Las piezas del puzle gubernamental

Después de casi dos legislaturas al frente de la oposición y tras tres meses largos como presidenta de la comunidad autónoma, cualquier cántabro tiene ya casi la obligación de reconocer al instante a la mujer que aparece en lo más alto de la estructura del Ejecutivo regional. La fotografía de mayor tamaño en el organigrama es la de María José Sáenz de Buruaga, la persona que se ha encargó de decidir –recibió algunas negativas en el intento y tuvo que recurrir a 'opciones b'– quién estará al frente de cada una de las nueve departamentos. Nueve consejeros que también tendrían que empezar a resultar familiares a los ciudadanos de la región. Les será útil cuando quieran buscar responsables si la subvención ganadera que han tramitado no llega, si intentan pedir una cita con el médico y no hay fechas en el calendario o si solicitan una plaza en una residencia de mayores y les dicen que hay que esperar por sobresaturación del sistema.

Transcurridos los primeros cien días de mandato, que ningún cántabro se siente culpable si no es capaz de dar los nombres de todos. Sobre todo porque no todos los elegidos por Buruaga partían con el mismo grado de conocimiento, pero también porque su protagonismo en estos primeros compases de legislatura ha sido desigual. Por su propio perfil, por la cartera que tienen asignada, porque algunos han preferido hacer primero un intenso trabajo de despacho antes de empezar a hacese notar en actos públicos...

Además de su jefa de gabinete, Gema Berián; su asesor de comunicación, Enrique Munárriz, y la jefa de planificación y proyectos estratégicos, Ana Cristina Gutiérrez, las dos 'manos derechas' de la la presidenta son los consejeros Isabel Urrutia y Roberto Media. Ambos con un dilatado historial político. La primera dirige la Consejería de Presidencia y el segundo está a los mandos del megadepartamento de Fomento. También debería ser conocido para el cántabro medio el consejero de Salud, César Pascual, que además de haberse encargado del área de Sanidad cuando el PP estaba en la oposición y de dirigir Valdecilla entre 2011 y 2015, en los últimos días también ha tenido hueco en el periódico por sus polémicas declaraciones sobre los copagos. Unas palabras que después rectificó. Otro que ha surfeado una minicrisis política es el consejero de Educación, Sergio Silva, muy conocido en su ámbito profesional pero hasta ahora un rostro nuevo para la población general. El titular de Industria, Eduardo Arasti, les sonará a los que siguieran la actualidad de la década anterior porque ya fue consejero de esta misma área. De los nuevos, el máximo responsable de Ganadería fue uno de los primeros protagonistas del Gobierno porque nada más tomar posesión se conocieron algunos problemas laborales del pasado y también por la gestión –criticada por la oposición– del brote de fiebre hemorrágica. Luis Ángel Agüeros ha sido de los que ha tenido mucho trabajo de despacho y poca exposición hasta que dio a conocer junto a la presidenta la propuesta de reforma fiscal. Al contrario que Eva Guillermina Fernández, que casi nada más empezar tuvo que salir a explicar la situación de expedientes heredados como la situación contable del Año Jubilar o los sobrecostes del Mupac. Posiblemente la consejera de Inclusión, Begoña Gómez del Río, sea la que menos titulares ha protagonizado hasta ahora.

De hecho, posiblemente sea menos conocida que alguna de las personas que están en el segundo nivel del Gobierno, el de directores generales y responsables de empresas públicas. Ahí aparecen el exdelegado del Gobierno Samuel Ruiz (al frente del 112), el exsenador Javier Puente (director general de Innovación) o la exdiputada nacional Ana Madrazo (presidenta de la Agencia Cántabra Tributaria). A falta de que se resuelvan algunos concursos públicos –la oposición echa en cara que el PP ha hecho lo que criticó en el pasado y no ha tenido en cuenta los méritos reales de los candidatos– como el de la Ciudad del Transporte(Citrasa) y de que se proceda a la sustitución de algunos cargos heredados del PRC-PSOE como Gloria Gómez Santamaría en la Fundación Cántabra de Salud y Bienestar y Juan Carlos Ruiz en El Soplao, las piezas del puzle gubernamental ya están colocadas.

Si a estas alturas aún se están cerrando nombramientos –los últimos en Sodercan y Sican– también es porque al PP no le está resultando fácil encontrar los perfiles. En la Consejería de Presidencia, incluso, algunos altos cargos son los mismos que estaban en el PRC. Uno de los caladeros donde ha pescado Buruaga ha sido el Ayuntamiento de Santander y el entorno del exalcalde Gonzalo Piñeiro. Están los exconcejales Pedro Nalda (ahora en el Pctcan), Ana González Pescador (Icasst) y María Tejerina (en la Dirección General de Aguas y Puertos). Existe cierto malestar entre los populares de Torrelavega por el escaso peso que tiene la ciudad en la lista de altos cargos.

Lo siguiente es ver si el organigrama final cumple la Ley de Igualdad de Cantabria, que establece que tiene que existir paridad en todas las consejerías. La diputada regionalista Paula Fernández ya denuncia que los números no dan. En Ganadería, por ejemplo, hay vacantes en la Oficina de Calidad Alimentaria y en el Centro de Formación Agraria. Aquí no llegarán cargos de libre designación, sino que se eligen entre la actual plantilla.

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