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Abel Verano | Álvaro Machín | Daniel Martínez
Domingo, 5 de marzo 2023, 01:00
Cuando la imagen de los agentes en la Consejería de Obras Públicas prendía la mecha para una explosión sin precedentes, el humo por las llamas se colaba por debajo de las puertas de los despachos de los políticos en el Gobierno. Sobre todo, en los ... del PRC. La cúpula del regionalismo ha dormido poco desde la mañana del 22 de febrero. No hay nada peor para un partido a las puertas de unas elecciones que un escándalo de corrupción en una de las áreas que controla. Y la oposición lo sabe. Revilla se tomó el tiempo necesario para recibir el sumario y estudiarlo. Para poder decir a los cuatro vientos que, en la documentación, no aparece el nombre de ningún «político, alto cargo, personal de confianza o de libre designación». Que la cosa se ciñe a un «presunto sinvergüenza». Pero que, «con harto dolor», aceptaba la dimisión de José Luis Gochicoa (que dejará su cargo junto al director general Manuel del Jesus) porque «el listón» del PRC está «muy alto». Un manguerazo para frenar el incendio. El sacrificio de uno de sus hombres fuertes –«el mejor», según el presidente– para tratar de apagar una semana trágica para el regionalismo.
Hay que poner el asunto en contexto. Las brasas por el episodio de los túneles aún queman. Y también quedan rescoldos en el 'caso Renedo'. Pero eso, en clave política, era una patata caliente en las manos del PSOE, del socio de Gobierno. Los regionalista saltaron por encima de las dos polémicas con la sensación de haber resuelto con solvencia la papeleta gracias a la gratuidad en las Cercanías y a las dimisiones. Porque sí, Revilla pidió dimisiones de «peces gordos» por las responsabilidades en el fiasco de los convoyes (y también fue el primero en pedir cabezas en el asunto de Alicia Renedo).
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Pero esta vez, cuando sonó el teléfono a las 07.20 horas del miércoles maldito para avisar de una operación policial por presunta corrupción, era en una de sus consejerías. Ala regionalista. Trató de reaccionar rápido. Gochicoa dio una rueda de prensa a la carrera para decir que no podía decir nada –porque nada sabía– pero garantizar «máxima transparencia». El presidente, por su parte, dijo que si un funcionario se había aprovechado de su cargo, «que lo pague». ¿Dimisiones? El consejero consideró esa posibilidad –sin descartarla en absoluto– como algo «egoísta». «Porque yo no tengo ningún interés personal en seguir», explicó en el espacio 'La Lupa', de la web de El Diario. Egoísta, hasta no dejar todo resuelto. Revilla, por su parte, aseguró que si «por alguien ponía la mano en el fuego» era precisamente por Gochicoa.
El paso del tiempo (y el aumento del incendio a medida que se conocían detalles del caso) fue tiñendo de cierta ambigüedad los mensajes. El consejero se fue esfumando de la agenda y Revilla anunció decisiones cuando les pasaran el sumario y se lo estudiara línea por línea. Para entonces, el PP decía que –parafraseando al propio Revilla– «la orina del enfermo huele mal», Cs que «todo apesta» y Vox pedía explicaciones sobre sus vínculos con una de las empresas afectadas hasta al alcalde de Torrelavega. Las escopetas de la oposición, que todavía no se habían enfriado por el tema de los trenes, han disparado a mansalva estos días.
Y llegó el viernes. Once de la mañana. Peña Herbosa. Revilla, no muy dado a las ruedas de prensa (lo dijo –y eso es verdad–, que él está disponible casi a diario para responder a los medios), compareció solo, aunque en la sala estuviera la cúpula casi al completo del PRC. A eso apeló de entrada. A la historia del partido, a la «honradez», a las dimisiones en estas décadas ante simples imputaciones que quedaron en nada, a su «lucha» personal contra la corrupción... A eso le siguió un homenaje público a su consejero. «Por Gochicoa no pongo una mano en el fuego, pongo las dos». Y, a partir de ahí, la reiteración de que en el sumario no hay nada que implique a ningún cargo suyo y una batería de medidas para reforzar los controles en la adjudicación de contratos o retirar a las empresas investigadas de los concursos.
Media hora de discurso después llegó el momento. A Revilla se le vio nervioso. Tocado. En la forma y en el fondo. «Gochicoa está limpio, pero como hemos puesto el código ético a un listón que debe servir de ejemplo para todos, la semana que viene –por esta– aceptaré su dimisión con harto dolor y consciente de que probablemente estoy cometiendo una injusticia». Será esta semana porque el consejero dará una rueda de prensa el lunes para dar las explicaciones necesarias.
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Gonzalo Sellers
Dimisión. El consejero –el primero en las filas del PRC que se va por un asunto de corrupción– y su director general. La mayor crisis en la historia reciente de la formación. Revilla adelantó que pondrá un sustituto. Una papeleta para el que llegue porque, entre otras cosas, debe poner su firma a unos cuantos contratos mientras los focos le apuntan por todas partes. Un relevo obligado compartido con los socialistas a tres meses de las elecciones.
Hablando de los socialistas, a más de uno le resultó curioso que mientras el presidente anunciaba el adiós de un consejero, el vicepresidente (Zuloaga, PSOE) estuviera inaugurando un museo (el de Prehistoria, en Puente Viesgo). La posición de los socialistas en este asunto, tras la tromba que les cayó por los trenes y el 'caso Renedo', ha sido como un suspiro. Más que de tranquilidad, de alivio. En las elecciones compiten con el PRC. No se han regodeado, pero tampoco han salido a dar la cara por nadie. ¿Pone la mano en el fuego por Gochicoa? «No suelo utilizar esos términos», dijo Zuloaga.
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ABEL VERANO
Daniel Martínez
José Carlos Rojo
Muy mal no les viene, pero bien tampoco. De hecho, fuentes del partido susurraban estos días que tampoco deseaban que la cosa fuese a mayores. Primero, porque el votante medio no siempre distingue el quién es quién de las siglas en las consejerías. Que lo malo para el Gobierno es malo, a ojos del electorado, para los dos partidos que lo forman. Y también porque, aunque la distancia entre socios irá creciendo a medida que se acerque la fecha de votar, no les interesa un PRC tan debilitado que pueda dar alas al PP –que está tirando cohetes– para esperanzarse con una mayoría con la que nadie cuenta hoy en día en la región.
Todos hacen cuentas. Eso toca tras un caso que aún arde. Balance de daños y de beneficios.
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