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No hace tanto tiempo, porque moría ya el siglo XIX, los manuales de comportamiento dejaban bien claro que lo último que una mujer debía hacer en la calle era llamar la atención. Andar deprisa estaba mal visto. Y hablar en voz alta, también. Y ya ... no digamos montar en bici, que era como esprintar de dama a persona de mala reputación. Solamente el paso del tiempo, y una enconada lucha contra la discriminación de las mujeres, hizo que verlas pedaleando dejara de ser una imagen extraña. Esto lo sabe muy bien doña Inés, una transgresora de ese tiempo que nunca hubiera podido imaginar que su hija, su propia hija, Begoña Gabiola (Laredo, 1952) sería tal día como hoy la presidenta de un colectivo ciclista. De Cantabria ConBici, más concretamente.
-La asociación tiene 230 afiliados, ¿es correcto?
-Sí, creo que son 230, sí.
-Parece un número muy bajo para una comunidad autónoma de gran arraigo al ciclismo.
-Igual es que también es una comunidad autónoma poco dada a los movimientos asociativos. Pero, en cualquier caso, aquí estamos los 230 para impulsar el uso de la bicicleta, y a disposición de todos los grupos políticos que quieran escuchar nuestras propuestas.
-Ah, pues mire, llega en el momento preciso.
-Sí, ¿verdad? Sí, sí... Lo que hace falta es que todo lo que prometan en la campaña lo cumplan, y que si lo hacen que no sea solamente por cubrir el expediente sino porque están convencidos de lo que están haciendo. Construir un carril-bici no es pintar cuatro rayas en la carretera. No, eso no es un plan de viabilidad ciclista.
-Apueste a que de aquí a mayo verá a más de un político dando pedales por ahí.
-A mí que se hagan una foto subidos a una bici me parece bien. Así, luego, si no cumplen, podremos enseñársela.
-¿Y qué propuestas son esas que quieren que escuchen?
-La mayoría se circunscriben a la adopción de medidas que inculquen el respeto a los ciclistas y que les permitan circular por cualquier carretera sin que para ello tengan que jugarse la vida, ¿comprende?
-Perfectamente.
-Le mentiría si le digo que este es un problema generalizado porque yo, que soy de Laredo y que suelo circular entre pueblos, me siento muy a gusto en la bici. Los coches nos respetan.
-¿Dónde está el problema?
-En las grandes ciudades. En Santander, para no irnos más lejos. Yo, si voy sola, no me meto en una rotonda ni loca, oiga.
-¿Se ha marcado algún objetivo para comenzar?
-¿Concreto? No. Ninguno. Si acaso incidir en aquellos problemas que vienen de atrás.
-¿Como por ejemplo?
-Pues mire, mismamente que yo pueda ir con la bici a Santander y desplazarme por allí sin miedo a que un coche me lleve por delante en una rotonda.
-Ya.
-E insistir a nuestros políticos en que queremos una sociedad menos agresiva con los ciclistas y en la que podamos participar todos, porque el mismo derecho que tienen los automovilistas a circular por las calles de Santander, Torrelavega o Laredo lo tenemos nosotros también.
-Los automovilistas pagan por circular por carreteras por las que los ciclistas, sin embargo, transitan gratis.
-Bueno, a ver...
-¿No sería justo, y solidario, que los ciclistas, que se benefician de un carril de uso exclusivo, también contribuyesen con algún tipo de tasa que compensara, de un lado, el gasto originado por la adecuación de los carriles-bici, y, de otro, la reducción de los ingresos en concepto de todas las plazas de aparcamiento de OLA que se suprimen? ¿Qué pasaría si, como quieren, la bicicleta se acaba imponiendo al automóvil? ¿Quién iba a soportar los gastos de mantenimiento de esas vías?
-Lamentablemente para nosotros, ese momento aún no ha llegado, pero le voy a decir una cosa. Si hubiera que pagar un impuesto por circular en bicicleta dentro de una ciudad y eso me garantizara que iba a ir tranquila, yo, Begoña Gabiola, lo pagaría sin ningún problema.
-¿Envidia el trato que se dispensa a los ciclistas en otros países tales como Holanda?
-¡Madre mía! Mire, yo he estado en Amsterdam y en Copenhague y me han hecho babear.
-¿Son los cántabros maleducados viales?
-Hombre. Eso es muy subjetivo. A los de mi zona, que es Laredo, yo les pondría un ocho, porque, en líneas generales, los automovilistas sí respetan al ciclista. Como le dije antes, en los pueblos, en las carreteras comarcales, nos sentimos más seguros. No así en Santander o Torrelavega, aunque debo decir que se van dando pequeños pasos.
-Pequeños pasos como...
-... Estamos percibiendo un mayor respeto tanto de los automovilistas como de los peatones por los carriles-bici. Ya están dejando de ignorarlos.
-Repita conmigo; 'para cruzar por un paso de peatones, es obligatorio bajarse de la bici y cruzarlo andando'.
-¡Pero si yo me bajo de la bici!
-No todos lo hacen, ni todos respetan los semáforos en rojo, ni todos circulan de acuerdo con las normas...
-Bueno, como en todos los órdenes de la vida, no todos funcionan según lo dictan las leyes. Claro que hay ciclistas que no respetan las normas de circulación, pero como hay automovilistas que también las pasan por alto. Y, para nosotros, para los ciclistas que sí las respetamos, ellos representan nuestra primera preocupación.
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