«Hay que poner en marcha medidas para prevenir conflictos»

Sea como fuere, dado que el oso comparte cada vez más hábitat y se mueve más cerca de las poblaciones, crece entre los vecinos el «miedo a salir», sobre todo ahora con el buen tiempo, y cunde la preocupación ante posibles ataques a personas, como advierten algunos alcaldes. Ante esto, Palomero aboga por «ser estrictos en la prevención de conflictos», lo que se traduciría en «poner en marcha medidas e ir por delante en la prevención». O lo que es lo mismo, dice, «trabajar para deshabituar al oso a esos acercamientos» a base de una metodología apropiada, y eso le corresponde a la Administración, a la Consejería, mediante un protocolo de intervención que está por aprobar. Esa labor de intervención y disuasión correría a cargo de equipos preparados.

En cuanto a la posibilidad de intervenir para controlar la población, el presidente de la Fundación estima que «el oso tiene mucho terreno por ocupar», en referencia a que el territorio tiene capacidad para mantener a más ejemplares. «Lo importante es estar preparados para evitar conflictos. Ésa es la clave y no es difícil de hacer», afirma.