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El nuevo consejero de Sanidad tiene tantos retos por delante como asuntos abiertos dejó su predecesor en el cargo. Raúl Pesquera toma el relevo de Miguel Rodríguez con dos frentes bien diferenciados. El primero, el más urgente, está fuera de su despacho. Debe guiar el ... rumbo de Cantabria en el último trayecto de la pandemia del covid antes de llegar a la ansiada nueva normalidad. Además, tiene que hacerlo reconstruyendo heridas, puesto que el desgaste del personal durante estos dos años es más que evidente. El segundo capítulo, no por ello menos importante, es de puertas hacia dentro. Rodríguez deja tras de sí un reguero de salidas en la cúpula del Servicio Cántabro de Salud y de Salud Pública que si se suman todas, ya son más los que se han marchado que los que siguen. La última, la de su mano derecha, la gerente del SCS Celia Gómez, conocida sólo un día antes que la suya.
Pesquera aterriza en la sede de la calle Federico Vial de Santander con la misión de gestionar lo que quede de la pandemia. El camino hacia la 'gripalización' del covid debe centrar el esfuerzo de una Consejería que maneja este año el presupuesto más alto de su historia, por encima de los mil millones. Este fue, precisamente, uno de los caballos de batalla de Miguel Rodríguez. Su apuesta por las restricciones para contener el virus –siempre puso por delante la salud por encima de otras prioridades–, le hizo chocar en numerosas ocasiones no sólo con los hosteleros –que le ganaron varios pulsos en los tribunales y perdieron otros–, sino con compañeros del partido socialista y del Gobierno.
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El presidente Miguel Ángel Revilla se ha desligado en varias ocasiones de esa política tan restrictiva, de la que siempre ha responsabilizado al ala socialista de su Ejecutivo. El otro gran encontronazo de Rodríguez, como ha reconocido tras su salida, ha sido con la consejera de Economía María Sánchez, su colega en el PSOE. El retraso en el contrato de la unidad de protonterapia ha estado detrás. Sánchez llegó a decir que «la viabilidad de la protonterapia estaba comprometida», ya que existía el riesgo de que se perdieran los fondos europeos destinados a instalar la máquina de tratamiento contra el cáncer. La partida presupuestaria para Sanidad en los Presupuestos de 2022 –escasa, a juicio de Rodríguez– ha sido el segundo gran escollo.
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Para conseguir el último esfuerzo de los profesionales que llevan dos años peleando contra la pandemia, el nuevo consejero de Sanidad deber reconstruir puentes. Los seis sindicatos que representan a los trabajadores en la mesa sectorial se plantaron esta semana con un escrito que registraron de manera conjunta en la sede de Peña Herbosa. CC OO, ATI, Satse, UGT, CSIF y el Sindicato Médico denunciaron «la debacle a la que nos están llevando por su mala gestión los responsables máximos de la Consejería de Sanidad y del Servicio Cántabro de Salud». Las seis organizaciones rogaron al Gobierno soluciones ante «la falta de diálogo y de transparencia», porque «los trabajadores se sienten abandonados».
Pesquera tiene una ardua tarea por delante, ya que los sindicatos señalan dos grandes problemas en la gestión de la antigua cúpula comandada por Miguel Rodríguez. Uno es el «estrés laboral» del que dicen no se han preocupado ni el anterior consejero ni su anterior equipo. El segundo es el baile de cargos en todo este tiempo. «Demasiados ceses y dimisiones que a cualquier buen observador le haría pensar que algo falla en el sistema», concluyeron.
Los usuarios, por su parte, ansían conocer el rumbo de la Atención Primaria –la gran damnificada durante la pandemia por las restricciones en la atención presencial– y desean que las largas listas de espera acrecentadas por el covid se reduzcan.
La oposición aplaudió ayer la dimisión de Miguel Rodríguez como consejero de Sanidad. Una coincidencia de opiniones que no choca, puesto que los tres partidos con representación en el Parlamento –PP, Cs y Vox– ya habían pedido en numerosas ocasiones durante los dos años de pandemia su salida del Gobierno de Cantabria. «Ya era hora», sentenció el diputado popular César Pascual.
El PP se mostró duró en su valoración. «La dimisión llega tarde y mal, como a todo lo que nos tiene acostumbrados este Gobierno», continuó Pascual. Los populares consideran que tenía que haber dejado su cargo hace tiempo. «Esta dimisión hay que considerarla la consecuencia de una serie de actuaciones lamentables que se han venido sucediendo a lo largo de toda la legislatura», recalcó.
El diputado del PP señaló que la trayectoria de Rodríguez al frente de Sanidad se ha caracterizado por una gestión «desastrosa» y por un baile de relevos, ceses y dimisiones en el organigrama de cargos que ha conducido al Servicio Cántabro de Salud (SCS) a una situación «como nunca se había conocido, hasta el punto de ponerse en riesgo algo tan básico como garantizar el derecho a la asistencia sanitaria de la población».
Pascual también indicó que la gestión de la pandemia, «que reiteradamente se ha tratado de vender como un éxito», ha supuesto «un notable deterioro de la Atención Primaria, dejándola al borde del colapso absoluto, con unas listas de espera como nunca se habían conocido, con muchísimos pacientes que no han sido diagnosticados ni tratados adecuadamente y con los profesionales desmotivados y quemados».
Por su parte, Ciudadanos también cree que el adiós de Rodríguez llega «tarde». El portavoz parlamentario, Félix Álvarez, recordó que su partido ha pedido «cuatro o cinco veces» su dimisión por la política «tan absolutamente nefasta que ha llevado». A su juicio, «se ha agarrado demasiado tiempo a un cargo que le quedaba demasiado grande». «Le deseo, personalmente, todo lo mejor, pero profesionalmente creo que ha sido un consejero nefasto y que ha tenido el peor de los finales. Al final, como el general Custer, Rodríguez se ha quedado el último con las botas puestas», concluyó.
Por último, Vox también celebró la marcha, aunque consideró que «no es noticia porque el PSOE ya había decidido su sustitución hace meses». En este sentido, el portavoz parlamentario Cristóbal Palacio consideró que «se ha esperado simplemente el mejor momento para constatar que se trata de una Consejería con un equipo humano inexistente, en el que los profesionales han ido abandonando el barco poco a poco y no quedaba más que la inercia de una lucha contra el covid que no ha funcionado».
«Inflexible» para la hostelería
Los hosteleros cántabros, que se sienten víctimas de su política de restricciones, también celebraron la marcha de Miguel Rodríguez. «Siempre ha sido inflexible. Nosotros hemos perdido la cuenta de las veces que hemos pedido su dimisión», explicó su presidente, Ángel Cuevas. «No ha sabido conjugar salud y economía. Tantas restricciones no se han reflejado en mejores datos», añadió. De su sustituto espera que «tenga una mejor predisposición».
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