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ANA COBO
Santoña
Lunes, 25 de enero 2021, 07:05
El centro de salud de Santoña vacunó contra el covid a siete agentes de Policía y a tres trabajadores sociales del Ayuntamiento con las dosis que sobraron una vez se inoculó a todos los profesionales sanitarios el pasado 14 de enero. La decisión, explicó ... el médico local coordinador del covid, Pedro Bermúdez, se tomó para «no desperdiciar» los preparados sobrantes y que acabaran «tirados en la basura». La situación fue idéntica a la que vivieron los profesionales del centro de salud de Ampuero, de la que ya informó este periódico, donde optaron por vacunar a los vecinos que encontraron en la calle.
En el caso de Santoña, dos personas de la plantilla declinaron vacunarse, a lo que se sumó que también sobró la sexta dosis que es posible extraer de cada vial. Esta situación obligó a los responsables del centro de salud a decidir «con la mayor rapidez posible» a quién administrar esas inyecciones. «Pensamos en colectivos que desde el primer momento de la pandemia nos han estado ayudando y están en primera línea, en contacto con mucha gente potencialmente infectada». En principio se pensó en la Guardia Civil de Santoña, pero se descartó al ser muchos más los efectivos que las dosis disponibles. Finalmente, «se decidió llamar a la Policía Local y a trabajadores sociales del Ayuntamiento».
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Se trata de colectivos que no están incluidos en la primera fase del protocolo de vacunación, pero «darle la inyección a cualquier otra gente habría podido generar malestar».
Bermúdez, pese a reconocer que la actuación no se ajustó al protocolo fijado, dijo estar convencido de haber tomado la decisión correcta. «La otra alternativa era tirar las vacunas a la basura».
En este sentido, los profesionales echan en falta un plan protocolizado que les indique qué hacer cuando hay dosis sobrantes. «Tenemos que tomar las decisiones sobre la marcha, sin poder juntarnos todos y con la sobrecarga insoportable de trabajo que tenemos diariamente en los centros de salud». Desde el Ayuntamiento, el alcalde, Sergio Abascal, indicó que fue «una decisión tomada desde el centro de salud desde su criterio y han entendido que son personal prioritario y de riesgo por estar en primera línea».
Los casos de Santoña y Ampuero chocan con el discurso que se mantiene desde la Consejería de Sanidad, según el cual las vacunaciones están totalmente planificadas y se dispone incluso de listas de suplentes para el caso de que haya dosis sobrantes, cuando la realidad parece indicar que hay cierto margen de improvisación.
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Marta San Miguel
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