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Poca gente en las tiendas y menos aún con bolsas de compra en las manos. El buen tiempo con que se inauguró ayer la temporada de rebajas estivales en Santander deslució el brío con el que el comprador saca la cartera para aprovechar los descuentos. « ... Es cosa de mirar bien y algo encuentras, pero la verdad es que no había muchos descuentos y además lo que merece la pena ya está vendido», lamentó Laura Sáez, que acompañó a su madre en un periplo por los comercios del centro de la capital cántabra.
En los escaparates colgaron grandes cartelones coloridos anunciando las cifras a descontar de los precios. En unas marcaba el 30%; en otras, hasta el 50%. «Yo vengo de Zara y he visto muchas cosas a muy buen precio. Es saber buscar. Estoy muy contenta», celebró Beatriz Fernández. Pero no todo el mundo tuvo una experiencia tan positiva.
«Hace un día espléndido y eso nos perjudica», confesó Soraya, en la tienda de moda de Benetton de la calle Emilio Pino. «Estas rebajas nunca han sido como las de enero y de todos modos desde que se liberalizó la posibilidad de bajar precios ya no hay las colas que había», prosigue.
Se refiere a julio de 2012, cuando se estableció la libertad de ofrecer descuentos en todo momento del año. «Es algo que nos ha perjudicado siempre porque las grandes superficies tienen más posibilidad de hacer grandes compras a lo largo del año para ofrecer descuentos», protesta Paula Gómez, propietaria de la zapatería familiar Gaspar, también en la calle Emilio Pino.
Algunas tiendas de grandes marcas permanecieron ayer vacías a media mañana, pero ese detalle no inquietó a nadie. «Es normal. La gente va a la playa. Tal vez este sábado la cosa se anime, porque también es que comenzando un viernes hay gente que no se ha enterado. Y no olvidemos que es un día laborable», matiza Susana, dependienta en Pepe Jeans.
Los jóvenes son los más avezados. Los hay que se han adelantado incluso al propio tiempo de rebajas. «Yo estuve mirando ayer mucho por internet y me gasté hasta 100 euros en prendas», explica Adriana Martino, que carga con dos bolsas repletas de 'chollos'. «Aquí no estoy ni a probármelo. Lo llevo a casa, lo miro y lo que no me siente bien lo devuelvo. Si no, es imposible», se justifica. Es el perfil mayoritario de cuantos se echaron ayer a la calle a la caza de la oportunidad. Joven y en busca de moda y complementos.
En los grandes centros comerciales, ese público objetivo cambia. «En nuestro caso no sólo vivimos de la moda, sino de la tecnología, de los complementos del hogar, de los viajes... Eso hace que nuestro público objetivo sea mucho más variado», aclaró Elena Botín, responsable de comunicación y relaciones institucionales del centro comercial Bahía de Santander. Pero la imagen parecía una fotografía idéntica a la que ofrecía el centro de la ciudad. Poca gente y menos compras.
Coincidieron todos los comerciantes en que el arranque real se producirá este sábado, no laborable. «Nosotros esperamos una afluencia muy grande también a lo largo de esta próxima semana», aseguró Botín, que confirmó el esfuerzo que como cada campaña ha realizado El Corte Inglés en la contratación de personal para atender al incremento de la demanda por las oportunidades.
La tendencia del consumo en Cantabria no es la mejor. La región fue la segunda comunidad con un menor aumento de las ventas del comercio minorista en mayo respecto al mismo mes del año anterior, un 0,5% frente al incremento medio nacional del 3,1 %. Respecto al resto del año, el crecimiento fue muy tímido. De media hasta mayo el comercio cántabro vendió un 0,5% más que en el mismo periodo del año anterior y respecto a abril la subida fue del 0,2%.
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