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Los que se ocupan de la seguridad en las playas coinciden en que, hasta ahora, el verano ha tenido menos días de sol que el anterior –y, por tanto, de toalla– y que la mar, en general, ha estado muy tranquila. Eso tiene consecuencias. El ... número de rescates o de banderas amarillas ha bajado. También, aunque aquí hay que estudiar cada caso con detenimiento, la cifra de ahogados en los arenales cántabros. Sería, con estos balances en la mano, un verano aparentemente tranquilo. Pero no. Según el último dato de Cruz Roja (que incluye sus actuaciones hasta el domingo y que se ocupa de la mayor parte de los arenales), sus socorristas han realizado 4.306 asistencias. Son casi novecientas más que el año pasado. Con menos días de playa y, por tanto,menos gente, ¿cómo se explica? Pues porque sólo en picaduras de medusas y peces escorpión van más de 2.000 actuaciones. Eso está cerca de multiplicar por tres las de 2022. «Es un dato muy relevante», confirman desde la entidad. Y lo confirman en la DYA, que se ocupa de las playas de Castro. Allí llevan 521 asistencias. En total, 215 son por medusas. «Una barbaridad», resumen.
4.306 asistencias
en lo que va de 2023 (hasta el domingo) en las playas de Cruz Roja.
3.438 asistencias
es el dato que ofrecían a estas alturas el año pasado desde Cruz Roja
Santander, Ribamontán al Mar, Santoña, San Vicente, Comillas, Noja, Alfoz de Lloredo, Suances Piélagos, Bezana, Marina de Cudeyo, Laredo, Bareyo y este año, también, Camargo. Son los municipios en los que Cruz Roja se encarga de las playas. Así que su balance es el más completo. «La mar ha estado mejor y el tiempo ha sido peor que el año pasado, lo que supone menos días de afluencia a la playa. De hecho, si quitáramos las picaduras del balance, las asistencias serían menos que otros años. Pero su incidencia es determinante en los datos. Desde julio andamos con la carabela portuguesa, pero, sobre todo en esta última semana, con dos tipos de medusa (tras la irrupción también de la aurelia, la común), han aumentado mucho las asistencias», explica David Peinado, coordinador de Cruz Roja en Noja, Santoña y Bareyo.
2.138 del total de asistencias
son por picaduras (797 de medusa y 1.341 de pez escorpión).
821 por picaduras
el año pasado (sólo tres por medusas y 818 por pez escorpión).
Lo dice tras repasar los números. El porcentaje de banderas amarillas ha pasado de un 24% a un 19%. Ligado a eso, los rescates bajaron de 184 a 126. Un descenso considerable. Los ahogados también son menos, según los datos de la Federación Española de Salvamento y Socorrismo. De nueve a estas alturas en 2022 –cuatro en playas– a seis –dos en playas– (aunque Peinado advierte sobre este dato tomado en frío: «tiene la misma consideración en la estadística la persona a la que dejas de ver a lo lejos, que bracea, que se está ahogando –el ahogamiento clásico– que alguien que con el agua a la altura de la rodilla sufre un desvanecimiento, se lastima la cadera y se ahoga en ese lugar»).
Frente a eso, las picaduras. El verano pasado llevaban tres de medusa y 818 de pez escorpión. Ojo. Ahora van por 797 de las primeras y 1.341 de las segundas. «Sólo en picaduras, 2.138. Es muy relevante». De hecho, con esa constantada menor afluencia, la cifra de evacuaciones a centros samitarios es casi idéntica: 124 hace un año y 126 ahora.
En la DYA van en la misma línea. «El mal tiempo, unido al buen estado de la mar hace que la temporada en cuanto a rescates sea tranquila», apunta su coordinador, José Miguel Merayo. Ninguno en las playas de Castro que vigilan y dos en Sonabia (Liendo), donde acuden por tratarse del servicio más cercano. Dos remolques de embarcaciones, un accidente de moto, 29 movilizaciones de ambulancia (seis con necesidad de evacuar a un centro médico)... Los datos del balance, en el que destacan esas 521 asistencias de las que, por medusas, tuvieron quince en junio, 86 en julio y 114 en lo que va de agosto. Merayo cuenta el caso de atención a un nadador ya fuera del horario de socorristas en la playa. «Estaba nadando en la zona de mar abierto y se le enrolló una medusa por todo el tórax. Necesitó traslado al hospital», explica.
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