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El cambio de criterios aplicado en la sanidad pública para poder acceder a un tratamiento de reproducción asistida ha disparado las peticiones recibidas en la Unidad de Valdecilla. «En los dos primeros meses, tuvimos un aluvión brutal, más del doble de lo que veíamos de ... forma ordinaria», sostiene Yolanda Jubete, jefa de servicio de Ginecología y Obstetricia. Una demanda que era «más que previsible» y que ha llevado a la puesta en marcha de «un programa especial, con consultas mañana y tarde, para dar respuesta a todas las mujeres que han solicitado el estudio de su caso, porque no queremos que se queden en espera, sino poder darles una solución relativamente pronto».
Las nuevas instrucciones aprobadas por el Servicio Cántabro de Salud (SCS) ampliaron la edad a la que se puede optar a una fecundación in vitro: desde el 1 de julio el límite son los 43 años, aunque la previsión es que se extienda a los 44 en 2025 y a los 45 al siguiente. Una incorporación que se decidió que fuera progresiva para evitar el atasco en las listas de espera. Hasta ese momento, el tope que admitía la sanidad pública para empezar el estudio del caso y abrir la posibilidad de una técnica de reproducción asistida eran los 40 años. Si bien, si esa investigación ya estaba iniciada a esa edad, es decir, si esa mujer ya era paciente de la Unidad de Valdecilla, el último tratamiento in vitro se realizaba antes de los 42 años.
El progresivo retraso de la maternidad aumenta las probabilidades de llegar tarde para una gestación natural, porque el reloj biológico no espera, lo que incrementa también el número de candidatas a una reproducción asistida. Muchas parejas que antes solo podían recurrir a clínicas privadas –con un desembolso estimado de 12.000 euros por ciclo in vitro, funcione o no– ahora tienen al menos la opción de intentarlo por la vía pública. Y los datos muestran que quieren intentarlo. «Pasamos de unas 60 peticiones mensuales a recibir más de 150», precisa Jubete.
Pero la modificación de los criterios de acceso no solo afecta a la edad de las mujeres, que es la medida con más impacto social, sino que también abre el abanico a supuestos que hasta este verano estaban excluidos. Así, por primera vez se contempla que las madres que ya tuvieran un hijo pudieran optar a la reproducción asistida para intentar un segundo embarazo cuando se ha perdido toda esperanza de conseguirlo sin ayuda clínica.
A estos cambios se añade también que el número de ciclos de fecundación in vitro que financia la sanidad pública también se ampliaron de tres a cuatro, con lo cual, hay una oportunidad más para las mujeres que ya están en tratamiento y nuevas incorporaciones que antes quedaban excluidas. Todo ello explica que se haya multiplicado el trabajo de la Unidad de Valdecilla. «Estamos viendo unas 21 parejas a la semana más de las que teníamos antes», apunta Jubete. El tiempo es un factor clave. De ahí que el servicio se haya organizado «para agilizar las primeras consultas en un plazo de dos-tres meses para que dé tiempo a hacer el estudio e iniciar el tratamiento en los dos-tres meses siguientes a las pacientes seleccionadas, que calculamos que serán entre el 30% y el 40%», subraya la jefa de Ginecología.
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