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El primer día de bombardeos, cuando comenzó la guerra en Ucrania, los tanques rusos entraron en Melitópol, una ciudad de poco más de 150. ... 000 habitantes al sur del país, donde vive su padre. «Hoy he hablado con él por vez primera después de tres días de desconexión, porque los rusos destrozaron las antenas telefónicas. Está vivo, y eso es lo que cuenta». Las palabras cargadas de alegría no sirvieron ayer para reprimir el temor que Yuriy Liubnytskyi continúa teniendo por su padre en una ciudad que puede ser blanco de bombardeos.
«Me ha contado que comenzó a oír las bombas el pasado jueves a las cinco de la mañana, que pasó miedo pero que se ha quedado en casa esperando a que pasara». Aguardó en su hogar, un octavo piso en el centro de esa urbe, desde el que pudo divisar un contingente de tropas atravesar el camino junto a la ciudad, hacia el norte. «La suerte es que los rusos parece que no se han quedado allí, porque no tienen nada que los interese. Han destruido el aeropuerto y las principales vías de comunicación, y se han ido al norte», relata.
El padre de Yuriy se ha abastecido de todo cuanto necesita para sobrevivir: alimentos, medicinas y agua, «porque hay problemas con los camiones y no hay agua en las casas». Tras la entrada del invasor el jueves, los soldados instalaron una bandera rusa en el centro de la plaza más importante de la ciudad; pero ya no está. «Me cuenta que ya la han quitado. Esperemos que no vuelvan porque en realidad en esta ciudad ya no hay nada que pueda interesarlos». Yuriy desea que la batalla no regrese a las calles de esa ciudad porque su padre está ofuscado en quedarse. «Voy a seguir intentando que se vaya, pero por un lado él se resiste y por otro no es fácil encontrar la manera de que pueda acceder a un medio de transporte que lo traiga hacia la frontera». A sus 68 años, en principio, no tendría ningún problema para que lo dejaran abandonar el país.
A quien no podrá convencer ya será a su abuela, que vive a unos 20 kilómetros de aquella ciudad. Ella tiene previsto quedarse en su casa y también, como su padre, se ha pertrechado con los productos más indispensables porque en las calles las colas son interminables frente a las tiendas de comida, en las gasolineras... «Todo el mundo está aterrorizado pensando que este conflicto vaya a prolongarse en el tiempo y con la posibilidad de que llegue un desabastecimiento que los deje sin comida», explica.
Lo más importante, según Yuriy, es abandonar el país ahora que están a tiempo, porque ninguno de los dos están en posición de luchar.
Tampoco su hija de 14 años, que este martes guardaba las colas interminables en la estación de trenes de Kiev para abandonar la ciudad y el país. «No sé cómo voy a poder ayudarlos para organizar la logística que los ayude a abandonar Ucrania. Este martes va a ser crucial, y esta semana será fundamental para que logren salir y venirse conmigo», contaba este martes este ucraniano de 41 años que llegó a Cantabria en 2014 huyendo de la guerra de Crimea.
«Esta guerra no se ha comenzado el pasado jueves. Empezó realmente en 2014, cuando estalló el conflicto en Crimea. Yo tuve que huir y ahora lo que ha pasado es la continuación de todo aquello. Una invasión por todos los frentes que no va a cesar pese a todo lo que se está intentando desde Europa y EE UU», opina Yuriy.
Su hija tiene todo dispuesto para atravesar el país sola. «No sé cómo de difícil será que lo pueda lograr y que pueda atravesar la frontera sin la compañía de un adulto; pero estoy coordinándome con ella para que pueda hacerlo», confiesa. La joven procura estar comunicada en todo momento. «Le he dicho que tenga a mano una batería externa para el teléfono móvil y lleve lo esencial para sobrevivir unos días».
Todo depende de lo que suceda esta semana: «Si mi padre y mi hija no logran salir esta semana del país, no sé si se salvarán», advierte, consciente de lo duras que son estas palabras, pero con la convicción de que es la realidad y de que hay que afrontarla como es. «Ojalá mi hija pueda cruzar y venirse a vivir conmigo a Cantabria. Tengo la esperanza de que los rusos están entrando por el norte y hacia el sur parece que aún quedan disponibles ciertas comunicaciones. Confío en que lo logre y que podamos dejar este conflicto atrás», anhela Yuriy.
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