El Obispado asegura que Santo Toribio «seguirá abierto» y el Lignum Crucis «no se irá a ningún sitio»

«El obispo ya tenía constancia de su intención, pero aún no se ha fijado una fecha y habrá que concretarla. No es agradable que se vaya alguien: se marcha una orden religiosa que ha estado atendiendo el santuario durante mucho tiempo y a la que la gente tiene cariño, pero Santo Toribio sigue abierto, y tiene muchas posibilidades que se están estudiando», añadieron estas mismas fuentes.

En otros casos similares, en que una orden deja de cumplir una tarea que venía desarrollando, lo habitual es que se lo comunique previamente al Obispado, casi como una cuestión de deferencia. A veces se exponen los motivos que llevan a esa decisión -una reorganización, reducción de la casa, cambios en la constitución de las provincias, etc.- y se explica cómo queda la situación. Es lo que sucedió, por ejemplo, cuando las Hijas de la Caridad anunciaron que dejaban el Colegio San José de Santander hace unos años y cedieron el testigo a la Fundación Educere para que se hiciera cargo de él. A diferencia de este caso, Santo Toribio no depende de la orden franciscana, sino de la Diócesis, por lo que corresponde a esta buscar quien les suceda.

El Obispado no esconde que el monasterio de Camaleño ocupa un lugar preferente en los sitios de culto de la Diócesis de Santander, por su especial significación y relevancia religiosa -y también histórica y turística-. Hay quien considera que este próximo y forzoso momento de cambio podría aprovecharse para darle un mayor realce, adecuando sus instalaciones para albergar más actividades y servicios. Respecto a hacer recaer en otra orden la custodia del Lignum Crucis, en realidad no se trata de una obligación: por citar otro caso, en Caravaca de la Cruz (Murcia), la gestión de santuario está en manos de un rector diocesano nombrado por el obispo, y es este sacerdote quien coordina toda la misión y a todas las personas que la atienden.

A la espera de que el Obispado de Santander tome alguna decisión respecto al futuro de Santo Toribio, la noticia de la marcha de los franciscanos ha provocado un comprensible revuelo en la comarca lebaniega, tan apegada al santuario. No obstante, todos los alcaldes de los municipios que la conforman admiten que se trataba de algo que se venía barruntando desde hacía años.

«Aunque sea una sorpresa, sí que se había hablado de ello, lo que ocurre ahora es que se ha puesto una fecha», explica Javier Gómez, alcalde de Potes. «La gente no se lo esperaba y hay cierta preocupación por cómo va a quedar el monasterio y el Lignum Crucis. Aquí estamos muy agradecidos a los franciscanos por la gran labor que han hecho, y solo esperamos que los que vengan después de ellos consigan que todo siga funcionando bien», añade.

«Aunque nos hagamos los sorprendidos, ya se veía que la gente no daba más -coincide su colega de Vega de Liébana, Gregorio Miguel Alonso-: recuerdo haber hablado del tema con el anterior obispo, Don Manuel, y él me confesó que había cierta inquietud y que estaban sopesando distintas opciones». «Entiendo que hay un problema de vocaciones, pero esto es también un problema del mundo rural: no hay curas, pero tampoco médicos, maestros... Forma parte del declive en que nos encontramos todos los municipios en riesgo de despoblación. Creo que entre todos tenemos que buscar la solución».

«Hace años que corre el runrún de que esto iba a pasar y parece que al final va a ser así», reconoce Óscar Casares, alcalde de Camaleño. «Yo soy optimista: el monasterio es muy importante y no habrá problemas para que siga bien atendido», estima.

«Es una pena que se vayan después de tantos años aquí: los conocíamos a todos y tenemos amistad con ellos, pero si no tienen gente y son tan mayores habrá que buscar a otros para que se hagan cargo», opina por su parte Jesús María Cuevas, alcalde de Cillorigo de Liébana. «Siempre pensamos que iban a aguantar un poco más, quizás hasta el próximo Año Jubilar. Pero lo que está claro es que el monasterio y la reliquia van a seguir», apunta.

«De lo que se trata es de que venga alguien y no se cierre, porque es un atractivo para toda Liébana», señala Jesús Fuente, al frente de la Corporación de Cabezón de Liébana. «Una sorpresa no ha sido porque se venía comentando de un tiempo para acá. Creo que estaban haciendo un bien trabajo, y esperamos que los que vengan sigan en la misma línea», reflexiona.

Como él, Enrique Sabarís, alcalde de Pesaguero, confirma que «se lleva diciendo ya tiempo que los franciscanos lo iban a dejar». «Entiendo que habrá una solución, así que creo que no hay por qué dramatizar. Llevamos toda la vida con los franciscanos pero, por lo que se ve, no hay forma de que cambien de opinión. Es lo que hay».

También Alan Ruiz, regidor de Tresviso, se muestra optimista: «Si vienen otros monjes, hacen la misma función y trabajan igual de bien... Santo Toribio viene muy bien al turismo de Liébana».