![Reencuentro histórico. El urólogo Juan María Abaitua (derecha), histórico del Hospital Valdecilla que inició la actividad trasplantadora en 1975 de la mano de Carlos Gómez-Durán y César Llamazares, saluda a la antigua supervisora de Enfermería de Nefrología, Rosa Alonso, y a Luis Díez, el primer trasplantado renal de donante fallecido.](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/201811/28/media/cortadas/valdecilla%20(1)-kOfG--624x385@Diario%20Montanes.jpg)
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«El primer trasplante fue un sinvivir y una satisfacción increíble»
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Valdecilla celebra la cifra redonda de los 2.000 trasplantes renales en un acto con protagonistas de esta «historia de éxito»La historia de los trasplantes en Valdecilla se empezó a escribir el 26 de febrero de 1975 de la mano de un equipo de profesionales «valientes» y «convencidos de que podían liberar de la esclavitud de una máquina» a los enfermos en diálisis. Aquel ... día, Tomás, un joven zamorano de 21 años con una insuficiencia renal incurable que «estaba condenado a morir», se reenganchó a la vida gracias a la donación (en vivo) de su hermana Angelita. Cuentan que la misma ambulancia que le llevaba a casa desahuciado tras recibir el alta en Valladolid cambió su destino y puso rumbo al norte hacia el hospital que estaba preparándose para el milagro.
«Nos producía cierta conmoción tener que quitar un riñón sano para ponérselo a otra persona, porque estábamos acostumbrados a quitar riñones enfermos. Me tocó hacerlo a mí y gracias a aquella intervención esa persona aún vive felizmente. Para dar ese primer paso se buscó el trasplante más fácil, el de dos hermanos con histocompatibilidad perfecta», rememora a sus 92 años el urólogo Juan María Abaitua, único superviviente del trío médico que abrió la puerta al trasplante de órganos en Cantabria.
2012 trasplantes renales se han realizado en Valdecilla desde aquel 26 de febrero de 1975 hasta hoy. El primer paciente, que fue trasplantado con 21 años, aún vive.
500 pacientes han sobrevivido más de diez años al trasplante renal; otros 200 han vivido más de 20; y 51, más de 30, entre los que figuran los dos primeros.
Compartiendo aquel «sinvivir, que después nos dio la mayor de las satisfacciones que se puede tener (no se puede comparar con nada)», se encontraban entonces el cirujano cardiovascular Carlos Gómez-Durán, «ejemplo de profesionalidad brillante», y César Llamazares, «persona con empatía y capacidad organizativa que creó el primer servicio de Nefrología de Cantabria», recuerda. Nombres que este martes no podían faltar en el acto de celebración de la cifra redonda de los 2.000 trasplantes renales de Valdecilla (en las últimas semanas se han alcanzado los 2.012), la mitad a pacientes de fuera de la región. Una cita que contó con la participación de la consejera de Sanidad, María Luisa Real, y de la directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Beatriz Gil-Domínguez.
Para repasar esta «historia de éxito» se reunieron en el hospital buena parte de sus protagonistas. Del equipo de los pioneros, de los que tomaron el testigo y han consolidado como un referente el programa de trasplante renal, y de muchas de esas historias personales que se esconden tras las estadísticas. Como la de Luis Díez, el paciente que recibió el primer riñón de donante fallecido, solo ocho días después del trasplante de vivo. Aquel 4 de marzo de 1975 volvió a nacer. «Yo era maestro entonces, tenía 33 años y vivía en Pámanes. Cuando me empezó el mal no había nefrólogos, yo iba al médico y no daban con ello, unos me decían que reposo absoluto en cama, y yo estaba desesperado porque veía que no me curaba nada», cuenta. «Yo lo veía negro, creí que iba a estirar la pata».
Juan María Abaitua | Urólogo histórico de Valdecilla
A través de un contacto médico del pueblo, supo de «un profesional de Barcelona que era un fenómeno (Puigvert)». Y hasta allí viajó varias veces en su Seat 600 con la esperanza como pasajera. «Él me mantuvo vivo hasta que me remitió a Llamazares para el trasplante. No se me olvidará nunca que me dijo: 'A ti no te voy a curar de cualquier manera, te voy a dejar nuevo'». Ni pensó en la falta de experiencias previas, entró a quirófano «encantado, porque decían que estaba hecho polvo, y las sesiones de diálisis eran de 8 horas».
En una mañana de recuerdos y reencuentros, el saludo entre Luis y Abaitua, 43 años después de aquel hito, fue la imagen del día, que sirvió para escenificar el motivo de la celebración. Junto a ellos, otra histórica, Rosa Alonso, la «primera enfermera que oyó hablar del trasplante en Valdecilla», como se presentó antes de abordar en su intervención el papel que jugó la enfermería. Ya jubilada, fue supervisora de Nefrología y mano derecha de Llamazares, «un hombre distinto, inteligente y tremendamente humano», describió. «Él decía: 'Si sólo piensas en solucionar el hoy, nunca conseguirás llegar al mañana'». Y esa fue la filosofía que impulsó a Valdecilla a adentrarse en la aventura del trasplante, «ejemplo paradigmático de un proceso transversal del hospital. Este logro no sería posible sin la coordinación de todos los servicios del hospital», como apuntó el gerente, Julio Pascual, en su discurso.
Rosa Alonso | Enfermera de Nefrología jubilada
«Se convirtió así en el primer centro, fuera de Madrid y Barcelona, en dar el paso del trasplante renal», subrayó Juan Carlos Ruiz San Millán, actual jefe de servicio de Nefrología, y fue «referencia durante 25 años de las comunidades limítrofes». Entre las fortalezas de Valdecilla que han hecho posible llegar al récord de los 2.000 trasplantes renales, enumeró su experiencia, un equipo motivado, la apuesta por la innovación y el liderazgo en donación. Pero no olvidó su debilidad, «ser una comunidad pequeña», que necesita seguir apostando por la calidad para atraer pacientes de fuera. Del recorrido histórico habló su antecesor en el cargo, el veterano Manuel Arias: «Cada paciente es una historia diferente, con sus preocupaciones, buenos resultados en general y también fracasos que nos han hecho sufrir a todos». Según expuso, de los 2.000 trasplantados, 500 han sobrevivido más de diez años; 200 más de 20; y 51 más de 30. Un reto por delante será el trasplante robótico, avanzó José Luis Gutiérrez Baños, jefe de servicio de Urología.
Eduardo Miñambres | Coordinador de trasplantes
Entre los pacientes asistentes, una frase que se repetía: «Aquel riñón me regaló otra vida». Begoña Lázaro ya suma 18 años trasplantada, «¡y que dure mucho más!» Víctima de una insuficiencia renal diagnosticada a los 16 años, sabía que «estaba abocada a la diálisis. Cuando llegó el momento fue tremendamente duro, porque tienes que renunciar a tu vida laboral (maestra de profesión) y repercute también en tu vida familiar y afectiva». Ella fue la encargada de ofrecer la visión del paciente, en nombre de Alcer. «Para mí, el trasplante supuso un cambio trascendental en mi vida. Implicó aliviar el dolor de brazos, liberarte de las restricciones alimentarias cuando estás en diálisis, beber cuando tienes sed y recuperar el ritmo de sueño», explica.
Pero significó, además, «una liberación en el ámbito emocional, laboral (estuve tres años de baja) y familiar. Sentí que me rescataba de una sensación de dependencia brutal, tanto física como psicológica. También fue una liberación del sentimiento de culpabilidad, porque no era sólo yo la rescatada de la tristeza y la pena, sino también los que sufrían por mí (la familia). El trasplante me devolvió la autoestima y la libertad para viajar, hacer planes, salir a cenar... En definitiva, me hizo reencontrarme con la vida».
Tener a un paciente en diálisis cuesta al Sistema Nacional de Salud 45.000 euros anuales, lo mismo que un trasplante renal, lo que implica que además de la «tremenda mejora en la calidad de vida», ese recambio «conlleva un ahorro de más de 35.000 euros en los años siguientes, puesto que el coste del seguimiento de ese paciente está entre 8.000 y 9.000 euros», reflexionó el coordinador de trasplantes de Valdecilla, Eduardo Miñambres. Tras destacar que Valdecilla es «hospital de referencia para los procesos complejos, tanto de nuestros pacientes como de otras comunidades» y «mantiene activos todos los programas de trasplantes científicamente validados (incompatibilidad de grupo sanguíneo, cruzados, combinados, a Testigos de Jehová...)», Miñambres subrayó que «el futuro del programa será brillante si se apuesta por la innovación» para atraer a pacientes de fuera. Un extremo en el que coincidió la consejera: «Mantener este éxito de actividad trasplantadora tanto en calidad como en cantidad sólo es posible en un hospital excelente, que apuesta por la investigación, incorpora la innovación y se adapta a ella e intenta liderarla».
La directora de la ONT, Beatriz Gil-Domínguez, alabó la trayectoria de Cantabria, donde «el 70% de sus enfermos renales están trasplantados (por encima de la media nacional)», recordó que «la carga de la enfermedad renal seguirá aumentando» y que, pese a la elevada actividad trasplantadora en España, «sigue habiendo desproporción entre la oferta y la demanda».
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