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En el recorrido entre su despacho y la cafetería que hay en los bajos del edificio donde se ubica la sede de la Dirección General de Turismo y Hostelería, en el Parque Científico y Tecnológico (Pctcan), Gustavo Cubero (Oviedo, 1968) no se ha dejado a ... nadie sin saludar. A las empleadas de la oficina que van de un lado para otro con papeles, a las personas que esperan en la recepción, a los operarios que desmontan una carpa en el exterior y a la camarera. El nuevo director general es un recién llegado a la política, pero sabe desenvolverse y conoce el gremio por dentro. Hasta ahora trabajaba como adjunto a la dirección de los hoteles Hoyuela y Gran Hotel Sardinero. Apenas unos meses después de su desembarco, tiene claro cuál debe ser la ruta a seguir por Cantabria en materia de turismo. Apuesta por la «calidad», la «desestacionalización» y la «descentralización». También tiene «dos grandes retos» por delante a muy corto plazo: para el verano. Elaborar un «decreto marco» que ponga orden al desbarajuste de los pisos turísticos y la regulación del turismo de autocaravana.
–Es un recién llegado a la política, pero conoce bien la hostelería, el turismo y se le nota cómodo en las distancias cortas.
–Me gusta relacionarme con todo el mundo. Me gusta la gente, en definitiva. Mi profesión era conocer y dar a conocer. Hay quien lo odia, pero yo no. La gente me aporta.
–Le vendrá bien para esta nueva faceta.
–Sí, la Dirección General de Turismo está relacionada con hacer y conocer Cantabria y a sus personas. Para eso tienes que ser cercano. No soy conflictivo. No me gustan los problemas.
–¿Qué se ha encontrado?
–Un trolebús muy grande (risas), pero con un gran equipo humano dentro. Me ha sorprendido su amplitud y sus conocimientos.
–Dentro de los presupuestos de la Consejería, el de su dirección general es el más importante. Dispone de materia prima para trabajar.
–Sí. Antes estaba acostumbrado a manejar cantidades más modestas. Lo que más me preocupa es la responsabilidad que ello conlleva. No soy de los que le da una vuelta a las cosas, le doy diez.
–El turismo es cada vez más uno de los principales motores de la región, pero hay quien no ve todavía que haya que jugárselo todo al sol y al buen tiempo.
–El PIB roza el 12%, pero lo que tenemos que hacer es que la gente venga a Cantabria y descubra un destino fiable y de calidad. En otras palabras, que se encuentre a gusto. No es sólo sol y playa, es muchísimo más. Ahora somos Consejería de Cultura, Turismo y Deporte. Nuestro trabajo debe ser descentralizar y desestacionalizar el turismo. El tiempo está ayudando, es cierto, pero la temporada va más allá del verano y cada vez empieza antes. Hay que dar más contenido a los meses valle.
–¿Cantabria se está empezando a masificar?
–No lo sé. Hemos encargado un estudio de peso para saber qué entornos tienen mayor saturación. En base a lo que nos indique, podremos dirigir nuestras acciones para desviar ese exceso hacia otras zonas.
–¿La desestacionalización es más un discurso que una realidad?
–La alianza con Cultura, al estar englobados en la misma consejería, es muy bueno. Tiene mucho tirón y eso atrae visitantes. Hay que conseguir desestacionalizar el turismo aunque suene a frase manida. Cantabria es una comunidad que va acrecer turísticamente hablando, y con calidad. Nos tienen que dejar un poco de margen para ir encauzándolo todo.
–¿Qué modelo de turismo se necesita?
–Hay que mejorar el actual. Nosotros no hemos llegado para quitar ni para destruir. Queremos mantener lo que está bien, mejorar lo que está regular y tratar de trazar otras líneas para lo que está mal.
–¿Cuáles son los retos?
–Estamos al principio de la legislatura, pero hay dos que sobresalen claramente: las viviendas de uso turístico y las autocaravanas. Son dos retos enormes. Nuestra ilusión y objetivo es intentar llegar al verano con un decreto marco en el que basar las futuras regulaciones para poner algo de orden en ambos aspectos.
–¿Cuál de los dos le preocupa más?
–La prioridad más inmediata son las viviendas de uso turístico. Acaban de salir un par de sentencias del Tribunal Supremo, una en Oviedo y otra en San Sebastián –ambas dan la razón a las comunidades de propietarios para prohibir este tipo de actividades–. Eso va a ayudar. Aunque no va a ser la panacea, sí que marcará unas pautas.
–Ahonde un poco más cuál es la filosofía de ese futuro decreto marco.
–En este asunto tanto el Gobierno como los ayuntamientos tenemos una responsabilidad compartida. Ya hemos celebrado una primera mesa de reunión para sacar ideas que nos ayuden a marcar la regulación. Queremos poner unas normas consensuadas con los ayuntamientos, pero que sean comunes para todos. Hay que evitar que nosotros digamos 'a' y luego ellos digan 'b'. Debemos ir todos por el mismo camino.
–Al margen de las comunidades de propietarios, donde hay quejas, el turismo rural afirma que los pisos turísticos son su mayor amenaza. Hasta han hecho de policías y le han inundado la dirección general de denuncias.
–Es cierto que presentaron muchas, pero no es fácil. Me explico. Muchas de estas viviendas no concretan el lugar exacto. Es la dirección donde dirigirse para actuar. Por eso es más difícil localizarlas para decir a sus propietarios que o las regulan o serán sancionados.
–¿A Cantabria tampoco le gustan las autocaravanas?
–Es diferente. Hay que ser consciente de que el que se compra una autocaravana de 90.000 euros, por ejemplo, no va a hacer un turismo de tienda de campaña y se va a quedar en cualquier sitio. Lógicamente, exige una serie de condiciones que reporten calidad. Somos nosotros los que tenemos que proporcionárselas. También estamos trabajando con los campings para hacer una primera mesa de trabajo. El objetivo es crear también una normativa.
–Ellos se sienten perseguidos, estigmatizados, como si molestasen por no quedarse a dormir en un hotel o un camping. También gastan, beben, comen, echan combustible...
–Por eso lo digo (enfatiza). Es un turismo en auge que sí hace uso de los servicios de turismo y hostelería. Tenemos que darles facilidades para que no entorpezcan el día a día y las necesidades de los pueblos y ciudades y, a la vez, puedan visitarnos.
–Cambio de tercio. Año Jubilar. En Liébana no andan muy contentos con cómo está transcurriendo. ¿Qué opina?
–Es un buen ejemplo de lo que queremos hacer para favorecer la desestacionalización del turismo. Antes de llegar yo al cargo, ya había críticas. El Año Jubilar termina a mediados del próximo mes de abril pero el Camino Lebaniego continúa. Lo que no puede ser es prepararlo justo el año antes y fiarlo a cuatro cosas, aunque sean magníficas. El camino, utilizando una metáfora, debe seguir. La Fundación Camino Lebaniego está preparando programación para todo el año.
–¿El esfuerzo en la promoción debe hacerse dentro o fuera de Cantabria?
–Particularmente, creo que hay que incidir más fuera. Dentro todos conocemos el Camino, pero fuera necesita un empujón. En Fitur seguiremos con su promoción.
–¿Qué más se puede hacer?
–El mejor espejo es el Camino de Santiago. No hay que ponerse rojos. Es el modelo a seguir. Galicia ha hecho un trabajo bestial, por eso todos los años hay gente peregrinando. Estamos aprendiendo de ellos. Queremos coger las cosas buenas e implementarlas aquí.
–¿Cómo ha ido el pasado macropuente de la Constitución y la Inmaculada?
–Sin disponer aún de cifras definitivas, los hoteles han llegado a un 80% de ocupación, a los campings les ha ido bien y al turismo rural no tanto. En nuestras instalaciones, las que gestiona Cantur, por ejemplo en el Parque de Cabárceno, se ha subido un 23,6% la afluencia respecto a la misma semana de puente del año anterior.
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