«Sin toque de queda se dispara el botellón»

Las más perjudicadas, por el momento, continúan siendo las discotecas, que acumulan ya más de diez meses de cierre, y lo que es peor, no hay visos de que puedan volver al trabajo en las próximas semanas. «Nadie nos ha dicho nada. Seguimos sin saber qué va a ser de nosotros y lo que exigimos es que haya un plan de desescalada para las discotecas», exige Gregorio del Amo, propietario de la sala Sümmum, en Santander.

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Los dueños de las discotecas reclaman un plan de acción para saber a qué atenerse. Alegan que precisan organizar contrataciones, adquirir género y acondicionar los locales a las restricciones que vendrán. «Esto no es como apagar el interruptor de la luz y volverlo a encender. Todos nuestros negocios necesitan unos días para la puesta en marcha y no se puede anunciar algo de hoy para mañana. Así que rogamos al Gobierno que avise con tiempo y que nos abra ya porque estamos con el agua al cuello y así no podemos aguantar más los gastos fijos de cada mes, que nos están dejando en la ruina», apunta Del Amo.

De otro lado, los pubs, que sí están pudiendo abrir en el caso de tener terraza, están disfrutando en la capital de la manga ancha del Ayuntamiento para habilitar más mesas en calles donde no estaba previsto.

«Pero hay muchos que no pueden abrir porque no tienen dónde sacar las mesas y están cerrados porque con el cierre de interiores, que en principio parece que no cambiará con este fin del estado de alarma, las cosas siguen igual de mal», proclama Tomás Sánchez. «Necesitamos que se relajen las medidas para que el hostelero pueda trabajar. Hay que pensar que este entorno está controlado. La calle no lo estará y sin toque de queda, se dispara el botellón».