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La tramitación parlamentaria de los Presupuestos tiene toda la lógica del mundo. El Gobierno presenta el borrador antes del 1 de noviembre –esa es la obligación, aunque este año fue el día 13 para no hacerlo coincidir con la campaña de las elecciones generales– ... y los grupos comienzan a analizar. Los diputados resuelven sus dudas en las comparecencias en Comisión de los consejeros y, si supera las enmiendas a la totalidad y no son devueltos al Ejecutivo, comienzan a mejorarlo con cambios puntuales. Se votan las modificaciones y si obtienen más de la mitad de los votos, se aprueban. Todo ello en casi dos meses en los que la actividad de la Cámara es casi monográfica. Un esfuerzo lógico por la importancia del tema que queda descafeinado cuando, como ocurre con el bipartito regional, el que está en el poder tiene mayoría absoluta.
Así, PRC y PSOE han sacado adelante sus primeros Presupuestos de la presente legislatura introduciendo sólo una de las 636 enmiendas de PP, Ciudadanos y Vox, la que sirvió para aumentar la partida para el Colegio de Procuradores. Las 86 restantes que se han aprobado eran todas de socialistas y regionalistas, que han hecho retoques sustanciales a su propio documento. Para la oposición, una muestra de que la consejera de Economía, María Sánchez, no hizo los deberes.
Ha sido una de las muchas críticas que hicieron azules, naranjas y verdes en una sesión plenaria en la que dejaron claro que se les ha quedado marcada una frase que oyeron en el inicio del trámite presupuestario. «Vamos a aprobar pocas enmiendas, en concreto ninguna». Se la atribuyen al portavoz del PRC, Pedro Hernando, y lamentan que regionalistas y socialistas han cumplido con sus amenazas. La palabra común que usa la oposición es «rodillo», pero en los 50 minutos que han tenido esta mañana cada una de las formaciones han tenido tiempo suficiente para usar diversos adjetivos para descalificar el borrador.
Antes de la votación de la tarde, por la mañana ha habido cinco horas de diálogo maratoniano en el que apenas, ni por una parte ni por la contraria, han salido argumentos nuevos a los ya oídos durante la tramitación y que, para completar los tiempos, se ha convertido casi más en un debate sobre el estado de la región. Referencias a las negociaciones del PSOE con los independentistas, a la corrupción del PP o revisión y examen de las anteriores legislaturas populares y bipartitas de la comunidad autónoma.
«El Gobierno roza la prepotencia y el endiosamiento. Se atreve a decirnos de qué tenemos que hablar y de qué no», ha afirmado el portavoz del PP, Íñigo Fernández, que insistió en los mismos argumentos que ha utilizado su partido desde que se conoció el borrador de Presupuestos. Si la consejera de Economía, María Sánchez, asegura que es «ajustado y realista», los populares todo lo contrario. Según su análisis, los ingresos están inflados, lo que hará que no se puedan asumir todos los gastos previstos y habrá que meter la tijera. Y adelantan que ocurrirá como este año, que se frenarán las obras e inversiones para poder hacer frente al gasto corriente. Avanzan que la otra parte del desequilibrio irá a la deuda que, ahora mismo está en 3.200 millones de euros, más de los casi 2.886 de las cuentas del próximo ejercicio.
«Yo cuando la escucho pienso que es usted la sobrina de Pinocho. ¿Cómo se pueden contar tantas mentiras?», ha recriminado Fernández a Sánchez. Minutos después salió a defenderla la portavoz socialista, Noelia Cobo: «Ustedes son los mentirosos, que no dicen la verdad ni al juez. Ustedes, los de la Gurtel». Por Ciudadanos, Félix Álvarez ha lamentado que no se han aceptado sus propuestas para meter más dinero a obras contra las inundaciones, la creación de la Oficina Fiscal y Judicial o la que registraron para poner en marcha un centro de interpretación de las Guerras Cántabras. De lo poco bueno que valoró es el dinero para apoyar el proyecto cultural de Enaire.
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Álvarez, que ha compartido sus minutos con su compañera Marta García, especialmente crítica con las medidas en apoyo al sector primario y la lucha contra la despoblación, puso el acento al desequilibrio que aprecia en el capítulo de salarios públicos. Unos 200 millones entre sueldos y los gastos de farmacia, como ha recordado dirigiéndose al consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, que reconoció que necesitará toda la legislatura para ajustar las cuentas sin que afecte al servicio.
Y para Vox, el «rodillo evidencia la supremacía regionalista y el poco respeto por el trabajo de los demás». Lo ha dicho el diputado Armando Blanco, que se ha quejado de que han tenido poco tiempo para analizar un documento «irreal en ingresos y gastos con el que pretenden tomar el pelo a los cántabros». Para él, el mejor ejemplo es la previsión de crecimiento de la economía del 1,8%, superior, según ha recordado, a la que dice cualquier indicador. Como su portavoz parlamentario, Cristóbal Palacio, ha aprovechado para hacer un debate general sobre la región. Sobre todo respecto a la situación de la industria y la cascada de expedientes de regulación de empleo que se han sucedido en los últimos días. «Cantabria está más cerca de la quiebra y ustedes son los responsables», ha sentenciado Blanco.
Tras escuchar todo ello, la regionalista Ana Obregón todavía ha pedido a la oposición un «ejercicio de responsabilidad» para que votaran a favor. Mientras, su portavoz, Pedro Hernando, ponía a Ciudadanos frente a sus contradicciones al recordarles que habían calificado las cuentas de «continuistas» respecto a las 2019, que sí aprobaron.
El Presupuesto de Cantabria de 2020, al detalle
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