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El gran Valdecilla absorbe el mayor volumen de ingreso por covid en Cantabria, incluidos todos los pacientes críticos derivados desde Torrelavega y Laredo (del centro pejino ha tenido que asumir prácticamente la totalidad de los casos, graves y menos graves, desde principios de diciembre). Como ... un acordeón, adapta sus plantas de hospitalización a la demanda pandémica del momento. En la actualidad, un 30% de sus 652 camas están dedicadas a enfermos de coronavirus. Un despliegue repetido en cada ola, pero que en esta sexta ha desbordado las previsiones, alcanzando «una presión asistencial tremenda», la mayor desde el estallido de la pandemia en marzo de 2020, que ha obligado a suspender ya más de 200 intervenciones quirúrgicas y que mantiene en jaque a todos los servicios desplazados.
Sólo en el último mes han sido más de 500 los enfermos covid hospitalizados en planta en Valdecilla, más otros 75 en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). «Si en la segunda y la tercera ola alcanzamos el pico en 95 pacientes, en esta ocasión hemos llegado a tener 168, y 28 en la UCI», señala el gerente de Valdecilla, Rafael Tejido. Esto implica que, en cada movimiento para ganar espacio para la pandemia -a día de hoy ya ocupa ocho plantas de Valdecilla (media aún de colchón)-, lo pierden las especialidades reubicadas.
Hasta la fecha esa reorganización ha afectado a Cirugía Torácica y Neumología (incluido trasplante de pulmón), que han sido reinstaladas en el Hospital de Semana; a Urología, que ahora comparte planta con Ginecología; a Cirugía General y Neurología, que han trasladado a sus pacientes a la Unidad de Alta Resolución Hospitalaria (UARH), y a Ortopedia, que ha visto reducida su capacidad de hospitalización a la mitad.
Rafael Tejido | Gerente de Valdecilla
Y como una carambola, si no hay camas para poder ingresar, inevitablemente se deja de operar «lo que sea demorable. Nunca lo urgente», sostiene Tejido. De sus treinta quirófanos, ya hay diez fuera de servicio, con una repercusión repartida «de forma proporcional entre todas las especialidades quirúrgicas», que han tenido que reorganizar su programación para dar prioridad a aquellos pacientes que no pueden esperar. Sólo en las tres últimas semanas, cuando la presión de la sexta ola ha apretado con mayor intensidad, se han suspendido más de 200 intervenciones. En concreto, entre la última semana de diciembre y la primera de enero unas cien personas recibieron la llamada de aviso de que su cirugía iba a ser aplazada, a los que se han sumado otro centenar de cancelaciones sólo en la última semana, en la que los ingresos por covid se triplicaron (hubo 185) respecto a la primera semana de Navidades (66).
Para compensar esa actividad anulada, el hospital potencia la cirugía mayor ambulatoria (CMA), que no precisa ingreso, aunque el gerente ya avanza la negativa repercusión en el próximo balance de las listas de espera. «Serán datos malos seguro. Habrá que volver a poner el barco a cien motores a partir de febrero», que es cuando espera que la oleada de Ómicron haya dado respiro.
No obstante, aún está por ver cómo evoluciona la hospitalización en los próximos días, que augura que aún serán «complicados», pues «estamos viendo que está cambiando el perfil de los ingresados, con más personas mayores». Por eso, todas las gerencias de los hospitales miran atentos la evolución de la entrada del bicho en las residencias, donde se extiende de forma rápida. Aunque en la mayoría de los casos lo hace con síntomas leves, mérito atribuible al refuerzo de las terceras dosis de la vacuna, lo cierto es que se trata de la población más vulnerable frente al virus y, sólo por mera cuestión estadística, la elevada propagación puede acabar engrosando la lista de ingresos derivados desde los centros de atención a la dependencia.
La variante Ómicron ya es responsable de la mayor parte de los pacientes hospitalizados por covid en Valdecilla, salvo en la UCI, donde se reparte a partes iguales con las infecciones ocasionadas por Delta, que no ha desaparecido del todo. Desde Microbiología calculan que Ómicron ya está presente en el 96% de los contagios que se registran en Cantabria. De los 236 pacientes ingresados por las complicaciones ocasionadas por el coronavirus, según los datos correspondientes al domingo, 192 se encuentran en Valdecilla, incluidos ahí los 25 atendidos en la Unidad de Cuidados Intensivos (ayer por la tarde había dos más). Y aunque antes del desembarco de Ómicron se contaba incluso con aguantar la embestida prenavideña con un par de plantas (48 camas), la realidad no tardó en echar por tierra esas previsiones.
El primer repunte de ingresos, el registrado tras el puente festivo de la Constitución, cuando se confirmó que la mutación de Sudáfrica estaba recién llegada a la región (el virus dominante era Delta), no fue más que el anticipo de lo que ha venido después. «El cambio de pendiente más abrupto entró claramente con la ola de Ómicron, que se acabó solapando con Delta», explica, introduciendo elementos nuevos en la lucha contra la pandemia, como es la localización de positivos 'sorpresa' (asintomáticos) en los controles PCR de rutina realizados a los pacientes antes de ingresar o de acudir a hacerse alguna prueba al hospital por causas ajenas al virus. Casos descubiertos, por ejemplo, de rebote en una fractura de cadera, tras un infarto o antes de una colonoscopia.
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«Son los pacientes con covid incidental, que nos estamos encontrando prácticamente en todas las especialidades, con una media de seis diarios», señala el gerente, con predominio, sobre todo, en los servicios de Traumatología y de Obstetricia, donde asisten a un aumento destacado de partos de mujeres positivas. «Identificar estos casos es la manera de evitar que se desencadenen brotes dentro del hospital, pero nos supone un gran esfuerzo, ya que implica hacer pruebas PCR cada tres días a todos los pacientes ingresados (a veces llegan negativos y en la segunda prueba salen positivos) y, después, cribado a todos los profesionales que han estado en contacto con alguno de estos positivos», explica Tejido. Un rastreo que se replica también en el área de consultas: «Se comprueba si entre los pacientes citados hay alguno que ha tenido un positivo reciente y se le llama para retrasar la consulta o la prueba».
De otro lado, cuando en la hospitalización se estrecha el margen de maniobra (ya no en covid, sino en el resto de patologías), el efecto siguiente es el tapón en el servicio de Urgencias, como ocurrió ayer, lunes, y se repite cada vez con más frecuencia en esta sexta ola cuando se concentra una gran afluencia de pacientes y las camas disponibles son insuficientes para acoger a los que aguardan su subida a planta.
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