Lleva una gargantilla de la que cuelga la insignia de oro del Colegio de Enfermería. «No me lo quito nunca», dice Mariluz Fernández (Valderredible, 1956), y levanta la Medalla al Mérito Profesional que recibió en 2014 con los dedos; las uñas pintadas de rojo, como ... su vestido, los labios, el color que la define y que eligió para la toma de posesión de su cargo en el Colegio el pasado febrero, cuando pidió más ratios de enfermeros por paciente. Como si se moviera en la misma gama cromática de argumentos, en esta entrevista reivindica «más liderazgo» para un colectivo que en Cantabria supera los 5.000 profesionales: «Después de la pandemia están cansados, es el momento de hacer cambios», y en su pecho brilla el oro como si reconociera sus treinta años como docente en la Facultad de Enfermería de la Universidad de Cantabria, pero sobre todo las horas que la pandemia ha acumulado en el colectivo.
–Esta semana terminan las restricciones, salvo la mascarillas, ¿hay una noción de final de pandemia, cómo lo percibe?
–Ha sido muy duro para todos, sobre todo para quien ha perdido alguien, y también para los que han trabajado en primera línea. Le digo a la gente que puede disfrutar, reunirse con los suyos, pero hay que actuar con sentido común; mantener las mascarillas en interiores, que está por norma, e incluso en momentos que haya mucha aglomeración intentar evitarlos, y si se va a estar, protegerse. O si alguien siente que tiene catarro, ahora es bueno darle importancia para protegerte tú y a los demás.
–¿Qué debilidades ha puesto de manifiesto el covid en el ámbito de la enfermería?
–Ha puesto muy claramente de manifiesto algo que ya veníamos advirtiendo y es una carencia de profesionales de enfermería, algo que viene de atrás, desde los recortes en la crisis de 2008. Estamos muy por debajo del número de enfermeras necesarias para cuidar de esa población. Me gustaría que se pusiera énfasis en la salud, y para eso se requiere personal suficiente. Las enfermeras y enfermeros han tenido que asumir otras cuestiones que han venido dadas, como vacunar a una velocidad de vértigo empleando todo el esfuerzo del mundo. De esto se tiene que aprender y no hay que esperar a que surjan otras cosas para hacer cambios. Tener profesionales suficientes es una garantía, había una carencia importante, pero el covid lo ha llevado a una situación límite: como no se tomen medidas, el tema será serio.
«Había una carencia importante, pero el covid lo ha llevado al límite: el tema será serio si no se actúa»
–Esa situación ha llevado al colectivo a condiciones laborales límite, ¿se ha reconocido ese sobre esfuerzo con sueldos, descansos, refuerzos?
–En realidad, no. La población valora mucho nuestro trabajo, pero hay una tendencia a olvidar. Leemos frases como 'se han puesto millones de vacunas'. No, perdona, no 'se' han puesto, las han puesto, por encima de su trabajo, todos los enfermeros y enfermeras que tienen un acumule de horas altísimo que está afectando a su situación emocional, y estas cuestiones que no se pagan con dinero. Ahora bien, las enfermeras cobran menos de 4 euros la hora por la noche, y el sueldo, lo mismo; no es casualidad que hace mucho se esté reivindicando el nivel A1 que nos corresponde por titulación académica, y estamos donde estamos.
–¿Cree que la pandemia los ha empoderado de puertas para fuera? Habla como si se les tratara de segundo nivel en el sistema sanitario...
–Ese empoderamiento ha sido algo aparente, como cuando nos llamaban héroes o nos aplaudían. No somos héroes, somos profesionales y hacemos nuestro trabajo, tenemos que hacerlo muy bien y es nuestra responsabilidad, y ahora que ha pasado el tiempo, la gente se olvida, pero ojo, no la sociedad, sino 'arriba': en el Ministerio han hecho una comisión sobre cómo ha sido la pandemia y no han contado con nosotros.
–¿Teme un reajuste en las plantillas con la nueva normalidad?
–Seguimos en precario. Lógicamente los recursos se dedicaron a la problemática que surgía en el momento, pero había otras cuestiones a las que no se les podía dedicar la atención necesaria, como, por ejemplo, a los crónicos, y esto ha puesto de manifiesto que hay un contexto de estructura sanitaria que está agotada. El sistema que ha sido efectivo durante mucho tiempo está agotado y ahora mismo hay que girar, hay que sentarse y estructurar, y sobre todo trabajar por y para la salud y la prevención de la misma, y esto requiere un replanteamiento que pasa porque nos tengan en cuenta. Ni en la desescalada ni en la comisión que se hizo en el Ministerio para evaluar la pandemia se ha contado con las enfermeras, lo cual no deja de ser un poco llamativo. El sistema está agotado en su forma y estructura: al final sales, porque hay mucho esfuerzo de mucha gente que pone a los demás por encima de su propio tiempo, hay una solidaridad, pero no podemos dejar las cosas así.
–¿Cuál es ese sistema al que apunta, hacia dónde se debe ir?
–El nuevo sistema tiene que estructurarse sobre una pata fundamental: promoción y prevención de la salud, y que el refuerzo absoluto de la Atención Primaria esté centrado en eso, en la prevención, no en la enfermedad. Si refuerzas ahí y consigues trabajar con la gente desde abajo en hábitos de vida saludables, indudablemente habrá menos situaciones problemáticas y hospitalizaciones. Hay que hacer una apuesta total por la salud pública, absoluta en todos los sentidos, con una mirada integral: tenemos que rebajar la hospitalización y conseguir más salud.
«Hemos vacunado a una velocidad de vértigo con mucho esfuerzo y de eso se tiene que aprender»
–La figura del coordinador covid en los centros educativos ha recordado durante la pandemia una histórica reivindicación, ¿se ha avanzando algo en la figura de la 'enfermera escolar'?
–Tengo que decir que poco, siendo sincera. Se está trabajando con el Observatorio de Enfermería Escolar del Consejo General, hay que conseguir que sea no una figura que paga el AMPA de un colegio concreto sino una figura que realmente se contemple desde arriba; algo reglado, serio y que se pueda medir la efectividad con indicadores para evaluar lo que estamos haciendo; si tengo niños con los que trabajo desde pequeños, ver que llegado el momento hay menos obesos, menos hipertensos, menos suicidios, menos acoso, menos violencia... Es un trabajo que hay que hacer con los niños, profesores, con los padres. Hay que apostar por eso.
–Otra de las peticiones es la prescripción médica por parte de las enfermeras y enfermeros...
–No hay una fecha, pero sé que en breve tendremos resultados. La gente tendrá la posibilidad de tener la formación adecuada y la acreditación para hacerlo. Avanza en buena camino y me gustaría que fuera más rápido, pero es verdad que las circunstancias han parado muchas cosas que estaban avanzadas.
–¿La prescripción por parte de enfermería cree que va a aligerar los tiempos en la Atención Primaria?
–Claro. Sin duda. Siempre he defendido que las compañeras y compañeros de Primaria no han dejado de ir a los domicilios ni de atender a los pacientes, son los que van cada día a sus casas. Estamos en el terreno, somos más de cinco mil profesionales en Cantabria y es importante reivindicar el hecho de que también estamos en las mutuas, en las empresas, en el Dueso, en apoyo a la flota pesquera; las enfermeras estamos en todo el terreno, tenemos las mejores herramientas, estamos más cerca de la población, y en Atención Primaria vamos al domicilio; mucha gente vive sola, así que no solo va a tomar una tensión, sino que habla con ellos, ve cuestiones que traslada llegado el caso al trabajador social, abre la nevera y ve que está sin comer si no hay comida... Sí creo que va a aligerar, porque para ciertas cuestiones, no tiene mucho sentido que el paciente tenga que esperar, nosotras tenemos una formación.
«El refuerzo de Atención Primaria debe centrarse en la prevención, no en la enfermedad»
–¿Cuáles son sus reivindicaciones ahora que la nueva normalidad va a permitir redirigir los recursos?
–La campaña 'Nursing Now', que impulsó el Consejo Internacional de Enfermería, para reivindicar la enfermería en 2020, se abrió en España a través del Consejo General de Enfermería, con peticiones como el aumento del ratio de enfermeras por paciente, pero también un mayor liderazgo de las enfermeras, que estamos cualificadas para asumir más nivel de puestos de trabajo, ¿por qué no hay enfermeras en las consejerías?, ¿por qué solo hay una en toda España, que es la de Baleares? ¿Por qué no hay enfermeras que ocupen el cargo de directores generales de Salud Pública, que es algo que tampoco entiendo, o tampoco en el Ministerio de Sanidad? El colectivo está muy cansado, y si no empiezan a tomarnos en serio, tendremos que pasar a otras acciones, que no son las que más nos gustan o no son las que queremos, pero ha llegado el momento: hay que decir enfermería ahora. Es ahora. Y habrá que decírselo a la ministra de Sanidad.
«Es ahora o nunca, tenemos que dar un golpe de efecto al sistema»
–Este curso se ha cumplido el cupo de plazas ofertadas. La demanda en ciencias de la salud se ha disparado un 54% y en la Facultad de Enfermería, en concreto, lo ha hecho un 60%, con 1.163 preinscripciones más que el año pasado, ¿ve en las aulas una respuesta a la demanda real que hay de enfermeras? –La formación en enfermería no se trata solo de que vayas a clase, requiere mucha formación práctica y no puedes tener más alumnos que los que una enfermera puede atender adecuadamente. Si queremos tener profesionales con alta cualificación y bien formados, tenemos que darles las herramientas adecuadas. No puedes llenar tus centros porque hay unas posibilidades en función de las enfermeras que hay, pero aún así hemos aumentado. Lo que hay que hacer es una previsión de trabajo conjunto, habrá que sentarse y ver en ese sistema qué necesidades tiene esta población, si debemos formar más especialistas en geriatría, en pediatría, porque ¿para qué quieres una especialidad si luego no hay catálogo de puesto de trabajo y no está remunerada? Por otra parte, algo está pasando en las universidades españolas, es una carencia importante en cuanto a los profesores y los contratos. En Enfermería se está produciendo una jubilación de los que acabaron su formación en los años 70, ¿y qué pasa? Que no ha habido previsión respecto a eso. También se sabía que en Primaria y en el hospital se iba a jubilar mucha gente. No se trata únicamente de aumentar plazas en las aulas si luego no te contratan; para ello es necesario saber qué tenemos y qué necesitamos en el sistema sanitario. Después de lo vivido, es una oportunidad; es ahora o nunca. Tenemos que dar un golpe de efecto al sistema sanitario.
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