estar de acuerdo con la rectificación de última hora que permite los paseos cortos, Maestro recuerda que «ya tenemos una situación muy compleja como para que desde el Gobierno se den mensajes contradictorios con horas de diferencia, creando aún más confusión entre la población».

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