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De arriba a abajo, la tramitación del parque eólico de El Escudo, que levantará 25 aerogeneradores en el centro de Cantabria y que es el más importante por tamaño y capacidad de producción eléctrica de todos los que están proyectados en la comunidad autónoma, ... ha pasado por todos los niveles de la administración desde que la empresa promotora anunció sus intenciones allá por 2019. A modo de resumen y a grandes rasgos, el Ministerio para la Transición Ecológica se encargó de dar el visto bueno ambiental y de establecer una serie de condicionantes para aminorar su impacto, después el Gobierno de Cantabria comprobó que tenía encaje urbanístico y que se ajustaba a la política energética de la región y ahora, por último, la iniciativa ha llamado a la puerta de los cuatro ayuntamientos involucrados para lograr la licencia de obra.
Parecía que este último paso iba a ser un mero trámite -una localidad no puede denegar el permiso si se ajusta a la norma- hasta que el consistorio de San Miguel de Aguayo concretó su intención de tratar de frenar el proyecto con un cambio urgente de su Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), una modificación que se aprobó en el pleno municipal y que incluía suspender durante un año la concesión de licencias de construcción de suelo rústico, hasta que esa actualización de las normas urbanísticas estuviera finalizada. Tras el desconcierto inicial por esta jugada que el Gobierno de Cantabria considera que «roza el fraude de ley» y que el alcalde de Aguayo, Eduardo Gutiérrez (PSOE), asegura que tiene todo el respaldo de los vecinos además de garantías jurídicas suficientes, tanto el Ejecutivo de María José Sáenz de Buruaga como la promotora confirmaron que El Escudo seguiría adelante. Por el momento, hasta que se resuelva judicialmente el asunto, iniciando los trabajos en los otros consistorios que albergarán molinos.
Tras cinco años de idas y venidas, será ya. La construcción del parque eólico arrancará de inmediato después de que los ayuntamientos de Molledo, Luena y Campoo de Yuso hayan dado las licencias de obra. El último ha sido el municipio campurriano, este mismo miércoles.
La empresa Biocantaber, de la que forman parte Iberdrola y que cuenta con el apoyo de Banco Santander, confirma que los trabajos comenzarán en diez días con una inversión que ronda los 110 millones de euros. Según el cronograma que aparecía en el proyecto, la construcción se llevará a cabo a lo largo de casi un año. Concretamente, está previsto que se ejecute durante 50 semanas, aunque la instalación de los primeros molinos no llegará hasta después del verano. La incógnita sigue siendo qué pasará con el único aerogenerador que se ubicará -o no- en el término municipal de Aguayo. Lo decidirá la Justicia.
El Ayuntamiento que dirige el socialista Eduardo Gutiérrez está inmerso en cuatro procesos judiciales, tanto contra el Gobierno de Cantabria por la aprobación de El Escudo en la Comisión Regional de Ordenación del Territorio y Urbanismo (Crotu) como contra la empresa. Algunos de ellos se resolverán en Cantabria y otros dependen de Madrid. En sentido contrario, todavía está por ver qué acciones legales toma Biocantaber contra Aguayo.
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Hasta otoño, lo que harán las máquinas será preparar el terreno y dar el pistoletazo de salida a la obra civil, que empleará a 210 personas en periodos punta. Lo más inmediato será la creación de accesos y los caminos (sumarán 17 kilómetros por el interior del parque) y la explanación de las plataformas sobre las que se asentarán las torres, que tendrán hasta 150 metros de altura. Tras el montaje de los aerogeneradores, lo último será la creación de los tendidos de media tensión. El cableado irá soterrado a lo largo de 24 kilómetros hasta la subestación Hoyo de los Vallados y, posteriormente, desde ese punto habrá una línea eléctrica aérea de 3,3 kilómetros.
La instalación ha sido diseñada para abastecer a unos 49.000 hogares, al tiempo que se evita la emisión de 113.400 toneladas de dióxido de carbono al año, una cifra equivalente a la acción de la fotosíntesis de aproximadamente de 5,5 millones de árboles. Está previsto que este proyecto tenga un impacto económico de aproximadamente un millón de euros al año en concepto de medidas sociales, impuestos y cánones en los municipios donde se asienta.
Sin contar el molino experimental de Vestas en Campoo, este será el segundo parque eólico que entra en funcionamiento en Cantabria después del de Cañoneras, ubicado en Soba e inaugurado hace más de una década. Aunque la tramitación de El Escudo arrancó en 2019 y en este tiempo ha generado contestación, en realidad es fruto de la fusión de otros tres proyectos que, si se hubieran cumplido los plazos, habrían estado funcionando desde 2014. Durante el proceso de análisis ambiental, el Ministerio obligó a Biocantaber a reformular el proyecto y a eliminar 11 de los molinos proyectados al inicio.
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