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La oposición cree que Cabárceno no es la mejor ubicación para el proyecto del tobogán

«Cabárceno es un parque de la naturaleza, no es un parque de atracciones», resumió el regionalista Javier López Marcano, consejero de Turismo en la anterior legislatura, quien recordó que su Ejecutivo ya diseñó «un proyecto para construir un tobogán en Alto Campoo para promover el uso de la estación tanto en invierno como en verano».

Sin llegar a oponerse a este nuevo recurso turístico del parque, sí expresó su temor a que suponga un encarecimiento de los precios de acceso. «Han subido las tarifas y han eliminado la gratuidad para menores de diez años, y eso preocupa porque todos conocemos la financiación del teleférico: se han incrementado las entradas individuales en siete u ocho euros, cuando ya es bastante esfuerzo para las familias entrar a Cabárceno. El precio de las entradas tiene un límite».

Para Pablo Zuloaga, jefe de filas del Grupo Socialista, un tobogán como el que se proyecta en Cabárceno «tiene más que ver con los conocidos como deportes de aventura y podría ser un revulsivo para zonas rurales donde es más necesario. Instalarlo en Alto Campoo y poder desestacionalizar su uso sería la opción más interesante. Podría ser un incentivo importante para aportar un turismo sostenible y deportivo a Alto Campoo».

«Yo creo que Cabárceno debe seguir manteniendo ese sello de turismo sostenible y diferente a lo que se puede ofrecer en otro tipo de parques lúdicos temáticos. Entendemos que una de las líneas a preservar es su carácter de parque de la naturaleza».

La portavoz parlamentaria de Vox, Leticia Díaz, por su parte, reclamó al Gobierno de Cantabria el estudio de viabilidad, oportunidad y amortización del tobogán alpino. «Queremos saber si se trata de una ocurrencia del Gobierno, al más puro estilo revillista, o si es fruto de un análisis de prioridades para Cantabria».

«Cabárceno es ya la joya de la corona sin necesidad de tobogán. Suponemos que para anunciar una gran inversión como la proyectada en Cabárceno se habrán descartado otras ubicaciones en zonas más necesitadas de dinamización. Por otra parte, tendremos que saber, antes de instalar el tobogán, si las mejoras urgentes en las infraestructuras que necesita el parque han sido ya realizadas, no sea que compremos remos nuevos para una barca que hace aguas, antes de repararla».

«Cabárceno tiene ya suficientes elementos atractivos como para seguir funcionando y responder al deseo de miles de personas», indicó Florencio Enríquez, de Ecologistas en Acción. A su juicio, lo que atrae al público es la posibilidad de «ver animales en un espacio seminatural y con mucho atractivo». «Añadir eso otro significa masificar más y rellenar de hormigón un espacio que debería ser lo más respetuoso con sus características naturales. No vamos a transformar precisamente lo que da valor modificándolo con estructuras y obras».

Carlos García, de ARCA, confesó tener la sensación de que los políticos cántabros se han empeñado en sembrar los espacios naturales con vías ferratas, tirolinas y pasarelas, y el tobogán de Cabárceno podría ser otro elemento más de esos. «Lo que hay que pedir es que se apliquen criterios de coherencia, y si tenemos un objetivo que es el paisaje o la valorización de la fauna y la vida natural, que las instalaciones no interfieran o contradigan el ambiente general. No queremos que Cabárceno acabe convirtiéndose en un batiburrillo de usos que pueda chirriar con el enfoque general del parque».

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