«Nuestro padre es más duro que un árbol, por eso ha sobrevivido»

Cuando se enteraron de su desaparición, uno estaba en Cádiz, donde reside, y otro en Alemania por motivos de trabajo, aunque su residencia se ubica en Madrid. «No he dormido nada, cuando me enteré de que había desaparecido se me pasaban todo tipo de desgracias por la cabeza, que si en el río, en la montaña... No paraba de dar vueltas al coco. Encima estando a tantos kilómetros de distancia, me generaba mucha impotencia», señala Ezequiel.

Su hijo cuenta que Rafael sufre alzhéimer en un estado tan avanzado que, a veces, ya ni les reconoce. Esa enfermedad, con la que se pierde la razón, fue la que le llevó a «colocar una silla cerca de la valla del centro de día Colisée y saltar aprovechando un paseo en grupo por el patio». Por lo que cuenta la familia, «ya lo había intentado más veces», por eso después de esta mala experiencia «no quedará otra» que ingresarlo en una residencia, «no nos queremos arriesgar más». «Esto ha sido un sinvivir», apostilla Ezequiel.

Antes de continuar charlando con este periódico, sus hijos hacen un alto en la conversación para agradecer a todos los que han buscado sin descanso a 'El quillo', que es así como conocen a su padre en el pueblo, por el acento que trajo del sur tras años de trabajo en Cádiz: «Gracias a todo el mundo que ha ayudado a mi padre. A los miembros de los equipos de rescate que han participado durante todo el fin de semana en las labores de rescate. Guardia Civil, Protección Civil, miembros de Cruz Roja, 112, bomberos, miembros de la unidad canina UCRS y voluntarios que se personaron en la zona para colaborar. También queremos dar las gracias al Gobierno de Cantabria, por haber puesto a nuestra disposición un despliegue de medios capaz de conseguir encontrar a nuestro padre después de casi tres días». Y Ezequiel hace una mención especial: «A aquel vecino que salió una y otra vez de su casa porque intuía que mi padre estaba ahí fuera, perdido. Se lo agradezco con todo mi corazón».

Rafael estuvo desaparecido desde las dos y media de la tarde del viernes, 10 de mayo, cuando se escapó del centro de día-residencia Colisée, ubicado en el barrio La Estación, en Puente Viesgo, hasta la madrugada del domingo al lunes 13, que lo localizaron en la cantera Fernández Rosillo de Penilla de Toranzo.

Un vecino de la zona, David Ortiz, dio aviso a la Guardia Civil tras escuchar «quejidos, como de dolor» y gritos de «socorro» cerca de su vivienda e inmediatamente después el dispositivo se desplazó hasta la cantera. Allí echaron a volar al dron con cámara térmica que acabó localizando a Rafael en una zona muy compleja, con vegetación y roca, que supuso un trabajo muy costoso para el equipo de rescate formado por efectivos del Gobierno de Cantabria y de la Guardia Civil.

Aún deberá pasar unos días más en el hospital porque aunque su chequeo, en general, es bueno, tiene todo el cuerpo magullado por los golpes y por las consecuencias de haber estado casi tres días sin comer, sin beber y pasando frío. «Aunque él está acostumbrado a ir andando a todos lados y es más duro que un árbol, se cayó y tiene golpes por todas partes. Además tiene el riñón tocado y barro en la vesícula, por lo que los médicos están valorando si operar o tratar con medicación», explica Ezequiel.

Pero se recuperará. Lo importante ahora es que Rafael ya está rodeado de los suyos, de su hermana Agustina, que es quien pasa más tiempo con él, y de sus dos hijos. Vuelven a insistir: «Gracias de todo corazón».