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«Las previsiones meteorológicas no han sido buenas y eso ha influido sobremanera en la afluencia de visitantes, porque la climatología tampoco ha sido muy mala. No ha habido un sol radiante y sí bastante viento fuerte en la parte alta, pero el tiempo no ... ha sido tan nefasto como habían anunciado». Esa es la justificación que dio ayer el director de Cantur, Javier Carrión, a la caída respecto a años anteriores en el número de visitantes a Cantabria durante esta Semana Santa. Desde el Ejecutivo cántabro consideran que los datos de ocupación, que se situó de media en el 80%, son «buenos» a pesar del «impacto brutal de las previsiones meteorológicas». Según el Gobierno, el Parque de la Naturaleza de Cabárceno ha vendido un 13,36% menos de entradas y en el teleférico de Fuente Dé la reducción fue del 33%.
En similares términos se expresó el sector hostelero, para el que ni siquiera los «malos datos»de ocupación durante este Semana Santa, que ha dejado vacías el 20% de las plazas hoteleras que se ofertaban, les quita el convencimiento de que el 2018 volverá a ser un año de crecimiento. Según el presidente de la Asociación de Hostelería de Cantabria, Ángel Cuevas, la estimación inicial de un 75% de ocupación de media en las distintas comarcas para los días festivos del jueves, viernes y sábado –la que hicieron en los días previos al ver que el ritmo de las reservas era inferior a la normal por el miedo de los turistas a encontrar lluvias– se ha corregido al alza levemente para alcanzar ese 80%.
En parte fue gracias a que muchos empresarios optaron, en vista de lo que se les venía encima, por bajar los precios y lanzar ofertas especiales para impulsar la reserva de última hora. Dependiendo de la zona, esto ha hecho que el margen de beneficio haya sido en las jornadas centrales entre un «20% y un 30%» inferior al del año anterior. Entonces, la Pascua cayó más adelante, en la tercera semana de abril. El análisis se puede extrapolar sin cambiar prácticamente una coma a las casas rurales de Cantabria.
En cualquier caso, lo que es evidente para ellos es que las esperanzas que habían puesto en estas primeras vacaciones del año, después de la Semana Santa de 2017, donde muchos establecimientos colgaron el cartel de ‘completo’, fueron demasiado altas. «Esta es la peor de los últimos años, pero no hay que activar ninguna alarma», apunta Cuevas, que está convencido de que la culpa no ha sido de la oferta turística o de los cambios en los gustos de los viajeros, sino de algo más simple y contra lo que no se puede luchar: el tiempo. La prueba es que desde el pasado fin de semana, la mayoría de llamadas que recibían los hoteles no era para preguntar si aún quedaban habitaciones disponibles, sino para anular las que se habían reservado previamente.
Las vacaciones de Semana Santa apenas han dejado problemas de tráfico en las carreteras cántabras, por donde según las estimaciones de la Dirección General de Tráfico (DGT) han circulado unos 220.000 coches desde el inicio de la operación salida. Durante la jornada de ayer tan solo se registraron algunas retenciones de unos tres kilómetros en la A-8 a la altura de Torrelavega, en dirección a Palencia y Vizcaya. La causa de estos atascos al mediodía, además del gran número de vehículos, fue que uno de los carriles se encontraba cerrado temporalmente. Hay que tener en cuenta que hoy aún es festivo en muchas comunidades autónomas –no en Cantabria–. Es el caso del País Vasco, por lo que la DGT considera que las mayores retenciones se pueden producir esta tarde en la A-8 en Castro Urdiales, un punto habitualmente conflictivo.
Las previsiones anunciaban para estos días tiempo inestable con entrada de distintos frentes de borrascas, pero también sol y cielos despejados gracias al viento sur. Y así ha sido, pero lo segundo ha ganado a lo primero por lo menos en las comarcas del litoral, donde se concentra el grueso de destinos turísticos. «El Viernes Santo hizo estupendo prácticamente todo el día hasta las nueve de la noche. Es cierto que se suelen equivocar cuando hay viento sur. Y mucho. Eso nos afecta una barbaridad», remarca Cuevas. Ese día fue, por ejemplo, el que más ajetreo se vio en localidades como Potes, Santillana del Mar, Comillas o Santander.
En favor de los hombres del tiempo hay que decir que el viernes a última hora, por ejemplo, hubo problemas para circular por algunas carreteras del sur de Cantabria a causa de la acumulación de nieve. También la estación de esquí tuvo que cerrarse en distintos momentos por el fuerte viento y las precipitaciones, y en puntos de Liébana se acumularon el sábado más de 20 litros de agua por metro cuadrado. Aun así, la sensación de que la Semana Santa habría dejado resultados muy distintos si los turistas hubieran sabido cómo iba a ser en realidad el tiempo está extendida entre los empresarios del sector.
Los mayores índices de ocupación estos días se han registrado en Santander y en Potes y la comarca lebaniega, que han sido las zonas estrella de esta Pascua. En Cabárceno, a pesar de que el Viernes Santo se batió el récord de visitantes de los últimos ocho años, con alrededor de 10.000 personas, no pudo evitar la caída del 13,3% en el número de visitantes en el global. Ayer fueron 6.314 y en toda la semana 25.605, frente a los 29.552 de hace un año. Por otra parte, en Fuente Dé se vendieron 5.991 (-33%) sumadas las 1.316 de este domingo.
Desde el pasado jueves y hasta ayer han sido 7.500 los esquiadores que han disfrutado de la nieve en Alto Campoo, un balance «bueno» para el director de la estación invernal, Joan Anton Font, que podía haber cerrado esta Semana Santa con mejores cifras, pero las malas condiciones meteorológicas en un par de jornadas debido a la nieve y, especialmente, viento, privaron a la instalación de una mayor afluencia, pues hubo que cerrar las pistas de la parte alta y dejar abiertas tan sólo las inferiores. No obstante, una media de mil quinientos usuarios cada día supone «una buena ocupación para los condicionantes de tiempo que hemos tenido», señala Font al tiempo que destacaba que «el valle ha estado lleno», en referencia a la ocupación de los establecimientos con familias y esquiadores con destino a Alto Campoo.
Ángel Cuevas Asoc. Hostelería de Cantabria
Joan Anton Font Director de Alto Campoo
De momento, la estación invernal ha alcanzado el objetivo que se fueron marcando sus responsables a medida que llegaban los primeros temporales: alcanzar Semana Santa con nieve suficiente en la instalación. Sobre el papel, luego sería tiempo ya de recoger velas y echar el candado. Pero esta temporada va a ser diferente. «Para nosotros ha sido una Semana Santa razonablemente buena», reitera Font para destacar la ocupación habida y el producto ofrecido, «y ahora seguimos esperanzados», dice, porque por el momento no tienen fecha para cerrar.
Cuentan nieve para dar y tomar: espesores que rondan el metro y medio en las cotas bajas y los tres metros en las más altas que da para alargar unas cuantas semanas más la temporada. «A partir de ahora estaremos pendientes de la evolución de visitantes que vayamos teniendo, más que de la nieve» antes de tomar ninguna decisión, pero reconoce estar «esperanzado» porque «hay ganas de esquiar». De momento, Alto Campoo se mantendrá abierto hasta el día 15, tras celebrarse en sus pistas unas pruebas sociales «y a partir de ahí veremos cómo siguen respondiendo los esquiadores. Mientras haya ambiente de invierno... creo que estaremos bien. Pero lo iremos viendo», concluyó el director de la estación.
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