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Plazas, pequeñas tiendas de alimentación y supermercados cántabros han mostrado este lunes estanterías vacías en la primera jornada de huelga del transporte. Faltaron los aceites, las harinas, la pasta, los cereales y los productos frescos, como la carne, el pescado o la fruta. Por no ... hablar de los precios, desbocados en algunos casos. Una consecuencia lógica del paro iniciado, con carácter indefinido, por más de medio millar de camioneros cántabros al frente de una flota de más de 1.000 vehículos. Los transportistas exigen una solución a la escalada de precios del combustible –de un 45% desde inicios de año–. Algo que ha desembocado también en una inquietud generalizada del consumidor, que ha hecho acopio compulsivo de lo poco que quedaba, por si las moscas.
«Hemos parado porque cada vez que ponemos un pie en el asfalto, estamos perdiendo dinero. Así no se puede trabajar, estamos exhaustos», protesta José Andrés Cianca, presidente de la Asociación de Empresarios de Transportes Discrecionales de Mercancías por Carretera de Santander y Cantabria (Asemtrasán). Uno de los colectivos que este pasado sábado votó en asamblea a favor de realizar este paro indefinido. La otra gran asociación del sector en la región, la Agrupación Empresarial de Transporte de Cantabria (Aetrac), con una flota de 2.500 camiones, ha decidido continuar su actividad laboral. Es una muestra más de la división que existe entre los profesionales en torno a una problemática, la del incremento del precio de los carburantes, que viene de largo.
La explicación a estas dos formas de ver el conflicto se encuentra en la aplicación de Real Decreto que el Gobierno central publicó el pasado 1 de marzo. Un documento por el que se permitía repercutir el precio del gasóleo en la factura final del cliente:«En la práctica no siempre se cumple. Es fácil que lo vean cumplido los asalariados con contratos continuados, pero en nuestra asociación, que somos en la inmensa mayoría autónomos, son muchos los que reciben coacciones por parte de los clientes para no subir los precios, y así estamos», explica Cianca.
Como consecuencia de todo ello, los lineales de algunos supermercados se encontraban semivacíos ;pero las firmas lanzan un mensaje de calma a la población y aseguran que «no hay desabastecimiento». «Más bien, se trata de una superior demanda de algunos productos básicos muy concretos», explica Rubén Santiago, director institucional de Carrefour en Cantabria. El miedo a la escasez derivado de esta huelga y del conflicto bélico en Ucrania, que amenaza la llegada de cereales y del aceite de girasol, lleva al acopio compulsivo. «La compra media ha sido superior, desde luego, y como se acaba el aceite de girasol, la gente también compra más de oliva», reconoce Santiago, quien explica que también se ha incrementado la compra de otros productos básicos como las legumbres, conservas, harinas y pasta.
En la cadena de supermercados Lupa se dejó sentir esa escasez de productos frescos. En este caso concreto pudo ser consecuencia de los piquetes que se apostaron a las puertas del centro logístico que la firma cántabra tiene en Orejo.
El Puerto de Santander también sintió el trastorno de este paro. Se vieron afectados los tráficos cuyas mercancías no están almacenadas o no se almacenan en aquel espacio. Si la huelga se prolonga, «los efectos podrían empezar a notarse en los barcos no descargados», indican fuentes de la Autoridad Portuaria. Y en la industria existe una «calma tensa» por los problemas que podría traer ahora un parón en la logística. «Bastante tenemos con la subida de los precios de la energía y la crisis que estamos viviendo... Un parón ahora en el transporte causaría un daño incalculable», aseguran fuentes de Solvay, donde varios camiones estaban aparcados sin actividad.
El miedo, como en otros muchos casos, tiene que ver con los incidentes que pueden desencadenarse si la protesta se dilata en el tiempo. No se registró en Cantabria ningún acto violento;pero es algo que sí se ha visto en otros puntos de España, donde miles de transportistas secundan esta movilización nacional y donde, también, crece la desesperación del colectivo.
«Hemos parado porque esto es insostenible», resume José Luis Allende, responsable de Bodegotrans, la empresa logística con sede en el polígono de Tanos-Viérnoles. En la mañana estaban aparcados allí 118 camiones, la flota de la empresa al completo. «La situación no puede continuar así. Estamos trabajando a pérdidas. El sábado ya se acordó en Cantabria parar la actividad y hoy han venido muchos camioneros a informarse. Al final hemos decidido darles vacaciones porque así no se puede trabajar», señala Allende. La firma logística no pertenece a ninguna de las dos asociaciones del sector en la región, pero hoy comunicó que detendrá también la actividad de manera indefinida.
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Detrás de cada camionero hay una historia personal. Ildefonso Saiz del Río tiene dos hijos, uno de 9 años y otro de 2. Tal y como está la situación, dice que no puede mantenerlos: «Ha llegado un momento en que he dicho basta. Así no se puede más. Preferimos parar hasta que alguien tome una decisión y nos de una salida. Así no se puede porque no voy a poder mantener a mis hijos», confirma este autónomo que se ha visto obligado a aparcar su camión para trabajar por cuenta ajena debido al incremento del precio del diésel.
A la huelga del transporte se sumó el parón de la flota pesquera de Cantabria, que, inmersos en las costeras del bocarte y del verdel, decidieron amarrar sus barcos y, por tanto, no subastar pescado. Una decisión que se prolongará este martes hasta las 18.00 horas, momento en el que, inicialmente, tienen previsto volver a faenar. Aunque no es algo fijo. «En un año el precio de gasoil se ha multiplicado por tres y la situación es insostenible. No podemos estar más pendientes del precio del litro del carburante que de lo que nos pagan por el kilo de bocartes», apunta el presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Cantabria y patrón mayor del Cabildo de Laredo, César Nates.
El representante de los pescadores cántabros recuerda que el incremento del gasoil no pueden repercutirlo en la pesca, «porque no fijamos el precio final, se subasta. El precio de venta es similar a 2019 y los gastos que asumimos no han parado de crecer».
Hoy, para sorpresa de Nates, el precio del gasoil estaba a 90 céntimos, cuando el pasado viernes se situó a 1,25 euros. «No entendemos nada. ¿Están especulando con nosotros?». En cualquier caso, la idea que tenía la flota cántabra era prolongar su parón hasta las 18.00 horas, momento en el que saldrían a faenar. Pero a media tarde decidieron prolongar la huelga «porque no tenemos garantizado que vengan los compradores por la huelga del transporte». «Días atrás hemos vendido verdel a Galicia, bocartes a Marruecos y otros pescados a Barcelona, con lo que no podemos contar con que vengan compradores mañana (por hoy)», explicó, sin descartar que este parón pueda prolongarse durante toda la semana.
La excepción
La asamblea de Asemtrasán, reunida este lunes en su sede de la Ciudad del Transportista, decidió que los profesionales del sector lácteo puedan continuar su actividad. «Es una salvedad que debemos incluir», remarcó Cianca, presidente de la agrupación. «Tenemos que dejar que trabajen porque bastante daño han sufrido ya los ganaderos con todo lo que está pasando como para que encima les añadamos nosotros más problemas con un paro que puede traerlos muy penosas consecuencias», defendió. También podrán circular los transportistas con carga de piensos para la ganadería y los dirigidos a los productos sanitarios y farmacéuticos. «Son servicios mínimos de los que no se puede prescindir».
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